Las rehabilitaciones de Riri transcurrieron con normalidad. Al cabo de una semana y media, Yanagi vino acompañado de una asistente social que venía con la intención de llevarse a la niña al orfanato. Ese día Riri hizo sus últimas grullas y se las regaló a los que pronto serían sus padres. A lo largo de la semana Sarada se acostumbró a que la llamara "Mamá", hasta le resultaba tierno y acogedor. Enseguida se dio cuenta que le tenía un amor incondicional. La mujer que se llevó a Riri parecía seria y estaba bien vestida. Llevaba unos papeles en mano y le hizo escribir algunas cosas a Yanagi. Boruto estaba peinándola con una trenza cruzada. Luego de muchos intentos al fin lograba trenzarla. Se relajó al terminar la trenza y entonces llamó la atención de Sarada. Le hizo señas para que se sentara a su lado. Sin entender lo que estaba planeando, le hizo caso y se sentó sobre la orilla, pronto la sujetó de su estrecha cintura y la acercó a él, le dio un beso en la mejilla y luego abrazó a Riri.
—La primera foto familiar—dijo Boruto y sujetó la cámara para tomar la fotografía.
Sarada se sonrojó por su gesto y accedió a ofrecerle la mejor de sus sonrisas. La más sincera hasta ahora. Sin dudas estaba contenta con la idea de adoptarla. Ya de verdad la consideraba su hija. Tenía miles de cosas por enseñarle.
—Boruto, cuando te den el alta, puedes venir a vivir en mi refugio—ofreció Sarada tímida—. Todavía no terminó la guerra, así que debemos seguir protocolos, por lo que no podemos alquilar una casa para los tres todavía.
—Sarada, ¿tienes sueldo suficiente para eso?—preguntó asombrado. Ella lo miró con obviedad.
—Boruto, ¿es una broma? Soy médica. Tengo buen sueldo y trabajo en un laboratorio farmacéutico. ¿Qué mejor que eso?
Boruto asintió con un monosílabo. Riri se retiró de la carpa junto con la mujer del orfanato, despidió a sus futuros padres y soltó algunas lágrimas de tristeza. Al desaparecer de sus vistas, ambos se miraron al mismo tiempo y rogaron que de verdad pudieran tener la tenencia de la niña. Ahora lo más importante era la salud de Boruto. Sarada se ocuparía de evaluar los papeles para adoptar a Riri en un futuro cercano.
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La salud de Boruto fue mejorando con el correr de las semanas y de los meses. Ya estaban en los últimos días de su rehabilitación. Después de haber ingerido el jarabe, Sarada pidió un cuerpo médico para poder evaluar la situación real de su salud, le hicieron varios estudios, radiografías y chequeos minuciosos. Al finalizar, le retiraron el aparataje. Boruto había sentido miedo ese día, tenía miedo de no poder respirar por su cuenta, a pesar de que en varias ocasiones ya se sentía mejor y pudo hacerlo sin el aparato. Los ejercicios de respiración eran distintos, ya que debía acostumbrarse a respirar por su cuenta y no era sencillo luego de veintidós años postrado en esa cama. Al despojarle el aparato respiratorio, Boruto sujetó la mano de su novia y tragó saliva con fuerza, la miró con temor:
—¿Estás segura de que funcionará...?
—¿No confías en mí?—él intentó mostrarse seguro—. Boruto no intentaría algo si no estoy segura. Solo será acostumbrarte a no tener esos cables en tus fosas nasales y después una adaptación al mundo exterior—presionó sus manos y besó sus labios. El rubio se sonrojó por su gesto.
—Ahora sí estoy convencido—dijo en una amplia sonrisa.
Sarada le devolvió el mismo gesto y retiró todos los cables despacio. Desconectó el aparato y miró a su novio expectante. Boruto soltó un leve soplido y acto seguido empezó los ejercicios de respiración. Era extraño no tener esas molestias al respirar. No sentía dolor, ni picazón, ni ardor. Todo era como si jamás hubiera sufrido aquello. Se sentía en paz consigo. Miró con una sonrisa de felicidad a la pelinegra y se abalanzó hacia ella para abrazarla. Le correspondió el abrazo y él soltó algunos sollozos de la emoción.
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Déjame Enamorarte (BoruSara)
FanfictionBoruto tiene una enfermedad extraña que le impide salir del hospital. Lleva conviviendo así desde sus 4 años. Lo bueno es que tiene una familia que lo apoya y lo quiere. Solo que vivió toda su infancia y adolescencia en el hospital. Su vida no es n...