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Izuku desenvainó One for All tan rápida y silenciosamente como pudo, esperando no llamar la atención de los ra'ka que habían invadido Vhakan y regañándose mentalmente por sostener la espada con sus manos temblorosas.
—Sabemos acerca de ti y tu gente, —habló el hombre de cabellos celestes, dando un paso hacía el frente. —Y nos haría bien tener a alguien tan poderoso de nuestro lado.
El pecoso tragó saliva, preocupado. Estaban tratando de ganarse al cenizo a base de halagos vacíos. ¿Sería el tipo tan imbécil como para dejarse convencer por algo así?
—Ah, ¿sí? —preguntó con sorna Bakugo, sin moverse ni un centímetro. —Lárguense de mi vista antes de que decida matarlos por atreverse a entrar a mi reino y destruir mi puerta.
La chica rubia soltó una risita y dio un paso al frente, los soldados que resguardaban los alrededores del salón se pusieron en guardia y la mujer volvió a su anterior posición, viendo que no podría hacer ningún movimiento antes de que alguien le disparara con una de esas enormes ballestas.
El ra'ka que había atacado Grimrah se inclinó hacía el frente y susurró algunas palabras al hombre de cabello celeste; Izuku decidió que era momento de moverse, dio la media vuelta y regresó por el mismo camino por el que había llegado, buscando ahora llegar al primer piso.
—Cierra la boca, Kurogiri —gruñó el tipo, rascándose el cuello insistentemente. —Estoy hablando con Bakugo.
El cenizo afiló su mirada sobre el tipo y dio un paso al frente, amenazante. Sus soldados se alinearon, listos para atacar cuando hiciera falta y esperaron el siguiente movimiento.
Más y más pasos siguieron al primero, hasta que por fin el rey estuvo al pie de la escalera. Midoriya entró al gran salón en el momento exacto en que el rubio se detuvo frente al intruso.
—¿Qué esperas lograr con esta mierda?
—Haré que todo Yuuei se postre ante mí. —sonrió. —Y si te me unes, también ante ti.
El de cabello cenizo gruñó y su espalda se tensó, eso no auguraba nada bueno.
—¡Vamos! ¿Nunca te has preguntado por qué los ra'ka tuvimos que ser desplazados de nuestro territorio y perdimos nuestra importancia? No deberíamos tener piedad ni escondernos de esos debiluchos sacos de huesos sin dones, además, a ti también te gusta ganar, ¿no es cierto?
No hubo más palabras en el recinto, sin embargo, el silencio si se vio cortado por el jadeo asombrado de algunos de los presentes, así como el sonido de rápidas pisadas que se movían de un lado a otro apresuradamente cuando sin previo aviso, Bakugo golpeó directamente el rostro de el de cabello celeste, emitiendo incluso una pequeña explosión al momento del contacto, haciéndolo retroceder un par de pasos para poder estabilizar su posición.
Las personas detrás de ambos, tanto guardias como invasores se movieron al encuentro.
Izuku tembló al ver como el suelo se teñía de rojo de una manera espantosamente rápida y buscó desesperadamente con la mirada a las personas que habían sido heridas, esperando no encontrar ningún cadáver.
Un estruendo sacudió la sala y se percató entonces de que uno de los invasores se había transformado. El dragón blanco se contoneó y tomó entre sus garras a uno de los guardias del castillo, lanzándolo sin dudar contra la escalera; el crujir de sus huesos cuando se impactaron contra la superficie alfombrada aturdió a Midoriya casi con la misma potencia con la que la voz del azabache se lamentó.
Un nudo se formó en su garganta y dio un paso al frente. Leyenda o no, él iba a usar esa espada para proteger al rey que lo había recibido en su palacio y había respondido a sus dudas.
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Vhakan; [Katsudeku]
FanfictionGrimrah, el más poderoso reino humano ha sido atacado por criaturas que la humanidad olvidó, los ra'ka, híbridos de dragón y hombre que buscan recuperar las tierras que les fueron arrebatadas a sus antepasados. En una medida desesperada por ayuda, M...