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-¿Y a dónde se fue?-. Preguntó Dean Winchester mientras acariciaba mis cabellos, yo me incorporé lentamente.

-No tengo la menor idea. No le pregunté-. Negué con la cabeza.

-¿Seguirás viviendo con Klaus?-. Levantó una ceja. Sabía justo a dónde iba.

-Él y yo no hemos hablado mucho. Se la vive tomando en una habitación. No salé en lo absoluto...

-Me aterra qué sigas viviendo con él, podría... Lastimarte...

"Eso jamás". Pensé

-Klaus Mikaelson será muchas cosas pero, él no permitiría que lastimarán a su familia y él me considera parte de ella.

-Ya intentó sacrificarte-. Suspiró

-Y tú intentaste matarme-. Lo golpeé levemente en el hombro y él comenzó a reír

-Oye, yo los quería muertos a ellos. Tú eres cómo yo. Eres humana.

Me acomodé en el asiento de su auto.

-No siempre lo fui. Además siempre seré una bestia

-Eres una bestia en la cama-. Susurró en mi oído y lo alejé

-Por Dios, cierra la boca-. Rodé los ojos

-¿Dijiste Dios?-. Sonrió alegremente y asentí

-Si. ¿Qué tiene?

-No nada, sólo pensé que no creías en él

-Mi familia adoptiva no era muy devota. Y vivo en un mundo sobrenatural. Jamás e escuchado mencionar a un Dios.
Creo en la paz. En el descanso eterno...

-¿Y no crees en el infierno?-. Susurró

-No cómo tu. No creo en almas torturadas pero en fuego infernal dirigido por Satán pero... Si en una especie de purgatorio, del qué no puedes escapar fácilmente

-¿Cómo en el que estuviste? Ese era un mundo prisión. Es diferente

-Eso tú no lo sabes-. Sonreí

-Pero e visto a Dios. Él es muy real.

--¿En serio?

-Sí. Y estoy seguro de qué te perdonaría si cambiarás

Solté una carcajada

-El mujeriego sexoso viene a hablarme sobre el perdón de Dios. Por favor.

-Hay de pecados, a pecados...-. Se acercó lentamente, rozó sus labios con los míos y me besó

-¿En qué momento comenzó esto?-. Reí

-No lo sé. Han sido meses duros.
Me parece qué te afecto la desaparición de Elijah-. Señaló y negué con la cabeza

-Está molesto conmigo. Y él es tan noble y yo e sido tan mala con él. Es mi mayor arrepentimiento

-Tú eres una maldita con todos-. Rió

-No siempre fui así...

Flashback.

¿Elijah, Mikaelson?-. Me recargue en el marco de la puerta mientras él me miraba.

-Así es.  ¿Me invitarías a entrar?

-De acuerdo-. Asenti.- Puedes pasar.

-Supongo que conoces a mi hermano Klaus-.
Pasó a mi lado, mirando hacia adentro.

-Él no mencionó tener hermanos...

Una voz me sacó de mis pensamientos.

-¿Te estoy interrumpiendo?-. Preguntó Klaus adentrándose en mi habitación. Con un tono increíblemente molesto, así que me limité a dejar de pensar y volver a mi realidad

-No-. Suspiré.- Tú nunca interrumpes Klaus

Se me acercó lo suficiente como para hacerme retroceder

-¿Sabes por qué se fue Elijah?-. Preguntó molesto, clavando sus ojos en los míos

-No lo mencionó-. Lo empujé suavemente.
-Y a diferencia tuya, yo sí respeto la privacidad de los demás-. Caminé hasta mi baño y me encerré en él.

-Tal vez con eso expliques el porqué te escabulles en el auto de Dean Winchester cada noche-. Gritó desde afuera, golpeando la puerta

Mi corazón dio un vuelco. Apreté los puños e hice un esfuerzo por no llorar.

-Justo a eso me refería con respetar la privacidad-. Grité mientras me deslizaba por la puerta, hasta sentarme en el piso.

Nuevamente golpeó la puerta y me hizo sobresaltarme.

-¿No te interesa nada, verdad?-. Gruñó.-Creí que eras diferente. Creí que habías cambiado
Pero sigues siendo la misma Mia Egoísta Vallois que conocí hace años

Tenía un nudo formándose en mi garganta
No iba a permitir que siguiera gritándome.

-Escucha. Tienes diez veces la edad de mi padre pero, no por eso lo eres y no pienso soportar tus sermones de media noche-. Me mesé el cabello con ambas manos y murmuré.- Ya no soy una niña.

-Pues deja de actuar cómo una-. Rompió la chapa y abrió la puerta

-Pues deja de tratarme como a una-.
Golpee el espejo detrás de él, quebrándolo en pedazos, mientras mi sangre caía sobre el suelo.

-Esto será todo, Mia Vallois. Puedes regresar con los humanos a ser la misma perra de siempre

Se cerró la puerta. Escuché como bajaba los escalones y finalmente, se cerró la puerta...

No iba a quedarme ahí.
Tomé mis cosas y me puse en camino a la residencia Vallois.
Estaba lista para comenzar una nueva vida. Sin los Mikaelson, y sin el apellido Salvatore.

La Última Salvatore IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora