Vhakan; [Katsudeku]

Sahne

⁞

Izuku tuvo que apartarse del cenizo luego de un largo rato sentado en su regazo con sus brazos rodeándole la cintura al punto que comenzó a ser doloroso para él. Kacchan pareció molesto por perder el contacto, pero no intentó obligarlo a volver.

Sabía, ya que Chiyo se lo había dicho cuando le dio las flores, que estas eran un potenciador de las emociones para los ra'ka; Izuku había tenido suficiente cuidado para no dar más de la cantidad adecuada a Katsuki, pues sería difícil para él cargar con el cenizo si se ponía mimoso; pero al parecer no había funcionado puesto que en ese momento Kacchan caminaba pegado a él de manera posesiva.

Habían dejado atrás su campamento al lado del rio un par de horas atrás, siguiendo a paso lento por entre los árboles cada vez más débiles en dirección a Driel y desde entonces Bakugo había estado sujetando su brazo con fuertes dedos, negándose a dejarlo ir cuando el humano se lo pidió y apretando el agarre cada cierto tiempo.

—¿Crees que el efecto baje pronto? —preguntó, esperanzado cuando comenzó a sentirse cansado.

—No.

El pecoso suspiró, agotado e intentó soltarse de nuevo; a pesar de que era como si Kacchan estuviera cargándolo por la forma en que estaba sujeto, el peso extra seguía siendo molesto.

—No debí dejarte beber tanto. —se arrepintió, mirando hacia un árbol gris sin hojas; ya estaban acercándose a la ladera del valle.

—Estoy bien, joder.

El de cabello jade no respondió, decidiendo que era más sano seguir sin pelear con el monarca, sobre todo porque este parecía de buen humor y no estaba ignorándolo como el día anterior, haciendo que el pecoso se sintiera halagado muy en el fondo.

Revisó su mapa, frunciendo el ceño ante las roturas en este y esperó que la dichosa Sahne no fuera gobernada por un hombre tan inclemente como Bakugo o estarían en serios problemas. Comenzó a formular dentro de su mente activa su plan para presentarse ante los nuevos ra'ka, pues no podían solo aparecer en su ciudad e intentar llevarse la flor que protegían y con las horribles habilidades sociales de Kacchan sería difícil ser dóciles ante ellos, de igual manera, tendría que proteger One for All para no perderla o asustar a alguien con ella y arreglárselas para librarse de la supuesta maldición que podían lanzar contra ellos sin alertar a sus enemigos sobre su posición.

Su cabeza dolió, el sol y la falta de un descanso adecuado sumados a su pobre alimentación durante esos días estaban pasándole factura, incluso sus piernas hormigueaban; cuando todo eso terminara él volvería a casa para dormir una semana entera.

—Deku, deja de murmurar.

Midoriya salió de sus pensamientos, levantando la vista para buscar la del otro y trastabilló vergonzosamente al toparse con una roca un poco más grande que el resto; jadeó, al momento en que sentía como el brazo musculoso de Katsuki lo sujetaba por el torso y lo regresaba a su puesto anterior.

—L-lo siento.

El cenizo lo sostuvo por un poco más de tiempo antes de soltarlo casi con delicadeza y chasquear la lengua fuertemente, mirando a su alrededor y dándose la vuelta, ondeando su capa en el aire antes de deshacerse de ella; la tela crujió bajo el tacto del hombre mientras este la colocaba sobre los hombros de un inmóvil Izuku, quien la sujetó por la orilla, rozando sus dedos con los del otro.

—Sube.

El pecoso frunció las cejas antes de sonrojarse ligeramente.

—¿Q-que dices?