Epílogo

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Se suponía que Boruto asistiría la ceremonia de uno de sus amigos, lo habían contratado para tomar unas fotografías, pero le resultó más importante estar presente en un homenaje a la guerra ocurrida hace siete años. En donde había sido invitado de manera especial por ser un sobreviviente a esas dichosas bombas tóxicas. Eso ya había ocurrido hace casi treinta años, los años pasaron volando y eso no fue inconveniente para continuar su vida, la cual marchaba sin complicaciones. Exceptuando algún que otra decaída fuerte en invierno, nada fuera de lo normal. Era el inicio de clases, más bien estaba en Abril, comenzando su segundo mes de primer grado y el rostro de su hijo, lucía pálido, más de lo que ya era.

El rubio ingresó por los pasillos buscando el salón de su hijo, le preguntó a las secretarias y ellas lo guiaron hasta su salón de clases, golpeó la puerta y una mujer lo atendió, era una de las maestras, era visita de padre e hijos. Además de que él hablaría sobre la guerra. Al visualizar a su pequeño hijo, este corrió hasta su padre y se escondió con los ojos llorosos detrás de él, el rubio no entendió su timidez.

—Hiroki, ¿qué ocurre..?

—Ya quiero volver a casa, papá...

—Vamos, no seas tímido—frotó sus cabellos oscuros y lo alzó—. Ya verás que cuando hagas amigos, todo cambiará—le guiñó el ojo. El lo miró angustiado—. ¿Riri no vino todavía?

—Ella fue al baño...—dijo apenado.

Su hermana era mucho más grande, estaba en primer año de bachillerato y había crecido mucho, todavía olvidaba que era una adolescente y aún así seguía siendo tan buena como siempre. Incluso era más bondadosa de lo que ya era. Evitaba los problemas, con excepción cuando la hacían enojar, ahí sí que era capaz de romper todas las reglas establecidas. Tenía su carácter. A pesar de que podía ser tranquila si quería. Antes de sentarse donde le habían guardado, Riri se arrimó a la puerta y se sentó al lado de su padre, con una sonrisa.

—Lo siento, papá.

—Está bien, cariño—sonrió y miró a su hijo que sentó en uno de los asientos de adelante—. Hiroki está nervioso...—suspiró—. No quiero imaginar cómo estará cuando sepa que es celíaco y no deberá cambiar su dieta.

—¿Eso fue lo que arrojaron los resultados?—preguntó asustada.

—Sí, tu madre está como loca...

Hiroki nació con seis meses. Sarada descubrió que podría tener problemas con el embarazo si seguía teniéndolo en su vientre, por lo que nació prematuro y estuvo en incubadora por tres meses. Durante esos meses estuvieron con el corazón en la boca. De vez en cuando Hiroki tenía problemas para respirar o cosas similares. Supusieron que eran las secuelas de las bombas tóxicas. Sus genes de alguna manera fueron repartidas injustamente. Ahora su salud había mejorado, pero debido a su prematuro nacimiento, tuvo problemas en otras partes. Hacía poco le detectaron problemas en los huesos y ahora debido a eso, descubrieron que era celiaquía. Una horrible noticia para la familia porque deberían cambiar su dieta por completo. No era una dificultad ya que con la salud de Riri había pasado algo similar.

La maestra de grado dio algunos anuncios importantes a los padres y enseguida comenzaron a proyectar diapositivas sobre el homenaje a la guerra. No eran imágenes fuertes, solo discursos o conmemoraciones. Nada que pudiera perjudicar a los niños de seis años. Hasta que finalizó y los padres comenzaron a contar lo que hacían en su vida diaria. Cada uno lo hizo a su modo. Cuando llegó el turno de Boruto, Hiroki se puso de pie y pasó al frente junto con su padre, él lo sujetó del cuello y frotó sus cabellos, miró al frente y sonrió:

—Mi nombre es Uzumaki Boruto—todos los niños prestaron atención—. Soy un sobreviviente de la guerra de hace treinta años—miró a su hijo—. También soy un sobreviviente de la vida, ¿por qué? Porque he logrado salvar mi vida, cuando estuve a punto de caer en el abismo, pensé que de verdad no tendría futuro y...—sonrió—. Aquí estoy, con mi hermosa familia, disfrutando de mi vida, teniendo una vida normal.

Déjame Enamorarte (BoruSara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora