Este concurso es organizado a la par con la página en facebook "Kuroshitsuji no Sekai"
En la primera parte de este apartado se darán las respectivas aclaraciones... ¡Sean bienvenidos a leer!
Resumen: "El mayordomo de la casa Phantomhive se pierde en sus pensamientos mientras sostiene al shinigami pelirrojo en sus brazos una mañana, tratando de entender que siente en verdad"
Ni siquiera sé cómo llegamos a esto de nuevo, durante el día todo marcha como siempre, Grell se me insinúa, peleamos, lo rechazo y para ojos de mi joven amo todo es como debería ser, pero por las noches, todo cambia... eso es lo que pienso mientras me encuentro en mi cama, con él, otra vez metidos en la situación habitual. Grell duerme a mi lado, su piel desnuda contra la mía mientras veo cómo su pecho sube y baja despacio en suaves respiraciones, en tanto que yo lo miro fijamente, como esperando a que sea él, en su sueño, quien me de las respuestas que tanto busco. No sé qué es esto que me ocurre siempre que se da uno de nuestros ya habituales encuentros nocturnos, los demonios no sentimos, y aún así, en la oscuridad casi total de mi habitación, me encuentro observando a quien es ahora el objeto de mis más bajos instintos y de deseos tan ocultos que ni yo mismo sabía que existían.
Mientras me encuentro distraído, Grell, sin despertar, murmura mi nombre en sueños, mientras acomoda su cabeza contra mi pecho, para seguir durmiendo pacíficamente, como si nada pudiera perturbar su tranquilidad. Suspiro y lo rodeo suavemente con mis brazos, en un intento por no despertarlo y por cerrar la poca distancia que aún quedaba entre nosotros, desesperado por encontrar una respuesta a mis preguntas, que desde hace meses no me dejan en paz. Grell entonces abre los ojos y me saluda con su típico "Buenos días, Sebas-chan", dicho con voz somnolienta y el cabello cubriendo parte de su cara, dándole un aspecto tan inocente a su rostro que de algún modo hace que mi corazón de demonio se llene con una ternura y una calma que jamás en toda mi larga existencia había sentido.
Sin embargo me mantengo impasible, no mostrando lo que pasa en mi mente y en mi corazón, limitándome a responder con un simple "Buenos días", mientras los brazos de aquel shinigami correspondían a mi abrazo, acercándonos más, casi como esperando hacernos uno otra vez, como ya tantas noches había pasado. Trato de contenerme, y como puedo me libero del abrazo, mientras le digo a Grell que es tarde, que debo atender a mi amo, misma razón que cada día suena más a una excusa, la cual al shinigami cada día le cuesta más creerse, mientras hace lo posible por convencerme que me quede una hora más, un minuto más, o el tiempo que haga falta para que ambos nos convenzamos de que esto no es un sueño.
Ante mi negativa, él hace algo atrevido, me tumba boca arriba en la cama, mientras se sienta encima de mí, nuestra desnudez haciendo que todo se sienta con más intensidad, y que algo comience a despertar en mi entrepierna, lo que él nota y no tarda en hacerlo reír, como sabiendo que con poco logra tenerme donde quiere. Los besos no se hacen esperar, primero en mi cuello y luego en mis labios y mis mejillas, los cuales respondo, sujetando su cintura con mis manos y profundizando el último beso que llega a mis labios, no soltando su boca y escuchando los gemidos que brotan desde su garganta, mientras me mira con aquellos exóticos ojos verdes de un modo que guardaba solo para cuando éramos más íntimos. Nuevamente caigo con facilidad ante sus juegos, y sé que así será por siempre, porque sabíamos que una vez que caímos en la tentación, no había vuelta atrás.
Entonces lo hicimos, tal como esa noche, y la anterior, y la anterior a esa, y como todas las que venían desde ahora. Nada existía para nosotros más que el otro, y para cuando me di cuenta de lo que acababa de pasar, Grell descansaba en mi pecho de nuevo, buscando mi calor como un niño, recuperando ese aire inocente que perdía y volvía a recuperar cada vez que esas ocasiones se repetían. Suspiré mientras lo acunaba en mis brazos, dándome cuenta que era tarde, que mi amo seguramente se preguntaba dónde estaba y porqué no había comenzado ya mis labores, así que con mucho pesar me levanté, dejando a Grell para que descansara luego de nuestro encuentro, pero él no tardó en protestar, tomando mi mano cuando ya me encontraba de pie junto a la cama, mirándome suplicante para que no me fuera, aunque yo sabía bien que debía hacerlo. A medio vestir, me arrodillé frente a él y lo besé de nuevo, intentando alargar esa despedida temporal lo más posible, asegurándole que volveríamos a vernos de nuevo en la noche, lo que llevó una sonrisa a sus labios, de esas que están reservadas solo para mí.
Cerré la puerta de mi habitación, entrando de nuevo en el papel del mayordomo elegante, pero sabiendo que una vez que volviera a cruzar esa puerta, me entregaría de nuevo a los deseos ocultos de mi corazón, con aquel amante prohibido con quien pasaría hasta el final de los tiempos. Eso me hacía sonreír, pues no sonaba a algo tan malo si lo pensaba bien.
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