Capítulo 27

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(Narra Law)

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(Narra Law)

Me transporté hasta el hospital más cercano a casa de (TN). Obviamente irían a ese. Estaban tardando bastante. ¡Joder! Ese demonio había aparecido justo en la habitación de Helena. Había aparecido ahí de todos los malditos sitios que había en esa ciudad. Había reaccionado rápido, pero no había sido suficiente.

Un rato después, por fin vi el coche aparecer. La madre aparcó torpemente en el parking. (TN) salió rápidamente y cogió a su hermana en brazos. Les seguí de cerca. Nada más llegar a urgencias, les atendieron rápidamente. Los médicos se llevaron a la pequeña y las otras dos se quedaron en la sala de espera. (TN) tenía la cabeza apoyada en el hombro de su madre y, esta, le rodeaba con un brazo. Me senté en la silla de al lado. Su cuerpo estaba temblando levemente. Puse mi mano sobre la suya y ella me miró de reojo. Tenía los ojos llorosos y odiaba con todas mis fuerzas verle así. Solo esperaba que los compañeros del idiota cumplieran pronto su cometido y pudiéramos cerrar el portal de una maldita vez.

—¿La madre de Helena? —preguntó una enfermera, desde la puerta donde habían llevado a la niña.

—Enseguida venimos, cariño —le dijo a (TN), mientras se levantaba de la silla.

Entró en la habitación y la enfermera cerró la puerta detrás de ella. (TN) me apretó fuerte la mano. Las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas. No sabía nada de su hermana y la espera le estaba matando. Acerqué mi otra mano a su cabeza y le acaricié el pelo en un intento de tranquilizarle. Aunque sabía que era inútil en esos momentos, quería que supiera que estaba a su lado.

—Lo siento, (TN)-ya... No he llegado a tiempo —murmuré, algo decaído. No podía evitar sentirme culpable.

—No es tú culpa... —susurró, intentando mover los labios lo menos posible, ya que había más gente en la sala.

Ya había pasado un rato y todavía no salían. (TN) no paraba de mover las piernas. ¿Podían decir algo? ¿Cuánto rato iban a tenerle así? Unos minutos después, la enfermera volvió a abrir. Le hizo una señal para que pasara y ella se levantó rápidamente. Me transporté hasta allí. Helena estaba más o menos bien. Estaba en la camilla mareada y medio dormida.

—Tu hermana está bien. Ha perdido mucha sangre, así que le hemos hecho una transfusión. Le hemos desinfectado la herida y ahora está sedada —explicó el médico. (TN) asintió lentamente—. Estamos preocupados por otra cosa...

—¿Qué? —preguntó ella, con un fino hilo de voz.

—No paraba de repetir que algo le había atacado, que ella no se lo había hecho —contestó el médico—. Pensamos, bueno... Puede que le pase lo mismo que a ti. Puede que tenga esquizofrenia.

—No —murmuró (TN), mientras negaba con la cabeza.

—Pensamos que ha visto algo y ha cogido algo puntiagudo para defenderse y se lo ha ido clavando en el brazo para librarse de lo que se estuviera imaginando —siguió insistiendo el doctor.

Mi demonio personal  «Law x Lectora»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora