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Ji Yong se fue de clase durante el almuerzo, diciendo que iba a comprar un panecillo. Pero en vez de ir a la cafetería, se fue caminando penosamente hacia la sala de arte. Hoy SeungHyun estaba comiendo en la cafetería con Bom. Parecía que las cosas iban bien entre ellos dos.

Desde aquella dolorosa tarde, Ji Yong y SeungHyun lo habían hecho tres veces más. SeungHyun obligaba a Ji Yong a pasar por su casa en el viaje de vuelta. Ahora sentía que SeungHyun conocía todas las partes de su cuerpo. Sabía dónde tocar para hacerle gemir, lo que no le gustaba, e incluso habían probado diferentes posturas. Ji Yong siempre se resistía al principio, pero siempre acababa por sucumbir y abrirse a SeungHyun.

Porque no importa lo que pase, le sigo amando, pensó Ji Yong suspirando.

Por suerte la puerta de la sala de arte estaba abierta y no había nadie ahí. Ji Yong se sentó en una silla al lado de la ventana y miró al exterior distraídamente. La piscina estaba cerrada durante la estación, y el agua helada estaba turbia. El verano anterior, Ji Yong había venido aquí para ver a SeungHyun nadando cual delfín. Por aquel entonces jamás podría haber imaginado que las cosas acabarían así. En apenas unas semanas, los cuerpos de SeungHyun y Ji Yong se habían unido, pero sus corazones aún estaban muy lejos.

—¿Eres tú, Ji Yong? — una voz sorprendida le llamaba desde la puerta. Ji Yong se dio la vuelta y vio a DongWook ahí parado —. Es raro verte aquí a esta hora del día.

—Hola — saludó antes de volver su mirada a la ventana.

—¿Qué estás mirando? —le preguntó DongWook detrás de él—. ¿La piscina? Parece que hace frío fuera, ¿eh? Ya va siendo hora de sacar los abrigos de invierno.

—¿Eh? ¿Tan pronto?

—Soy muy friolento. ¿Has comido ya?

Ji Yong se encogió de hombros distraídamente.

—Eres imposible. ¿Qué pasa si te rugen las tripas durante las clases de la tarde? Toma —DongWook le dio a Ji Yong un bollo de crema con forma de caracola que llevaba en la bolsa de papel.

—Estoy bien, gracias -repuso Ji Yong—. No tengo hambre.

—Tienes que comer algo —insistió DongWook—. Siento tener sólo esto. Acabo de comprar bollos para merendar. ¿Qué es lo que te preocupa tanto como para quitarte el hambre? —preguntó de forma casual.

Ji Yong abrió el bollo en silencio. Partió la parte estrecha y la mojó en la crema que sobresalía de la parte ancha. La parte estrecha normalmente no tenía crema, y la parte ancha siempre tenía demasiada.

—¡Yo me lo como del mismo modo! —se rió DongWook—. Ojalá la crema fuera más uniforme. ¿Te comes los pastelitos de pez por la cabeza o por la cola?

—La cola —dijo Ji Yong tímidamente—. Aunque a la mitad me como la cabeza, también.

—Y yo, también —se rió de nuevo.

Mientras ambos charlaban, Ji Yong empezó a sentirse mejor. DongWook no le volvió a preguntar por sus preocupaciones y pasaron el tiempo tranquilamente.

Se alegraba de haber ido a la sala de arte. No tenía que pensar en SeungHyun. No tenía que preguntarse cuándo volvería SeungHyun o qué estaba haciendo.

El timbre sonó, y Ji Yong se levantó.

—Debo irme. Nos vemos después de las clases —hizo una reverencia con la cabeza.

—Eh, Ji Yong, ¿estás preocupado por el concurso de arte?

—Oh, sí... tengo que hacerlo.

—¿Qué? ¿te habías olvidado? —DongWook se rió y Ji Yong le sacó la lengua.

『DISIRE 』 » GtopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora