Una semana atrás se había mudado a su nuevo departamento. Luego de aprobar la última materia de su tercer año, comenzaría el nuevo cuatrimestre preparándose para abordar su desempeño como profesional en un hospital privado. Llenó los formularios que le dejaron sobre la mesa de su escritorio en el salón de profesores y al salir, su tutora de grado, la detuvo en los pasillos. Era una de las fieles amigas de su madre; su nombre era Ino Yamanaka, su familia trabajaba en los laboratorios más importantes y prestigiosos de la ciudad de Konoha. La pelinegra se detuvo en seco y giró su cuerpo para quedar frente a ella, llevaba puesto un quipao ajustado, unas gafas rojas y el cabello lacio suelto.
-Sarada-la nombró y le entregó un sobre-. Aquí adentro está tu pasantía. ¡Felicidades!
-Oh-dijo aturdida y tomó el sobre-. ¿De verdad?-no podía creerlo-. Gracias, señora Ino.
-Recuerda llamarme profesora-suspiró resignada-. Pasado mañana te presentaré a tu tutor a cargo en el hospital donde realizarías la pasantia. No será una paga tan importante, pero debo admitir que la experiencia lo vale-aseguró. Y al voltearse añadió-. Envíale saludos a Sakura.
Sarada asintió con la cabeza y se retiró del establecimiento. Al llegar a su departamento abrió la puerta y se dejó impregnar por el aroma a encierro. Debía dedicarle todo el día a limpiar o cuando empezara con la pasantia se le haría más difícil todavía. Soltó un fuerte soplido, se preparó una taza de café y recogió su cabello en una cola. Mientras el café se preparaba se cambió de ropa a una más cómoda, sirvió el café y se sentó en el sofá para leer el sobre. El mes que viene cumpliría veinticinco años. No podía creerlo. Le quedaba dos cuatrimestre y sería una médica igual que su madre. Estaba acostumbrada porque toda su familia lo era, al menos, de parte de su madre. Porque su padre trabajaba en el ejército y casi nunca lo veían. Pronto irían a otra guerra y cualquier cosa podría suceder. Siempre estaba alambrando en imaginar que nada malo le sucedería. Se preguntaba si algún día conocería a un hombre, porque sus padres se conocieron de una manera romántica en un campamento militar y de allí nació ella, su hermano Ryuu nació doce años después. El vivía con su madre en la zona céntrica e iba a la secundaria. Casi no lo veía desde el año pasado. Sus últimos años habían sido agotadores y se atrasó en la carrera por lo exigentes que eran sus profesores. Al ser la hija de una médica prestigiosa todos esperaban mucho de ella. Nunca faltaba el que quería arruinarle su carrera universitaria o las envidiosas por ser la predilecta.
Al recordar la historia de sus padres, no pudo evitar pensar en la idea de conocer a alguien. Solo que sentía que todavía no era el momento y esperaría hasta que terminara su carrera para enfocarse en eso. Sumado a eso no confiaba en ningún hombre y creía que no existía el amor a primera vista, ni el de las tantas películas de comedia románticas, que miraba los fines de semana con su madre en su casa. Ese tipo de cosas jamás le sucederían. Tampoco tendría sentido, porque sabía que su trabajo no le permitiría tener tiempo para tener una relación. Suspiró olvidándose de todo eso y se concentró en lo importante: el sobre. Lo abrió con cuidado y deslizó las hojas sobre sus manos. Al tomarla por un extremo y ponerla al derecho, leyó el contenido:
"Uchiha Sarada, has sido elegida para hacer la pasantia en un período de dos años y medio, en el Hospital Privado de Konoha. Tutor a cargo: Dr. Yanagi, Sousuke. Listado de pacientes: Uzumaki, Boruto; Yumachi, Riri".
Le extrañó que le tocaran solo dos pacientes. Imaginó que tendría que estar pendiente de varios, sin embargo, no fue así. Enseguida anotó los horarios de la pasantia, las personas a las que tenía que conocer, el tutor y algunos que otros datos que consideró relevantes. Su arduo trabajo comenzaría en dos días. Terminó el café y recibió un llamado de su madre. Lo atendió entusiasmada, quería contarle las novedades:
ESTÁS LEYENDO
Déjame Enamorarte (BoruSara)
FanficBoruto tiene una enfermedad extraña que le impide salir del hospital. Lleva conviviendo así desde sus 4 años. Lo bueno es que tiene una familia que lo apoya y lo quiere. Solo que vivió toda su infancia y adolescencia en el hospital. Su vida no es n...