Capítulo 3: La mansión Carvajal

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Salí de la escuela y comencé a caminar hacia la parada del  bus, cuando alguien comenzó a gritar mi nombre. Al voltear, vi a Tessa corriendo hacia mi.

- Hasta caminando eres rápida, Juli - ¿Juli? En su vida Tessa me había dirigido la palabra y ahora me llamaba Juli, ¿qué demonios estaba sucediendo? - Lamento lo que sucedió en el vestuario, pero imagino que si hay alguien acostumbrada a los maltratos de Valentina eres tú, lamentablemente - Me sonreía como si fuéramos amigas de toda la vida y yo estaba cada vez más confundida.

- Gracias por intervenir, pero la verdad he optado por ignorar a tu prima, creo que es la mejor decisión para todos, Tessa - Dije con firmeza.

- Wow, ¿sabes mi nombre? Creí que no tenías idea de como me llamaba - Respondió riendo.

- Estamos juntas en el equipo hace años y compartimos varias clases, ¿cómo podría no saber tu nombre? - Realmente no entendía lo que estaba sucediendo.

- Es que, bueno, jamás me hablaste -.

- Tu tampoco a mi -.

- Touchè. Tal vez sería hora de remediar eso, ¿no crees? - Tessa estiró su brazo y estreché su mano devolviéndole una sonrisa.

- ¿Esto tiene algo que ver con que sea gay? - Pregunté desconcertada.

- ¿La neta? Sí. Creo que tenemos que mantenernos unidas. Pero, no es sólo por eso. Siempre me resultaste muy interesante, Juli. Pero, simplemente me parecías ese tipo de persona que no quería que nadie la moleste. Y creeme, yo puedo ser MUY molesta - Su sonrisa era realmente contagiosa, no pude evitar reírme con ella.

- Pues, creo que sí soy ese tipo de persona. Pero, tal vez tu no me molestas - ¿Estábamos coqueteando? Esto era definitivamente nuevo para mi.

- Tu tomas álgebra avanzada, ¿verdad? - Asentí ante su pregunta - Pues, no es una asignatura en la que yo destaque, la verdad. Tal vez podrías, no sé, ¿ayudarme? Sé que recién están comenzando las clases, pero es nuestro último año y no quiero atrasarme.

- Mmm, Valentina toma esa clase también - No entendía por qué querría mi ayuda cuando su propia prima podría ayudarla.

- Dudo que Valentina fuera a ayudarme, y si lo hiciera, una de las dos terminaría asesinada por la otra. No nos llevamos muy bien - La verdad es que pocas veces había visto a Tessa y Valentina interactuar en la escuela, eso era cierto. Ambas eran muy populares pero en ámbitos muy diferentes, seguramente porque eran opuestas en sus personalidades.

- En ese caso, no tendría problema en ayudarte - Respondí un poco nerviosa.

- Bien, ¿mañana? Podemos marcharnos juntas e ir a mi casa - Propuso Tessa y el pánico me invadió. ¿Ir a la mansion Carvajal? Eso sería mucho para mi. Pero siempre había querido conocer la famosa casa de la familia más rica del pueblo.

- Va - Respondí intentando sonar relajada ante la idea de pisar el hogar de Valentina.

- Bien, nos vemos mañana entonces - Me dijo y depositó un suave beso en mi mejilla, logrando que ardiera bajo sus labios.

Definitivamente ese día no había terminado como lo esperaba. Llegué a casa y corrí a mi habitación para ponerme al día con mis tareas, cuando terminé bajé a cenar luego de que mi madre me llamara varias veces. Una vez más, mi padre no estaba para la cena ya que había tenido que quedarse a trabajar hasta tarde. Después de comer, decidí salir a correr un poco y al regresar tomé un baño, ya lista para irme a la cama. Como era de esperarse, soñé con Valentina, su piel, sus ojos, su sujetador deportivo y sus shorts, los cuales deseaba con todas mis fuerzas, con cada fibra de mi ser arrancárselos. En el sueño, se repetía nuestro encuentro en el vestuario. Pero esta vez, estábamos solas, ni el equipo de Volleyball, ni el de Atletismo, ni Tessa, ni nadie podía interrumpirnos. Valentina no me llamaba maldita lesbiana, sino que me tomaba de la cintura y me besaba, estrellándome contra la pared con fuerza. Mordía mi labio, jugaba con su lengua dentro de mi boca y metía sus manos en mis pantalones. Obviamente, en el mundo real, eran mis propias manos dentro de mi ropa interior, y me desperté con una gran decepción al saber que jamás podría vivir eso con Valentina. Y un poco avergonzada de mi misma por desearlo, ya que Carvajal era la peor persona que me había topado en mi vida, y aún así, moría por ella.

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