(Narra TN)
El resto de semana pasó rápido y enseguida llegó el viernes. ¡Por fin nos habían dado las notas! ¡Por fin, por fin! Nos las habían dado en papel y también las habían mandado al correo electrónico. Casi me caigo subiendo por las escaleras de casa. Abrí la puerta como pude y, nada más cerrar fui directa a la cocina.
—¡Mamá, mamá! —grité, mientras llegaba hasta allí. Se me quedó mirando cuando llegué—. ¡He sacado A en todos los exámenes!
—¡Muy bien, cariño! ¡No sabes lo orgullosa que estoy de ti! —exclamó, mientras se acercaba a abrazarme. He de admitir que me hubiera gustado sacar los dos «+», eso hubiera sido perfecto, pero no había que ser avariciosa. No había estudiado al cien por cien y era lo que me merecía—. Entrarás de sobra en la universidad que querías. Habrá que hacer la matrícula.
—Sí —afirmé, emocionada. La universidad, vaya. Cómo pasaba el tiempo—. Voy a ver a Helena.
Mi hermana se había quedado descansando en casa durante esa semana. Le habíamos ido cambiando los vendajes y desinfectando la herida tal y como nos había explicado el médico. Seguramente le quedaría cicatriz, pero ya no tenía tan mala pinta como hace unos días. Le habían firmado un papel para que se quedara en casa esos días, no por la herida, sino por el estado de shock que se suponía que tenía.
Cuando abrí la puerta me quedé algo sorprendida. Helena había preparada una pequeña mesa en el centro de la habitación. Había varias sillas y sus peluches estaban sentados. Law también estaba allí. Le había puesto maquillaje y unas horquillas en el pelo. Cogía su taza de té mientras miraba hacia la pared, malhumorado.
—¿Qué hacéis? —pregunté divertida.
—Law me había dicho que si dejaba de hacer preguntas podíamos hacer lo que quisiera, y... Hacía tiempo que no daba una fiesta del té —explicó, aguantándose la risa. Ya era demasiado mayor para eso. Estaba claro que lo había hecho para fastidiar a Law.
—Genial. Os dejo continuar. Me voy a mi habitación —me despedí, mientras cerraba la puerta.
Había sido tan adorable ver a Law jugando con mi hermana... Obviamente había sido en contra de su voluntad, pero me había parecido una escena muy tierna. Entré en mi habitación y cerré la puerta detrás de mí. Dejé la mochila al lado del escritorio y me puse en frente del espejo para quitarme el uniforme. Me desabroché los botones de la camisa. Teníamos una de manga larga, para cuando hacía más frío y una de manga corta, para cuando se acercaba el verano, aunque allí en Londres no había temperaturas muy altas.
Me miré fijamente en el espejo. No entendía lo que le gustaba a Law de mí. Es decir, era una chica del montón. No tenía nada en especial. Llevaba un sujetador blanco de encaje. Casi todos mis sujetadores eran así. No es que los fuera a ver nadie, pero me gustaba ese estilo. Eran más bonitos. Vi a Law reflejado en el espejo. ¡Qué vergüenza! ¿Desde cuándo estaba allí? Todavía seguía maquillado.
ESTÁS LEYENDO
Mi demonio personal «Law x Lectora»
RomantikLos padres de (TN) se mudaron a la ciudad de Londres por cuestiones laborales. Poco después de llegar tuvieron a la niña. (TN) tiene una vida ideal: una preciosa casa a las afueras de la ciudad, un buen colegio y muchos amigos. No le falta de nada...