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Madison,
Lunes.

"Jona, debo irme." Susurro, intentando que el pesado brazo del chico deje mi cuerpo.

Son cerca de las 8 de la mañana y en media hora debería estar en el café.

"Mmhm." Él apenas musita. Suspiro, sabiendo que no despertará. Anoche bebió mucho, y estoy segura de que dormirá todo el día.

Como siempre.

Con cuidado, quito su brazo de mi cintura y me levanto hacía el baño. Me doy una ducha rápida y luego hago todo lo necesario para estar lista y tomar el autobús hacía la cafetería.

Cuando dejo el antiguo edificio de su departamento, camino hacía el paradero aferrando mi pequeña mochila a mi hombro y tomo el autobús de siempre.

Tras casi diez minutos, llego a mi destino exitosamente. El café en donde trabajo está casi a la salida de la ciudad, por lo que el trabajo nunca es recargado. Jamás.

Y eso tal vez se nota en la paga.

Suspiro, impulsando la pesada puerta de vidrio para entrar, haciendo sonar la campana una vez que la puerta se abre.

Bella, mi amiga, está limpiando las mesas y cuando me ve sonríe de inmediato, saludándome. Yo le devuelvo la sonrisa y camino a la pequeña sala en donde nuestros casilleros se encuentran, además de los artículos de limpieza.

Dejo la pequeña chaqueta de jeans que me cubre dentro del cubículo, quedando sólo con mi uniforme puesto. Recojo mi cabello en un desordenado moño y luego dejo mi libreta para tomar pedidos en mi bolsillo, y salgo nuevamente.

Ahora veo a Mía en la caja. Ella me mira y me indica con su dedo índice que vaya. Yo me acerco.

"Debías estar a las ocho acá." Arquea una ceja.

"¿Qué? No, que yo sepa, mi horario de entrada es a las 8:30." Digo, confundida.

"Hay cambios ahora." Sonríe, como si lamentara decirlo.

"Ni siquiera hay clientes tan temprano, es estúpido." Bella llega a mis espaldas, parándose a mi lado.

"Bueno, ¿Acaso ustedes son las que ponen las reglas?" La pelirroja pregunta incrédula, entonces ambas nos quedamos calladas. "Sí, eso pensé."

"¿Y a qué se debe el cambio?" Pregunto.

"Han afiliado la cafetería con una empresa. Ahora vendrán los trabajadores de la construcción que está al lado..." Sonríe, pícara.

"Genial." Balbuceo, sarcásticamente. Más sujetos depravados que te miren el trasero cuando les des la espalda.

"¿Cuándo llegan?" Bella pregunta.

"Hoy. Así que prepárense." Apoya ambas de sus manos en el mesón frente a nosotras. "Habrá movimiento, y uno que otro hombre guapo..."

Yo ruedo los ojos, como si eso fuera lo más importante en el mundo. Claramente no lo es, al menos para mí.

Como siempre, la primera hora la pasamos limpiando las mesas, rellenando los servilleteros y los pocillos con aderezo. Yo me encargo de limpiar los vidrios.

Señorita | Grayson Dolan | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora