Sacrificio.

966 67 1
                                    

"La mejor puerta que se te puede abrir, son dos Brazos que están dispuestos a soportar contigo cualquier guerra."


— Déjame — Dastan me dió una bofetada.

— Si no te calmas tendré que hacerte daño y no quiero destrozar tu belleza. Dime ¿Cuál es el nombre que portas con tanta belleza?

— Penny... Penny Bianco. — dije y Dastan abrió los ojos como plato pero luego río.

— Así que, ¿Eres la hija de Carlo Bianco? — asentí y el se cruzó de brazos pensativo.

— Creo que he traído a mi casa el premio mayor.

— Yo no soy ni un premio, ni un objeto y mucho menos te pertenezco.

Trate de zafarme de las ataduras en mis manos. Dastan me había traído a su casa e inmediatamente me había atado a una silla de metal con las manos en el respaldo. La cuerda cortaba parte de mi piel cada que intentaba zafarme y mis intentos resultaban inútiles. Lo único que deseaba era que John y Helen estuvieran bien así no los volviera a ver.

— ¿Te han dicho que tienes unos labios apetecibles?— Dastan se acercó a mí acortando la distancia entre nuestros rostros.

Ahueco mis rostro entre sus manos, y trate de liberarme de sus manos pero mis movimientos estaban muy limitado. Dastan pego sus labios a los míos e introdujo su lengua, luego recorrió mis labios con ella. Sentí mi estómago encogerse y Dastan culminó aquel beso Forzado mordiendo mi labio inferior tan fuerte que lo hizo sangrar. Mi boca se llenó del sabor a metal y Dastan relamio sus labios.

— Asqueroso.

— Dulces, tal como me los imaginaba.

—¿Qué quieres de mí?— le pregunté.

— tu padre Solía ser mi maestro ¿Sabías?, No...no sabías el te abandonó.

— ¿Cómo sabes eso?

— Ya te dije el solía ser mi maestro, su mano derecha, pero el solo me veía como uno más porqué el lo único que quería era a su hermosa hija. Así que un día te ví, te busque.

— ¿Cuándo?— le exigí una respuesta.

— Tenías unos 16 años, acababas de salir de casa de tus tíos y estabas furiosa. Tú también me viste ¿No te acuerdas?, En ese entonces me hacía llamar Damián.

—¿Eras tú?— contesté con los ojos como platos al recordar.

~Flash Back~

— Tu nunca vas a ser nada en la vida — gritó mi tío, luego de haberme dado una bofetada que me tiró al suelo.

— TÚ NO SABES NADA — Le grité.

— Si, tu madre te hubiera querido no te hubiera dejado y tú padre tampoco.

Aiden me miraba con una rabia en los ojos que parecía que un fuego interior le estuviera consumiendo. Lo miré sería y contuve mis ganas de llorar aunque sus palabras me habían destrozado.

— Tienes razón, por eso cuando cumpla la mayoría de edad, me largaré de esta horrible casa.

— Eso es lo qué más deseo.

Agarré mi móvil y con lágrimas en los ojos salí corriendo de la casa, azotando la puerta al salir. Aiden gritaba cosas mías incluso después de que yo saliera. Corrí y corrí hasta donde las piernas me aguantarán.

Cuando no pude más me deje caer en la banqueta fría, una tormenta blanca se avecinaba y a mí no me importaba. Sólo deseaba que cuando llegara me congelará y congelará mis sentimientos.

Mr. Wick  [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora