Epílogo

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Desperté sola
Ya no estaba aquel hombre de mirada diabólica y labios salpicados en sangre...
Tampoco estaba su hermano de mirada noble y traje.
Estaba sola.
Había olvidado cuatro años de mi vida
No sabia cómo.
Todo había sido un sueño, con dos hombres de otro tiempo, qué se alimentaban de otras personas y con la capacidad de hacerlas olvidar e
hipnotizarlas...
Mis padres estaban muertos, sólo eso sabía.
Todo había sido un sueño, me repetía
Hasta que muchos años después, al envejecer, volvi a ver a el hombre de mi
sueño entre la multitud
Los años no habían pasado sobre él
Entonces, supe qué era real.
Cuándo sus ojos azules se cruzaron con los míos, una lágrima bajó de su mejilla, y Sonreí
Esta vez, ya no había sangre en sus labios, y pude morir.

La Última Salvatore IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora