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Madison.

Me despierto con el sonido de la puerta principal abriéndose.

Miro la hora, 7:29 AM, y maldigo, queriendo volver a esconder mi cabeza bajo las tibias sábanas. Aunque deba levantarme sólo media hora antes, me cuesta, pues son bastantes minutos más que podría pasar durmiendo.

Me levanto rápidamente, encontrándome el otro lado de la cama vacía y a los pocos segundos, veo la figura de Jona aparecer por la puerta de la habitación. Por lo que puedo notar, pasó toda la noche fuera del departamento.

Tiene unas ojeras horribles, la barba está comenzando a crecerle y... tiene unas marcas moradas en su cuello.

Parecen chupones.

"Buen día." Pronuncio y mi voz sale teñida de sarcasmo, sin querer.

"¿Qué quiere decir Buen día?" Me mira, serio.

Yo intento contener todo lo que quiero decirle. En este punto de nuestra relación, ya no vale la pena hablar las cosas. Estamos tan mal que creo que a ninguno le importa.

Más aún a mí. No es un secreto que ha estado con más chicas a mis espaldas, y yo lo sé muy bien.

"Nada, sólo buenos días." Suspiro. Me
dirijo a la ducha pasando por su lado, pero él me detiene, afirmando mi muñeca.

Me mira sin emitir ninguna emoción. Soy yo la que comienza a suplicar con la mirada.

"Lo prometo, no quise decir nada. Ahora ve a la cama." Le digo.

"¿Por qué estás saliendo antes?"

"Me han cambiado el horario." Pronuncio. "Sólo media hora"

Él me mira y comienza a bajar sus ojos por mi cuerpo. Yo trago saliva, no queriendo continuar más con la conversación. Su respiración desprende un olor a alcohol y desde aquí puedo ver perfectamente las marcas en su cuello.

Incluso hay labial tras su oreja. ¿Es en serio?

"Déjame ir, Jona." Le digo tranquila. Sé que las cosas se pueden poner feas si algo le molesta, lo cual me molesta mucho más a mí, pero sé que puedo aguantar.

Sólo un par de semanas más.

"Como sea." Pronuncia. Por fin me suelta, entonces lo veo caminar hacía la cama y tirarse boca abajo. Yo voy rápido a la ducha e intento salir lo antes posible.

Cuando llego a la cafetería todo está funcionando igual que ayer, sólo que media hora más temprano.

Intento hacer todas las tareas que estén pendientes, lo cual me sirve para despejar mi cabeza.

Cuando Bruce llega, todo indica que la hora de llegada de los clientes ya ha comenzado, así que voy por mi libreta y de paso, voy a la salita en donde tenemos un pequeño espejo.

Esta vez recojo mi cabello en un moño
bajo, y pongo alrededor de mi cabeza el cintillo que incluye el uniforme. Tiro unos mechones de cabello sobre mi frente para despeinarlo un poco y cuando estoy lista, salgo.

Señorita | Grayson Dolan | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora