Capítulo 58

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Norman

En el camino Ámbar se quedó dormida en el asiento de copiloto.

Iba manejando durante unas dos horas  hasta que empecé a ver los árboles lo que me indicaba que estaba entrando en el bosque, seguí manejando adentrandome más viendo como el paisaje era solo árboles muy altos y con muchas hojas verdes en sus ramas, casi no dejaban que la luz del sol traspase por lo que eran muchas pero si se podía apreciar que era de día aún.

Seguí manejando por el camino de tierra hasta que llegue a mi destino.

Una casa hogareña en medio del bosque.

Me detuve en auto y gire mi cabeza al costado.

Ámbar, mi hermosa esposa seguía dormida. Sonreí, algunas veces me preguntaba como podía tener un sueño tan pesado pero eso tenía una ventaja por que podía admirarla todo el tiempo que quiera y ella no se daría cuenta. Es hermosa, me encanta.

Me baje del auto y camine hasta la puerta de la casa, busque mis llaves en el bolsillo de mi pantalón para luego meterla en la cerradura de la puerta y luego abrirla dejando ver el living: un par de sillores blancos, una tv negra y una alfombra negra de bajo de los sillones.

Volví al auto y abrí la puerta del copiloto. Pasé un brazo por la espalda de Ámbar y mi otro brazo lo pase por el deblez de sus piernas, con mucho cuidado de no despertarla la cargue tipo princesa y la baje del auto para luego ir hacia la casa y entrar. Camine hasta la habitación la cual sería nuestro dormitorio y la recoste en la cama con cuidado, acaricie su mejilla admirando su belleza su rostro me tranquiliza, desvíe mi vista de su rostro para luego ir hasta sus pies y quitarle sus zapatos.

Camine hasta la puerta y con mucho cuidado la cerré, fui hasta la cocina donde me puse a hacer el almuerzo hasta que ella se despertara.

El proposito de traerla aquí es pasar todo un día completo solamente nosotros dos, sin amigos, ni cosas del trabajo, sin el estúpido de Michael y Katia en medio de los dos.

Últimamente teníamos discusiones por culpa de Michael y mis celos. Era algo que no podía controlar cuando la veía cerca suyo o con el simple hecho de que estén en algún lado pasandola bien solo ellos dos.

El miedo que tenía de perderla era enorme, tan solo pensar en eso lograba que mi corazón se estrujara al ya no tener a mi esposa alado mio, despertar por las mañanas y verla dormir a mi lado, su sonrisa. Sería horrible vivir sin ella. Ya pase mucho sufrimiento con Ámbar para sumarle más. Lo único que quería es ser feliz con ella y seguir con la vida.

Michael.

No soy ningún controlador y decirle quien puede ser o no sus amigos pero esa inseguridad que tenia lograba que mis celos aparecieran provocando una molestia en Ámbar y una pelea entre los dos. Soy hombre y se cuando uno tiene atracción hacia mi esposa y Michael no es la excepción. Algunas veces deseaba que Michael se fuera de nuestras vidas al igual que Katia, no soportaba a ninguno de los dos. Ambos no entendían que eramos felices sin ellos y eso les mata.

Pero nadie alejaría a Ámbar de mi, primero muerto que ella se valla de mi vida.

(...)

Ámbar

Desperté poco a poco, mi visión se hizo más clara y pude ver que estaba en una habitación blanca con muebles y una TV negra, sentía por debajo del resto de mi cuerpo algo muy suave, baje mi vista encontrándome que estaba en una cama matrimonial blanca su cubrecama era suave y cómoda.

¿Donde estoy?

Me levante de la cama tocando el suelo el cual estaba tapado por una alfombra blanca polar la cual daba unos pequeños cosquilleos en la plata de mis pies. Me di cuenta de inmediato que estaba descalza.

Mi Bella Esposa<<Norman Reedus>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora