V

1.1K 87 9
                                    

La penumbra solo permite ver las medias de red que cubren mis piernas recostadas en el suelo. Ellos rien fuerte, cada vez más. Su risa es siniestra y me atormenta. Tapo mis oídos intentando bloquearlos pero sus carcajadas se escuchan más fuertes.
De pronto, sus rostros se iluminan. Son ellos, son quienes arruinaron mi vida.
Mi hermana y sus captores frente a mí.
Ella grita, pide auxilio. Yo intento rescatarla pero no logro levantarme del suelo. Me desespero.
Los hombres la arrastran y la sacan de la habitación dando un fuerte golpe a la puerta de chapa que se cierra. Todo se vuelve completamente oscuro y el silencio insoportable.
Grito con todas mis fuerzas.

Abro los ojos y me encuentro abrazada a la almohada. Mi boca esta seca de tanto gritar.
Me siento en el colchón y refrego mis ojos tratando de calmarme.
Otra vez la misma pesadilla me atormenta.
Tomo mi celular que reposa sobre un cajón de manzanas.
Son las 2 am.

Me levanto lentamente del suelo y hurgo dentro de la mochila de tela. Saco el paquete de cigarrillos, enciendo uno y vuelvo a recostarme tratando de calmar mi ansiedad. Lamentablemente las paredes de mi casa comienzan a retumbar a causa del sonido de la música.

Otra vez mis queridos vecinos y sus ganas de romper las pelotas.

Me levanto rápidamente y abro la puerta de madera.
Al salir al patio, los pibes se encuentran en ronda tratando de arreglar una moto.
Son tres: Homer, Chulu y uno más que esta de espaldas y no logro ver, estan acompañados por dos parlantes más grandes que mi casa.

Me dirijo directamente hacia ellos.

-¿Le pueden bajar a esa mierda? ¡Son las dos de la mañana!- exijo ofuscada.

Homer y Chulu me miran con desagrado. El tercer chico voltea y yo me quedo en shock al igual que él. Tomás se encuentra con las manos engrasadas sosteniendo una caja de vino.

-Yo le bajo si vos dejas de gritar como si te estuvieran matando, por lo menos una noche- responde Chulu.

Nunca imaginé que mis pesadillas se escucharan hasta afuera.
No supe que responder, solo miraba a Tomás sin entender por que estaba en todos lados.

-Yo le bajo, quedate tranquila- respondió serenamente Tomás bajando casi por completo el volumen de la música.

-Gracias...- respondí dando media vuelta.

Rápidamente ingrese a mi casa y apoye la cabeza contra la puerta.

-Que te haces tanto el bueno C.r.o. es puta amigo. Vas a tener que gastar mucho por ese culo. Ni vale la pena- dijo Homer riendo.

-¿Y a vos que te importa lo que hace?- preguntó Tomás.

-Cagamos, ya le gusto- rió Chulu.

Aleje mi oreja de la puerta y volví a meterme dentro de las frazadas. Mi pequeña casa era helada y poco a poco fui tomando calor hasta cerrar los ojos y quedar dormida.

Los golpes secos a la puerta de madera me despertaron. Me levante sobresaltada.
Coloqué mi ojo sobre la mirilla de la puerta y pude ver a Tomás esperando que le abriera.

No voy a negar que me asuste. El hecho de cruzarmelo todo el tiempo me hacía pensar que quizás no era una casualidad. No podía confiar en él.
Levante mi colchon, tome la navaja que tenía escondida en el suelo y la guarde en el elástico de mi short. Lentamente abrí la puerta.

-Hola

-¿Qué haces vos aca? ¿Qué queres?

-Quería saber si estabas bien y pedirte disculpas por la música.

-A vos que te importa como estoy, tomatelas de acá.

-¿Por qué tan agresiva?

-¿Por qué estas en todos lados? ¿Me estas siguiendo? ¿Quién te mandó?

Te Busco (Cazzu, C.R.O)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora