Capítulo 27: Cenizas

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Maratón 5/5

Juliana

Estaba teniendo el más maravilloso sueño cuando la luz del sol colándose por el ventanal comenzó a acariciar mis párpados, devolviéndome a la realidad. Pero al abrir mis ojos, me di cuenta que estaba viviendo algo todavía más fantástico que mi sueño. Mi cuerpo estaba aprisionado bajo el brazo izquierdo de Valentina, que cruzaba a través de mi abdomen, y una de sus piernas completamente recostada sobre las mías. Su cabeza reposaba sobre mi hombro, mientras respiraba plácidamente, su cálido aliento golpeaba mi cuello, dejándome una bonita sensación. Me deslicé suavemente unos centímetros para poder observarla sin que depertara. Sus facciones, hermosas y delicadas, se encontraban perfectamente relajadas. Sus labios aún estaban ligeramente inflamados y enrojecidos por nuestros hambrientos besos de la noche anterior, sus mejillas igual. Me detuve a memorizar su belleza. Las largas y delicadas pestañas que escondían los ojos más hermosos que alguna vez hubiera visto. No había nada en ella que no me pareciera perfecto. Y no esa perfección sin defectos, sino esa en que hasta esos son bonitos. No tenía idea de lo que pasaría después, que nos depararía el futuro, pero nunca olvidaría ese preciso instante en que tenía a Valentina en mis brazos, solas ella y yo.

Pasé unos largos minutos simplemente observando a Valentina hasta que decidí levantarme y ordenar el desayuno para ambas. No sabía cuáles eran sus planes para ese día, pero si dependía de mi, podríamos pasar cada hora restante juntas. Luego de pedir la comida, fui hacia el baño a realizar mi aseo de la mañana, y cuando regresé a la habitación, me encontré con una tierna y adormilada Valentina sentada contra la cabecera, con las sábanas enredadas en su cuerpo, su cabello despeinado y sus ojos chinitos. Sonreí deteniéndome a medio camino, un poco cohibida por su mirada hambrienta sobre mi cuerpo todavía desnudo.

- Pedí el desayuno - Anuncié retomando mi lenta caminata de vuelta hacia la cama. Valentina no hablaba, solo me miraba con intensidad. Me senté junto a ella, apoyando mi cabeza en su hombro y entrelazando nuestras manos sobre sus piernas. Nos quedamos en silencio un largo rato, con nuestros dedos jugando entre ellos. Y en ese momento no necesitaba nada más.

Valentina

Luego de desayunar, volvimos a recostarnos en la cama, nuestros cuerpos bien cerca, mirándonos, acariciándonos. Habíamos perdido demasiado tiempo y estaba dispuesta a recuperarlo con creces. Pero antes, debíamos hablar. No quería volver a cometer los mismos errores, arrastras a Juliana en una relación indefinida, con sentimientos mezclados, palabra inconclusas. Necesitaba ser franca con ella y conmigo misma. Me perdí observando sus ojos color café, tan expresivos y misteriosos. Lo decían todo, y a la vez ocultaban algo. Deslicé mi pulgar por sus labios, su mejilla, acariciando suavemente sus facciones. Coloqué mi mano en su cuello y la besé, esta vez no con deseo o lujuria, sino con el fin de demostrarle lo mucho que la había extrañado todos esos años. Juliana era reservada pero transparente, yo llamaba la atención pero escondía todos mis secretos bajo llave. Pero el fuego que había revivido la noche anterior me había liberado, ahora nuestro amor eran cenizas y debía volver a encenderse, renacer.

- Quisiera decirte muchas cosas, pero una en especial. Sin embargo, siento que no es el momento. Este es un nuevo comienzo y quiero hacer las cosas bien contigo, como no pude antes - Dije rompiendo nuestro besos.

- No pudimos - Me corrigió - Debemos hacernos responsables de nuestros errores, ambas - Sonrió acariciando mi brazo.

- Tienes razón. Entonces, ¿estás de acuerdo en comenzar desde cero? - Pregunté devolviéndole la sonrisa.

- ¿Y cómo sería eso? - Cuestionó divertida.

- Mmm... Bueno, podríamos comenzar teniendo una cita - Sugerí. Juliana comenzó a reírse descontroladamente - Eso sería interesante. Es decir, jamás hemos tenido una, ¿no? - Agregué mientras ella seguía riendo.

- Me pregunto cómo es Valentina Carvajal en una cita - Respondió intentando recuperarse de su ataque de risa.

- No he tenido muchas, bueno, al menos no tradicionales -.

- Claro, lo imagino. ¿Llevabas a todas directo a la cama? - Aunque estaba bromeando, noté como se tensaba.

- Algo así. Pero, no hablemos del pasado. Eso no me importa ahora. Quiero solo pensar en el futuro - Se relajó ante mis palabras. Me acerqué nuevamente para besarla, disfrutando de la suavidad de sus labios, de su dulce sabor y adictivo aroma.

- Esto no es empezar de cero - Dijo sonriendo en medio del beso.

- ¿Realmente quieres que me detenga? - Pregunté deslizando mi mano sobre sus costillas, acercándome a su pecho.

- Nunca - Respondió besándome con desesperación.

Juliana

Sin dejar de besarme, Valentina se colocó sobre mi, y nuestra intención de ir despacio se desvaneció por completo en el momento que el que su cuerpo se amoldó mío. Ambas gemimos mientras nuestras respiraciones se acompasaban. Sentí que mis rodillas se debilitaban cuando el beso se profundizó, nuestras lenguas batallaban por el control pero parecía que ambas queríamos perder. Valentina deslizó suavemente sus dedos por el borde de mis pechos, bajó su cabeza y su boca se movió a través de mi cuello y luego más abajo, siguiendo el camino hacia mis pezones. Presioné con fuerza su cintura en el momento en que sus delicados labios tomaron uno de ellos. Gemí incontrolablemente. Su lengua giró alrededor del botón rosado, y luego succionó suavemente. Y grité, sujetándola todavía con más desesperación, moviendo instintivamente mis caderas buscando contacto. En un descuido, nos volteé y tomé nuevamente el control, posicionándome sobre ella. Sus muslos se abrieron y me deslicé entre ellos mientras volví a atacar sus labios con vehemencia. Con mis dedos dejé descubierto su clítoris sin dejar de besarla. Empujé hacia adelante, abriéndome a mi misma hasta que nuestros puntos más sensibles colisionaron.

Valentina gimió fuertemente cuando me moví contra ella, me tomó por la cintura acompañando mis movimientos, primero lentos y coordinados, pero a medida que nuestros gritos llenaban la habitación, todo se volvía caótico. Me sostuve con mis codos, sin detener mi vaivén, y nos miramos intensamente a los ojos, dispuestas a alcanzar el clímax juntas aún sin decirlo. Podía ver en ese mar azul maravilloso que se escondía detrás de sus pestañas como Valentina comenzaba a perder la conciencia y yo con ella. Nos movíamos juntas con fuerza y desesperación, hasta que finalmente nuestras piernas temblaron para luego tensarse, mientras gemíamos juntas. Caí rendida sobre ella cuando nuestros movimientos cesaron, con una capa de sudor cubriéndonos a ambas, nuestros cuerpos pegados y acalorados. Sus manos me abrazaron por las espalda, mientras besaba mis hombros y sonreí contra su pecho deseando que aquel momento durara para siempre. Tal vez sí podríamos revivir el fuego desde las cenizas. 

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¡Final de la maratón!

Espero que les hayan gustado estos 5 capítulos, porque ya se acerca el final de esta historia.

Gracias de verdad por todos sus comentarios, me llenan el alma.

¡Nos leemos pronto!

¡Nos leemos pronto!

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