Crime Scene (Kaisoo)

Capítulo 12

Vacaciones forzadas. Su trabajo se había convertido en vacaciones forzadas. En realidad, el equipo de el fiscal Song tenía que ir todos los días a su oficina, en un horario de ocho horas laborables para retomar y hacerse cargo de todos los nuevos casos que se les asignara, pero no había nada que los motivara.

Lo único interesante y emocionante que hacían era ir a los juicios que Hwang Zi Tao, sus abogados y sus amigos tenían en contra de la fiscalía. No era como en los dramas, que el elegante abogado pasaba al frente, mostraba todas las pruebas, el jurado decía "oh" "ah" y ganaba el juicio. Eran horas de trámites odiosos, peleas internas con los abogados, conversaciones en los pasillos. debates y enfrentamientos legales.

Ya casi no veían a su jefe y, como estaban las cosas, era preferible no hacerlo. Daba miedo, especialmente cuando los representantes del sospechoso salían con algún argumento basado en vacíos legales, que complicaba su difícil situación. La prensa también era un dolor de cabeza. Como el caso llamaba muchísimo la atención, el pobre fiscal Song tenía a los reporteros detrás de él como si fuera un ídolo o un villano, inventando cosas para perjudicar su imagen o mejorarla. Ninguna le funcionaba realmente.

Pero sus detectives no podían dejar de trabajar para acompañarlo y apoyarlo, eso era algo por lo que debía pasar solo. Ellos debían dejar que el caso siguiera desde ahí, su trabajo había acabado. Tenían muchas otras que hacer.

¿Y cómo la estaban pasando?

Primero, se volvieron increíblemente respetados en la fiscalía. Hablaban con ellos como si fueran héroes e incluso algunos superiores los trataban con total consideración. Era agradable, pero nada más. Kyungsoo había vivido una primera experiencia sin precedentes. Se acostumbró a una vida llena de presiones, de preocupaciones, de actividad física constante, de intimidación, de retos intelectuales y psicológicos. Ahora, estaba de vacaciones forzadas.Porque su vida se convirtió en una aburrida rutina. 

Se despertaba todos los días a la misma hora, preparaba algo para comer, golpeaba la puerta de Jongin y le gritaba para que saliera después de la tercera alarma fallida. Se lavaba, se cambiaba de ropa, se arreglaba, golpeaba a Jongin y luego se encargaba de dejar algo listo para la cena. Iban en el auto de Jongin y peleaban por la música que debían escuchar. Trabajan por tres horas, tomaba té, trabajaba una hora más y almorzaba en algún lugar con Jongin y Luhan, a veces incluso Sehun, luego trabajaba por cuatro horas más y se iba a casa. Se encargaba de la cena, y buscaba algo en qué entretenerse. Si no en una película, leía un libro, revisaba papeles, arreglaba todo para el siguiente día, torturaba a Jongin o preparaba algo delicioso si tenía ánimo o ingredientes. Por lo menos tres veces a la semana acompañaba a Jongin a correr para mantenerse en forma. Se lavaba los dientes, se cambiaba de ropa, hacía que Jongin le rogara un rato por cualquier cosa y luego se iba a dormir. Y así, todos los días.

La primera semana se sintió como un premio, pero después se volvió un tanto tedioso. Los casos pequeños les llegaban a ellos, ya que era difícil encargarle algo a un fiscal a cargo de un juicio tan importante. Entonces, Kyungsoo, Jongin y Luhan se la pasaban todo el día haciendo papeleo o resolviendo casos de robos menores, bullying escolar o disputas entre los vecinos. Esas eran las peores. A veces, la gente creaba conflictos por cosas tan absurdas. No podía entender la irracionalidad de ciertos individuos.

–¡La tapa de la pasta de dientes estaba abierta! ¡Kim Jongin!

–¡Todavía me estoy lavando los dientes, eso no cuenta!– se quejó el nombrado desde su habitación.

–¿Qué demonios haces lavándote los dientes fuera del cuarto de baño?– le retó el mayor de los dos.

–Mi teléfono estaba sonando– se justificó enseguida.