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Pasaron al menos unos 6 días desde que ví por última vez a Mino, sabía muy poco de él. Supe que volvió a su casa un día después de lo sucedido. Temía que aquella mujer hubiera dañado, aunque pensaba que era muy seguro P.O. no me lo quería contar.

La única conexión que me quedaba con el pelinegro era su amigo, JiHoon, el cual me contaba como le iba a mi novio. La madre de Mino le había cambiado de Instituto, incluso se mudaron de nuestro bloque de pisos. Me sentía culpable de todo.

—Jinu —me llamó una voz algo preocupada, era Nam.

—Dime —respondí algo seco.

—Te trae un mochi para comer, es que, has adelgazado mucho este último tiempo y nos tienes a todos preocupados —habló entrecortado.

—Gracias TaeTae, pero —me giré, dejando que observara mis grandes ojeras y mi piel de un tono blanco enfermizo—, no tengo hambre, tan solo quiero dormir.

—Jinu —lágrimas se formaron en sus ojos—... Odio verte así —me abrazó, yo no me sentía con energías para devolver el gesto. Pero hice mi mejor esfuerzo para no parecer descortés.

—Estoy bien —me límite a responder.

No le había contado a nadie sobre el abandono de mi madre. Me pasaba las noches llorando en mi cuarto, me saltaba comidas, no tenía apetito y me sentía culpable de todo. Como si fuera la peor persona del mundo.

—Voy a mi casa —hablé cansado—, quiero descansar.

Y sin añadir más me marché, dejando a Taehyun desconcertado seguramente. Me preguntaba cuando había cambiado tanto, ahora mis días se pasaban en ir a la escuela, intentar saber más de Mino. Luego volver a mi casa y no salir de ahí hasta la mañana siguiente para volver al Instituto. Siempre la misma rutina.

***

Abrí la puerta de mi piso, encontrando una cosa que no me esperaba; a mi padre. Estaba en la cocina bebiendo agua, tal vez la única bebida no alcohólica que ingería a veces. Fui hacia él, esperando una explicación, en verdad, esperaba muchas, pero no conseguía ninguna.

—¿Qué haces aquí? —hablé fríamente.

—Jinwoo, hijo —se notaba nervioso—... He decidido que quiero cambiar.

—Tarde, ¿no? —me crucé de brazos.

—Jinwoo —dijo en tono de advertencia—, no me hables en ese tonito, que encima voy a considerar tu opinión.

—¿Sobre qué? —no cambié mi postura.

—¿Por qué no volvemos a Imjado? —mi cara se descompuso.

—¿Qué? —parpadeé incrédulo.

—Allí todo era más fácil, además, todo esto me recuerda a tu madre. No voy a mentir, nos mudamos aquí por ella.

—E-Es muy repentino... Todo esto.

—No me tienes que dar tu respuesta ahora, pue-...

—Está bien, volvamos a Imjado.

***

Estaba recostado sobre mi cama, sin hacer nada, como de costumbre. Pensé sobre la oferta de mi padre, pensando si me precipité. Si me iba, la madre de Mino no tendria que vigilarlo y no le pegaria, o a saber Dios lo que le hacía.

El timbre sonó repetidas veces, mi padre se había vuelto a ir así que era él único que podía abrir. Me levanté y fui pesadamente para abrir, sorprendiendome al reconocer quien era. Salté a sus brazos, rodeandolo con fuerza, algunas lágrimas se escapaban de mi rostro.

—Mino, te he echado de menos —susurré.

—Yo también, Hyung, pero entremos, será más seguro.

Pasamos ambos para adentro, cerrando la puerta con llave y nos dirigimos al salón, había muchas cosas que explicar.

—¿Cómo has logrado venir aquí?

—Pude huir de la vigilancia de mi hermana con sus amigos, auque supongo que sabrán donde habré ido —contestó. Yo asentí tristemente—. Hyung, has adelgazado mucho, y tu aspecto está muy descuidado, más pálido... ¿Estás enfermo?

—No, estoy bien.

—Hyung... No me gusta verte así de verdad. Toda nuestra situación se arreglará.

—Mino... Mi madre se ha ido... Nos ha abandonado.

No me gustaba hablar de este tema con nadie ya que había sido muy reciente y las probabilidades de que me derrumbaran eran muy altas. Pero, él debía saberlo.

—¿Cómo?

—Mi padre hizo algo, no sé el que, y... y ella se fue.

—¿Cuándo pasó eso?

—Aquel día que volví de casa de June... —las lágrimas empezaron a acumularse en mis ojos y no tardaron en salir.

—No, no, Hyung, tranquilo, todo estará bien —me abrazó.

—No la paré, el día de la nota, por la noche, la pillé escribiendo una nota —confesé.

—Hyung, tú no sabias de que era la nota, no pasa nada.

—Y ahora, volveré a Imjado —se separó rápidamente de mí.

—¿De qué estás hablando? —preguntó temeroso.

—Mi padre propuso volver allí.

—Bueno, propuso, pero no te oblig-...

—Dije que sí —le interrumpí.

Se produjo un incómodo silencio, el me miraba con una expresión vacía en su rostro, al mismo tiempo como si intentara descifrar algo. Miré hacia mis manos y continué explicando.

—Si me voy, tu madre te dejará en paz.

—¡Me da igual mi madre! Es una paranoica junto a mi hermana, yo quiero estar contigo Hyung —gritó.

No pude responder, a mi también me encantaba estar con él, pero esto no podía seguir así. Si su madre no cambiaba, yo debía irme.

Estuvimos otro rato en silencio, yo no sabía que añadir y Mino parecía que estaba meditando sobre algo. De repente me tomó de ambas manos, sin esperar esa reacción le miré con sorpresa. En sus ojos había cierto brillo extraño.

—Hyung, escapemonos nosotros dos.

Novios por un contrato [SongKim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora