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- ¿Y bien?.

Elijah estaba sentado al fondo, y Klaus a su lado de pie.
Parecía que habían pasado mil años desde la última vez qué los vi así, y aún no podíamos sentarnos a tomarnos un trago de bourbon sin planear más muertes.

-Esta mujer es insoportable. ¿Realmente llevan soportándola quinientos años?

-Hay peores destinos qué la muerte.-. Klaus sonrió mientras se servía un trago.-¿Dijo algo nuevo?

Suspire. Debía enfocarme en lo necesario y ya.

-Hay unos cazadores. Hermanos, de hecho. Los llamó los Winchester. Dice qué ellos estaban tras ella pero les ofreció un trueque...

-¿Se acostó con ellos?-. Elijah levantó una ceja y negué con la cabeza

-No fueron tan desdichados. Les ofreció a otra manada de licántropos y... A nosotros.

-¿Por qué esto no me sorprende?-. Klaus siguió riendo. Había una tensión en la habitación de incomodidad y sólo él podía tomársela con humor.

-Mia, creo qué se lo qué está pasando contigo-. Exclamó Freya mientras entraba de prisa con cierta preocupación en su rostro. ¿Tenia algo qué ver con qué estuve muerta? ¿o no muerta? Todo era tan confuso así que sólo atiné a titubear cómo si no supiera nada.

-¿A si?-. Sonreí nerviosamente

-Estás en transición

-¿Nuevamente? ¿A vampiro?-. Pregunté confundida.

-No. A humano.

.

-Hermano, vuelve a hablarme de la chica...

Dean Winchester ajustó su última bala en el arma mientras se dirigía a su hermano.

-Es morena. Tal vez 1.67. Ojos azules y cabello castaño con destellos pelirrojos bajo el sol.

-Vaya, ya veo por qué te gustaba-. Dean le dio unas leves palmadas en la espalda a Sam.

-No me gusta todo lo qué respira a diferencia tuya. A la chica la e visto de lejos y me la han descrito por lo menos cien veces.

-Espera, ¿Hablabas de la otra?-. Negó con la cabeza. -No... Yo preguntaba por Katherine.

-Te dije que no quería hablar de ella-. Sentenció.

-Hermano, te rompieron el corazón-. Se sentó a su lado divertido. -Hasta a mi me a pasado. No es para tanto. Un poco de licor en un antro con chicas sexis y sentirás que vuelves a nacer-. Guiñó un ojo.

-Nadie me rompió el corazón Dean. Quedé cómo imbécil. Me dejé seducir por el enemigo y ya.

-Oye, tranquilo. Te aseguro qué no fuiste el primero pero también te aseguro qué serás el último.

-Viene del infierno Dean-. Rodó los ojos. -¿La golpearemos con un ladrillo y ya?

-Con cien si es posible. Aún hay cosas qué no entiendo...
Doppelgangers, mujeres qué se escapan del Diablo y los primeros vampiros de la historia...

-Si, así es. El mundo a cambiado y nosotros seguimos con nuestras... Armas.

Hubo un silencio. Dean se dio cuenta de qué habían perdido bastante tiempo en aquel hotel en New Orleans, estaban próximos a atacar y concluyó antes de salir poniéndose de pie.

-Tenemos un trato con Katherine. Tal vez el océano se seque y ella lo honré-. Sonrió

-Y nosotros también-. Continuó Sam.- No quiero volver a verla nunca pero, tenemos acceso a más de ellos con Katherine de nuestro lado

El mayor de los Winchester fruncio el ceño, intrigado.

-Oye, los Doppelgangers son idénticos ¿no? ¿Cómo las diferenciamos a ellas?

-

Bueno, Mia tiene los ojos azules cómo su padre, según Katherine. Y ella los tiene cafés.

-Espera... ¿Son idénticas pero no tienen los ojos del mismo color?-. Preguntó con cierta incertidumbre en la punta de la lengua.
Tenían un trato con Pierce. ¿Cómo la diferenciarían de Salvatore? Y si había una diferencia tan notoria en ambas, ¿Realmente era Doppelgangers cómo el mundo las llamaba?

-No sabría explicarlo.

-Espero qué no sea un truco de ellos

.

-Perra maldita. ¿Qué hiciste conmigo?-.

Grité mientras entraba a la celda de Katherine.

-Oh niña. Tus padres no te enseñaron modales... Oh cierto, no los tuviste.

La tome del cuello y la estampé contra los barrotes de la celda.

-Deja de evadirme. ¿Por qué estoy en transición a humana?-. Bufé desesperada mientras veía cómo la frente de ella se llenaba de sangre tras el impacto

La solté. Tomó unos momentos para incorporarse y gruño entre los barrotes.

-¿No es obvio? Eras vampiro, te tiraste al fuego, moriste y renaciste. Naciste cómo Doppelganger-. Rió levemente

-Tú planeaste esto-. Negué con la cabeza asqueada y ella siguió riendo.

-Yo no, yo sólo quería usarte para salir de ese mundo prisión llamado infierno. Pero había gente que te odiaba y la razón por la que los convencí de sacrificarte. Ellos creían que te quemarías por siglos pero te reviví. De nada.

Su tono de voz era burlón. Yo sentía mi desesperación alrededor de todas mis venas. La sangre se me helaba y a punto de enloquecer, se me quebró la voz.

-Intenté beber sangre de vampiro pero mi cuerpo la rechaza.

-No podrás volver a convertirte-. Rodó los ojos, aun sonriente .-Así me paso al probar la cura de la inmortalidad. No todo es tan fácil.

-¿Cómo me voy a proteger?-. Exclamé antes de romper en un ataque de ansiedad

-Tienes a dos hermanos muy guapos qué te cuidan. Si tienes suerte conseguirás a más.

-¿Entonces no existe el infierno?

-Técnicamente no. Pero no significa qué si mueres retozaras en el cielo con Jesús y Elena Gilbert. Así que, la próxima vez elige bien a tus víctimas.

La desesperación fue más grande que nada que hubiera sentido. No habia salida, no importaba lo qué hiciera, con o sin los Mikaelson, estaba pérdida.

-Suerte qué yo no discriminó-. Clavé una daga en su corazón con toda mi fuerza. Su última mueca fue de dolor. Katherine Pierce estaba agonizando frente a mí y yo vi cómo la sangre corría por debajo de mis pies.

La Última Salvatore IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora