(Narra TN)
Estaba... ¡Estaba tocando al hombre! Bueno, no era un hombre viejo. Hacía un tiempo que ya no le veía tan mayor, de pequeña me lo parecía más, pero ahora ya estaba en el último año de mi vida escolar. Tenía la piel fría. Su cara estaba muy cerca de la mía y me miraba fijamente con esos ojos grises... ¡Un momento! ¿Qué hacía en mi cama y encima de mí?
—¿Qué...? ¿Qué haces? Violador —susurré, enfadada mientras apartaba mis manos de su cara para empujarle. Él fue sorprendentemente rápido y me agarró por las muñecas, empujándolas contra la almohada. Me tenía acorralada.
—No soy ningún violador —dijo, moviendo los labios. Me estaba hablando. Solo me había hablado una vez antes, hace cinco años—. He estado con muchas chicas y nunca me ha hecho falta violarlas.
—¿Las has seducido con tus encantos? —pregunté, mientras forcejeaba para soltarme—. Porque eres un auténtico bruto. Suéltame.
—¿Insinúas que te parezco guapo? —preguntó. Me quedé petrificada. ¿Qué había dicho? Yo no había pronunciado esas palabras. Le miré fijamente. Si lo era. Ya me había fijado otras veces... Hace poco.
—¿Lees el pensamiento? —pregunté yo. A lo mejor sabía que lo pensaba.
—No —contestó, mientras se le escapaba una sonrisa de lado. ¡Maldito! Me había hecho delatarme.
—No te burles de mí, ¿vale? —dije, frunciendo el ceño. Notaba que mis mejillas quemaban.
—Te has sonrojado —comentó, sin perder esa estúpida sonrisa de superioridad. Mierda. La luz estaba encendida. ¿Por qué no la había apagado? Maldición—. Sí quieres que te bese solo tienes que decirlo. Bueno, besarte entre otras cosas.
—¿Qué? ¿Pero qué dices? Soy menor de edad, ¿sabes? —dije, algo nerviosa. Yo nunca me había besado con nadie y él era más mayor que yo. ¡Ni si quiera sabía si existía de verdad!
—Entonces... ¿Quieres que lo haga en unos meses? —preguntó arcándose un poco más a mi cara.
—¡No! Yo no he dicho eso, no te inventes cosas —contesté, mientras volvía a forcejear—. Además, no... ¡No existes! Vete de mi cabeza.
—Claro que existo —dijo, mientras me soltaba y se incorporaba. De repente estaba de pie, al lado de mi cama. Cogió mi móvil del colchón y lo estampó contra el suelo.
—Has... ¿Has roto mi móvil? —pregunté. No sabía si estaba más sorprendida que enfadada o más enfadada que sorprendida. Si había hecho eso... Es que existía. Otra prueba más de que existía.
Se escuchó un ruido de la habitación de mis padres. Oh, no. Estaba segura de que mi madre se había despertado. Le escuchaba caminar hacia mi habitación. ¡El hombre había desaparecido! La puerta se abrió de golpe.
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Mi demonio personal «Law x Lectora»
RomantikLos padres de (TN) se mudaron a la ciudad de Londres por cuestiones laborales. Poco después de llegar tuvieron a la niña. (TN) tiene una vida ideal: una preciosa casa a las afueras de la ciudad, un buen colegio y muchos amigos. No le falta de nada...