Los episodios que ocurrieron en Enero se fueron difuminando al terminar el invierno. Con la nueva estación, el único problema sería la humedad y las alergias, algo que era normal para el rubio. Al menos ya no tenía que preocuparse tanto por quedarse un día entero a cuidarlo. Desde aquella vez las crisis de asma se repetían una o dos veces a la semana, no eran tan fuertes, pero terminaban con fiebre alta. Por lo que Boruto debía asistir a clases con la mente en alerta. Al igual que sus compañeros que eran los primeros en salir corriendo para llevarlo a la enfermería o traerlo de regreso a su casa. Ya se sentía mal por ser dependiente. Odiaba que lo trataran con cuidado. No quería sentirse inferior y no lo era, solo que exageraban las cosas, en especial Sarada que vivía con el corazón en la boca.
Recién se calmó cuando las flores del cerezo comenzaron a inundar las calles de Konoha y el viento caluroso, le daba la sensación de que sería un buen año, sobretodo porque en tres semanas se casaría con la mujer que siempre anheló. Sarada hubiera querido acompañar a Ririr en su ceremonia de ingreso, por desgracia le tocaba trabajar, así que Boruto fue en su lugar. La cámara de fotografías no debía faltar. Caminaron tomados de la mano por el largo camino lleno de cerezos, mientras el rubio se detenía para sacar determinadas fotos con su hija, a veces ella como protagonista y otras solo le sacaba a las flores. Al llegar a la esquina, Riri comenzó a sentirse nerviosa y sujetó con fuerza la mano de su padre:
—Papá, ¿y si no logro encajar...?
—Lo harás bien, Riri—se agachó a su lado y frotó sus cabellos—. Eres bondadosa, justiciera y de buen corazón, te aceptarán sin que se lo ruegues. Porque eres una excelente persona—sonrió y besó su frente—. Además, si me llego a enterar de que te hacen daño, me haré cargo de enviarlos lejos de ti—guiñó un ojo y ella rio.
—Gracias, papá—lo rodeó por el cuello—. Te quiero.
—Yo también, amor—besó su mejilla y se adentraron al colegio.
Observó a su hija desde uno de los asientos en la parte trasera del salón. Mientras intentaba hablar con sus compañeras y escuchaba atenta los discursos de sus profesores. No temía que pudiera adaptarse, más bien que pudiera superar los obstáculos, pues sabía por su hermana lo difícil que era convivir en una escuela. Rogaba que ella fuera valiente y superara todo los obstáculos. Confiaba en ella. Esbozó una cálida sonrisa de orgullo. Al menos tendría la vida que jamás tuvo. Y eso era suficiente. Le daría una buena infancia y una vida vida, ese era su plan. Al terminar el discurso se retiró a su departamento para revelar las fotografías y subirlas a Instagram.
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Boruto estaba mirando el cielo azulado, ni una sola nube interrumpía el paisaje, en lo único en lo que pensaba era saber qué le diría su hermana ahora que había conseguido el amor y la felicidad, ¿era correcto tener un final feliz a costa de su vida? No lo creía justo. Hubiera querido que ambos estuvieran mirando este hermoso cielo. Y no era así. Por desgracia se había ido para siempre. Su semblante cambió cuando la voz de Sasuke la interrumpió. Se sintió nervioso, porque no solían tener muchas conversaciones, su voz era gruesa y tranquila. Sarada tenía una voz similar, solo que en su versión femenina, eso lo calmó.
—Himawari me habló mucho de ti...
—Me imagino—dijo avergonzado.
—Pero en especial Sarada...—eso lo sorprendió—. Quería conocerte cuanto antes, porque sabía que serías un buen candidato, solo que tenía mis dudas si serías capaz de llevar el peso de mi familia. Los Uchiha tenemos renombre, y aunque tu no lo seas, serás parte de mi familia—estrechó su mano—. Será un honor.
No imaginó esas palabra de parte de Sasuke, de algún modo se sintió halagado, sabía por su hermana que era un hombre difícil de caer bien. ¿Cómo lo había hecho? Ahora agradecía a su hermana. La ceremonia había transcurrido bien temprano por la mañana, Boruto estaba vestido con un traje gris y una corbata rosa magenta que hacía juego, unos zapatos relucientes y su cabello peinado sutilmente hacia a atrás. Estaba esperando a su esposa que todavía se estaba peinando, pues habían acordado venir los tres juntos para recibir a los invitados, a Sarada se le ocurrió hacerse un peinado complejo por eso estaba demorando. Su hija estaba jugando con las gemelas ya que Kawaki fue uno de los primeros en llegar a la fiesta. Al ver que seguía mirando la nada después de Sasuke ingresara al salón, se incorporó a su lado y le ofreció bebida, volteó hacia él y le sonrió.
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Déjame Enamorarte (BoruSara)
FanficBoruto tiene una enfermedad extraña que le impide salir del hospital. Lleva conviviendo así desde sus 4 años. Lo bueno es que tiene una familia que lo apoya y lo quiere. Solo que vivió toda su infancia y adolescencia en el hospital. Su vida no es n...