Absolute. [TodorokiXOc]

Capítulo 12

«Tus palabras duelen incluso más que los golpes.»

Sus pequeños pies se mantenían unidos al suelo con firmeza, como si en algún momento su mente comenzara a flotar, arrastrándolo a su paso. Sus ojos bicolores al mismo tiempo vigilaban que a estos no se les ocurra dejar de pisar el suelo, después de todo, nuestra mente suele ser quien nos lleva a los lugares más fantásticos, pero al mismo tiempo, a los peores infiernos.

Y el pequeño Todoroki sabía que él no llegaría a lo primero.

Cerró sus ojos con fuerza, haciendo que pierda la constante guardia que estaba manteniendo. Los pequeños hombros del niño temblaban ante los seguidos golpes y gritos provenientes de la habitación de al lado.

“¡Por favor, detente! Enji... ¡No!”

Otro golpe.

Sentía que su cabeza podría explotar como un globo en cualquier momento, la voz de su madre iba retumbando por toda la casa y nadie hacía nada, ni siquiera él. Subió sus manos poco a poco hasta que llegaron a sus oídos, haciendo lo único que estaba a su alcance... Tratar de no oírlo. Mas era casi imposible. Su madre gritaba con todas sus fuerzas, como si esperara a que alguien viniera a rescatarla de aquel cruel villano que era su padre.

A veces las personas eran muy ingenuas.

Alzó su vista dirigiéndola hasta el lugar de donde se escuchaban los gritos y su corazón extrañamente comenzó a acelerarse. ¿Estaba asustado? ¿Qué sucedía?

Tomó en sus puños parte de su remera que daba justo en el lugar de su corazón, como si quisiera estrujarlo para que se detenga. Cada vez estaba más desorientado. Solo quería paz. ¿Es mucho pedir?

—Ya... Ya sé... —murmuró para si mismo de forma temblorosa— le pediré a mamá...

Con la garganta hecha un nudo, caminó tambaleándose hasta la habitación que compartían sus padres. A cada paso sus latidos iban en aumento, era como una advertencia que le pedía detenerse, mas algo se lo impidió.

Como hubiera deseado no haber seguido en ese momento...

Solo estaba a unos centímetros del shōji que era el impedimento para por fin estar con su querida madre.

—Mamá... —lloriqueó entrecortadamente.

Extendió su mano para así deslizarla, poco a poco.

Su visión de por sí ya se encontraba borrosa, mas eso no impidió que sus ojos se abrieran más de la cuenta al ver aquella escena que era protagonizada por nada más y nada menos que el mismo demonio.

Y no se dio cuenta en que momento su mente lo llevó a aquel infierno.

—¡No lo hagas por favor! —suplicó con la voz quebrada—. ¡Por favor, por favor! Te lo suplico… ¡No lo hagas!

Mordió su mejilla desde sus adentros, hasta el punto de sentir el sabor agridulce de la sangre. Se mantuvo callado entre el cuello de la joven que aún no decía palabra alguna por lo recientemente ocurrido. Fue una mala jugada, se dejó llevar y las palabras se soltaron por si solas.

—Yui... Yo... Lo siento.

La joven abrió sus labios con intensión de decir algo, pero le fue imposible. De repente comenzó a sentir náuseas y una mano invisible fue subiendo a su cuerpo como una serpiente hasta ahorcarla.

—¿Q-Qué dijiste, Todoroki? —preguntó con la voz en hilo.

El mayor se lo temía, sin embargo en vez de responder la pregunta, fue levantándose con lentitud sin dejar ver su rostro que era tapado por su flequillo hasta que pudo sentarse en la cama.

—Que... Lo siento —repitió esta vez con algo de dureza en su voz.

Ella fue retrocediendo sin dejar de verle. Él ya no decía nada. Sus codos estaban apoyados en sus piernas y su mirada en todo momento estaba fija en sus pies.

—L-Lo de...

—Suficiente —ordenó de una forma algo hostil—. Ya dije que lo siento, si te dio asco, ya te pedí disculpas.

—¡N-No!.. No quería decir eso... —dijo intentando aclararlo al mayor— s-solo... Creí escuchar otra cosa... No es como que no me haya gustado...

El silencio se instaló por unos eternos segundos entre ambos jóvenes, causando así una tortura del qué sucederá después. La menor se mantenía pensativa, queriendo saber ya por fin que haría el bicolor pues aún después de todo ella seguía prefiriendo que se mantenga en silencio.

—Todoroki...

—Bien —habló por fin tomándola por sorpresa—. No le diré a nadie sobre esto —Movió su cabeza de forma ladina para observar a la joven—, a cambio, me dirás todo.

El asombro no se hizo esperar en sus facciones al momento de oír sus palabras. Vio como éste desde su posición, poseía una pequeña sonrisa altanera y que en sus ojos, un brillo especial se formó, uno en el cual, se asemejaba a unas joyas que solo traerían perdición.

—¿Por qué? —susurró aún asombrada—, ¿por qué quieres saberlo?

Y su sonrisa, se amplió un poco más.

—Es un secreto.

Aló, tanto tiempo.

8( creo que voy a cancelar esta vaina porque se me complica escribirlo alv.

Como sea, espero que les haya gustado.