My Family

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Las reuniones familiares eran divertidas.
La familia siempre es bien recibida y viceversa. Uno se siente cómodo alrededor de su familia, al menos la mayoría de las veces, o también puede llegar a sentirse presionado, asustado, enojado e incluso incómodo. Pero a fin de cuentas se supone que tu familia es tu lugar seguro, donde puedes acudir en caso de una emergencia y sabes que contarás con su apoyo.

Tae creía no tener familia.

Gran parte de su vida se basaba en sus tías presionándolo a escoger una carrera adecuada; en sus abuelos hablándoles de lo horrible que era el mundo actual y de como él no debía formar parte de eso; en su propio padre golpeándolo hasta que cayó inconsciente, por revelar su amor por su actual pareja, Jimin.

Ese día lo recuerda muy bien. Había ido a felicitar a Jimin por su audición; aquella que determinaba si quedaba como principal o no. Al final del evento, esperó a Jimin en la salida de los vestidores, le llevó un ramo de brezos morados* y lo felicitó por haber quedado, por muy encima de los demás y por primera vez, como principal.

Lo acompañó a casa mientras platicaban de cualquier cosa que pasara por su mente. Escuchar a Jimin hablar era maravilloso para Tae, podría quedarse horas escuchándolo, platicando, viéndolo sonreír. Estaba enamorado, lo sabía muy bien.

Con ese pensamiento en mente llegó a casa, listo para decirle a su familia que quería a Jimin, que lo amaba. Vaya decepción que se llevó.

Toda la familia estaba en medio de una cena familiar cuando la noticia cayó como un rayo, y el silencio fue el terrible trueno que lo siguió. Gritos, dudas, caras de asco, decepción, gente saliendo de la casa, llanto y mucha, mucha desilusión.

Recuerda nítidamente ver a su madre llorar. Nunca se había sentido tan culpable ¿Por qué su mamá lloraba? ¿Qué había hecho mal? Murmuraba débiles disculpas sin saber para quienes eran. Lo único que quería era que acabara ese momento, quería retroceder en el tiempo y evitar toda su declaración. Quería volver el tiempo atrás, sentarse con su familia y platicar de lo deliciosa que estaba la comida.

Su padre lo golpeó. No sabía si era por la emoción del momento o por algo más, pero su padre nunca había hecho algo así. No se movió,  todavía procesando lo que acababa de pasar... aún así dejó que lo golpeara una vez más, y otra, y otra y otra más.

Lo único que escuchaba eran los sollozos de su madre y el puño de su padre cayendo en su cara. No quería empeorar las cosas, por lo que se mantuvo inmóvil. Quería que todo se detuviese. Quería regresar unas horas antes, donde abrazaba a Jimin, y no dejarlo ir.

Despertó al día siguiente, aún tirado en el suelo; inmóvil por el dolor que recorría su cuerpo. ¿Qué hora era? ¿Dónde estaban sus padres? Se levantó lentamente, viendo todo a su alrededor; la casa seguía igual que ayer, pero ahora se encontraba él... solo. Los recuerdos de lo sucedido volvieron a su cabeza, el cómo pasó de ser un enamorado en las nubes a un golpeado en el piso de su propia casa.

Pasó el resto del día en su cama, esperando ver a sus padres. ¿No podían abandonarlo, cierto? No se irían sin sus cosas; no se irían sin él... ¿verdad?

Ya en la noche los escuchó llegar, oía el sonido de las llaves siendo arrojadas a la mesa, a su madre quitándose los zapatos y a su padre dejando su sombrero en el perchero.

Había ansiado todo el día verlos, hablarles y disculparse por lo que había pasado (aún cuando no sabía por qué lo que hizo estaba "mal"). Pero ahora, que por fin estaban ahí, no quería salir de cama; el miedo recorría su cuerpo y hacía que sus moretones dolieran más que en la mañana. Tenía miedo.

Bajó a cenar, esperando lo peor. Pero cuando llegó al comedor, los encontró cenando tranquilamente mientras platicaban del trabajo. Se sirvió su cena y se sentó, pero sus padres no reaccionaron a esto. Intentó sacar conversación, pero los dos siguieron hablando como si él no estuviera allí... como si no existiera.

Adolorido, se levantó de la mesa, queriendo volver a su cama y no levantarse más. En el fondo quería que lo detuvieran, que sus padres lo voltearan a ver y se disculparan, que dijeran que se arrepentían por lo de ayer, o que simplemente le dieran alguna señal que indicara algún signo de afecto. No pasó nada, absolutamente nada. Nadie se levantó ni le dirigió una mirada, solo se fue, dejando a sus dos seres más queridos en la mesa, hablando de negocios.

No fue a la escuela el resto de la semana. Sabía que le faltarían apuntes, pero era un alumno aplicado, no le bajaría calificación faltar unos días... días los cuáles se descuidó a si mismo casi tanto como sus padres lo hacían.

No podía levantarse de la cama, no podría ver la indiferencia en el rostro de su madre y sin duda alguna no podría, no, no aguantaría ver a Jimin sin romperse a llorar.

No quería que él lo viera así, tan débil. Si lo viera así seguramente se pondría incómodo y se alejaría. No podría lidiar con un ser querido más alejándose de él, viéndolo con decepción o asco, viendo sus heridas aún abiertas surcar su rostro y estómago, dejado feas marcas violetas por su piel. Jimin no debería ver eso, él debía ver al Taehyung sonriente y relajado, aquel que demostraba su apoyo ante todo y se demostraba seguro en lo que hacía.

Nunca en toda su vida se había sentido así de rechazado, tan asustado de los demás. Su familia parecía seguir ignorándolo, aunque ya no lo sabía con claridad; solo escuchaba a su madre pasar por su puerta y murmurar cosas al oído de su padre, quien afirmaba igual o más angustiado de lo que sea que estuviesen discutiendo.

Tampoco había revisado su celular, no creía que alguien le contactara, ni sus amigos ni su hermano, quien se había ido de intercambio un año, por lo que no estaría enterado de la situación; y no quería preocuparle de más contándole una tontería como esa.

Y así fue, la gran historia de como declaró sus sentimientos en el lugar equivocado con las personas equivocadas. Dejando al resplandeciente Taehyung, tirado en su cama con la mirada perdida en algún punto en la pared; un Taehyung que ya no resplandecía, sino que se marchitaba cada vez más rápido.


*Brezos morados: flor que en el lenguaje de las flores significa Admiración y Orgullo.

Nunca había publicado algo así de sad jajajaja. Pero bueno, ando de vacaciones y se me ocurrió hacer un par o más capítulos explicando un par de cosas de la pareja.

Gracias por los votos y comentarios que dejan, me alegra que les guste la historia. Espero que también les guste esta "mini explicación". Ojalá les guste y no se preocupen, viene mucho fluff.

¡Gracias de nuevo!
Bye Bye

VMIN ONE SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora