-Extrañar a alguien es tu corazón recordándote que lo amas.
Sonreí. Y me giré de vuelta a él
-¿Es lo qué te dice tu corazón?
Avancé lentamente. Él llevaba un traje.
Entonces, tuve esa sensación de, el tiempo retrocediendo y deteniéndose por un momento.-Es lo que me dice tu mirada, desde el primer dia en qué te vi.
No pude evitar reír, entonces me senté en un sillón de la sala
-Con razón te equívocas, estaba ebria ese dia-. Tomé una copa y la comencé a llenar
-Ebria es tu estado natural. Jamas te e visto sobria
-Eres él unico que lo entiende
-Eres la única que entiende que, soy una bestia y no me odia por ello. Sin embargo, tenerte en mi vida me hace ser menos bestia
Sus palabras resonaron en mi cabeza y le di un trago a la copa.
-¿Quién dijo que no te odio por ello?-. Exclamé una vez tomé. Él se acercaba lentamente. Cada vez con una expresión mucho más seria.
Acomodó su cabeza junto a mi cuello, y lentamente susurró
-Sólo dilo-.
Una lágrima bajó por mi mejilla. No podríamos seguir en la propiedad Salvatore y hasta entonces, lo comprendía
-Sólo besame, y me iré lejos-. Una lágrima bajó por mi mejilla, y me obligué a no llorar.
-El más difícil no es el primero, es el último y lo sabes...
Su mano acarició mi mejilla. También tenia los ojos húmedos y apoyé mi cabeza en su pecho
-Entonces que no haya un último-. Susurré
-¿Qué estas diciendo?-. Apretó mi mano y dejé salir las demás lágrimas mientras ocultaba mi rostro en su pecho. Yo lloraba como nunca antes. Como cuando conoci a mis padres, encerrada en aquel sótano. La sensación volvía a mí. De hablar. De gritar...
-Qué te amó, Klaus Mikaelson-. Sonreí sollozando y escuché su corazón latir más, y más fuerte.- No recuerdo desde cuándo, no sé si fue cuándo me sacaste ensangrentada de la casa de Marisol, cuándo me besaste por primera vez o cuándo me sacrifiqué por ustedes.
Todo fue tan lento y tan difícil como para poner atención a otra cosa, que no fueras túHubo una pausa, sólo se escuchaban su corazón y el mío, sincronizados el uno y el otro, como un compás.
-También te amó, Mia Salvatore... Mia Vallois... Mia Mikaelson...
Ambos reímos y yo tomé su rostro entre mis manos.
-Quedate conmigo Klaus. No tendremos que huir más. Los Winchester, Katherine, Monroe, e incluso Ian se fueron...
-¿Quién dice que, no vendrán más?-. Suspiró
-Ellos jamás fueron obstáculo para nosotros. Fuimos nosotros mismos asustados de volver a equivocarnos.
-Ahora sabes qué no podrás vivir sin mí-. Sonrió
-No quiero intentarlo, si así fuera, lo sentiría-. Aseguré
-Tienes razón. Podemos estar juntos. Hay un castillo a las orillas de Rumania, con vista a el bosque.
Lo besé, sin dejarlo terminar. Lo necesitaba, necesitaba saber que esto era real. Que nada nos separaría nunca.
-Te veré a las seis, en dónde me conociste
-¿Ebria en una fiesta?-. Se burló
-Dónde tu me conociste. En el balcón de mi antigua casa. Estaré esperando por ti.
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La Última Salvatore II
CasualeEl regreso de Mia Vallois alerta a la familia de sangre Original sobre dos hermanos cazadores: Los Winchester. En medio de la intriga, Mia decidirá si ser una Petrova... O una Salvatore. Ya no ambas.