Thank you for being in my life

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Mucho había pasado desde que se habían conocido. Sin embargo, aún recuerda cuando el amor empezó a crecer en su pecho. Recuerda como vio a un pequeño Jimin desesperado, con su uniforme de danza, corriendo por la universidad tratando de llegar a su clase. En medio de su carrera, no vio a otro pequeño estudiante de fotografía que pasaba por ahí.
Recuerda que le empujó tan fuerte que rompió su cámara sin querer; Jimin se disculpó tantas veces con él que parecía que iba a llorar. Le había dicho que no pasaba nada, "de todos modos estaba pensando en cambiarla" mintió, no quería hacer sentir peor a ese lindo chico. Le dijo que, para compensarlo, lo acompañara a comprar una nueva esa misma tarde... y así comenzó todo.

Recuerda cuando le dio su primer beso. Jimin acababa de ser aceptado para tener un solo de baile. Había trabajado tan fuertemente por ese puesto, incluso quedándose a practicar toda la noche sin descanso. Él había tenido que intervenir, no era sano para él seguir así y le preocupaba mucho como las ojeras se marcaban cada vez más bajo sus ojos. En ese momento comprendió por qué Jimin era tan perfeccionista.
Después de semanas enteras de práctica, al fin había obtenido el puesto deseado. Vio a Jimin bajar del escenario de un salto y correr hacia él. Sin darse tiempo para abrazarlo, sintió sus labios chocar. Ningún momento en su vida había sido tan abrumador como ese momento. Sentía su corazón latir tan rápido como el de un caballo y todo su sistema nervioso entrando en crisis, causándole un escalofrío que recorrió toda su espalda. Aún con todas estas sensaciones encima, continuó el beso; tan inocente y apasionado, hielo y fuego juntos bailando una danza nueva para ellos, pero con miles de años de existencia, un ritual tan íntimo que no podía conocerse completamente hasta ser vivido.

Recuerda su primera vez. Tan tímido y expectante. Cada caricia se sentía dulce, sus besos le robaban el aliento y sus movimientos le hacían jadear. Recuerda cómo se sintió al verlo allí, con una mirada llena de amor y confianza hacia él, con un pequeño brillo de travesura asomándose debajo de sus pestañas. Su lengua juguetona que lo volvía loco, todo él lo volvía loco. Su cuerpo perfecto y sus labios rojos e hinchados de tantos besos y mordiscos hacían que se viera más apetecible que nunca.

Recuerda cuando conoció a sus padres, tan cariñosos y amigables como Jimin. Le habían invitado a cenar una vez, después de regresar a su novio a casa después de una cita al museo. Al principio había estado muy nervioso, sus manos temblaban y la sopa en su cuchara se caía ante sus movimientos. Jimin, a su lado, le sostenía en hombro y le sonreía, tratando de tranquilizar a su agitado novio.
En medio de la cena, a causa de los nervios, le dio un terrible ataque de hipo, por lo que pasó gran parte de la velada hipando sin parar. Sus suegros, preocupados, intentaron todos los medios conocidos para quitárselo. Intentaron asustarlo (lo cual fue muy vergonzoso para él), que bebiera agua al revés, que causó que se ahogara y, aparte de hipo, le diera un ataque de tos; también intentó aguantar su respiración, lo que pareció eliminarlo por fin. La cena terminó y se despidió de su Jiminie en la puerta de su casa, quien le dio un besito en su naricita y lo tranquilizó, diciéndole que fue una cena mejor de lo que pudo imaginar, que sus padres estaban encantados de por fin conocerlo y que, sin duda, estaba feliz de tenerlo como pareja.

También recuerda su primera pelea. Cuando Jimin comenzó a bajar de peso excesivamente rápido por culpa de comentarios maliciosos. Comenzó cuando empezó a trabajar en la Academia y, algunos alumnos suyos, comentaban que su cuerpo no era "de bailarín".
Inmediatamente actuó cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando. Se dio cuenta de que solo se necesita un solo comentario para desarmar a alguien, toda la seguridad de Jimin parecía haber desaparecido y ahora solo se encontraba un pequeño bailarín indefenso, tembloroso y triste. Le insistió en que dejara de hacerlo, que el era bello tal y como era, pero Jimin gritaba que no era cierto, que no era digno de enseñar en un lugar tan prestigioso como La Academia de Seúl, que ni siquiera merecía ser bailarín con el cuerpo que tenía.
Nunca había visto llorar a Jimin así. El peso nunca pareció ser algo que le importara hasta ahora. Y él de verdad no entendía. Su cuerpo era simplemente perfecto, bien trabajado y con las curvas justo donde a él le encantaba; sus cachetes hermosos que enrojecían en invierno, las manos frías que ponía en su cuello para molestarlo, su abdomen hermoso con su tatuaje, todo de él era hermoso y no comprendía como no podía verlo.
Le recordó lo hermoso que era, tomó tiempo, pero logró eliminar todo rastro de inseguridad, cicatrices y dolor en él. Por fin volvió a verlo sonreír, levantando sus cachetes y sus ojos convirtiéndose en pequeñas líneas.

Recordó cuando se mudaron juntos, como no podía cargar las cajas por lo pesadas que estaban.

Recuerda cuando vieron una película de terror y Jimin lo abrazó fuertemente hasta que el miedo pasó.

Recuerda ser arrullado y consolado en sus brazos cuando se enteró de que su abuela había fallecido.

Recuerda la pasión con la que su novio bailaba, dejando salir cada sentimiento que no podía ser capturado en cámara.

Su pasión hacia el baile y como obtuvo un papel principal en el baile anual de La Academia.

Recuerda cada ocasión en la que se dejó fotografiar por él, aún si moría de vergüenza.

Recuerda como siempre estuvo ahí para él y como lo motivó siempre a seguir sus sueños, como el ser un gran pintor y tener su propia exhibición en un museo.

Como se enfermaba buscaba atención y mimos.

Su despertar tan pacífico.

Su amor y cuidado hacia él.

Su hermosa personalidad, tan fuerte y dulce.

Recuerda cuánto se necesitan el uno al otro.

Cuanto les interesan las necesidades y gustos de ambos.

Y sus abrazos

Caricias

Mordidas

Risas

Gestos

Muecas

Y sus besos

Sus besos

Su amor que, estaba seguro, duraría más que una vida entera







Hace un año exactamente, en medio de mi sillón, decidí comenzar a escribir este pequeño libro. Nunca pensé que llegaría tan lejos, ni que tanta gente lo leyera o que les gustara tanto.

Este libro empezó como mi pequeño ideal de una relación. Nunca antes he estado en una, así que plasmaba varias ideas de lo que me encantaría que pasara si yo estuviera en una. Luego esto fue creciendo y se volvió aún más personal, al punto donde ponía cosas que me pasaban, en el libro.

El punto del libro es mostrar qué hay amor hasta en el más mínimo gesto, como lo es ir a la tienda, o apoyar a alguien en lo que le gusta, o incluso solo abrazando. Siempre veía gente diciendo que el amor solo se demostraba con grandes actos, o que hoy en día ya nadie amaba honestamente. Quería probar lo contrario con este libro, que también existe un amor dulce y duradero, donde de verdad te interesa el bienestar del otro. Que todos, de alguna manera, somos amados.

No tengo manera de agradecerles a todos aquellos que llegaron hasta aquí, y quienes estuvieron desde el principio y fueron viendo el desarrollo de la historia. El título de este capítulo también va dirigido hacia ustedes.

Gracias por estar aquí, por haber llegado tan lejos conmigo. Espero que sigamos así mucho tiempo más.

Gracias
Los aprecio mucho

Bye Bye

VMIN ONE SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora