Capítulo 31: Segundas intenciones

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NOTA

Antes de comenzar el capítulo, lxs invito a leer mi nuevo fic, Perfectly out of Key.

Y ahora... Prepárense

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Valentina

La habitación estaba completamente a oscuras, la única luz que iluminaba provenía de la ventana, una mezcla peculiar entre la luna y la poca luminaria de la calle. Juliana me llevó hasta los pies de la cama y me sentó despacio mientras se colocaba frente a mi, justo entre mis piernas. Su mirada estaba completamente oscurecida, sus ojos inyectados de deseo. Muy despacio, casi en cámara lenta, descendió colocando sus manos en mis rodillas, acariciando mis muslos suavemente. Coloqué mis manos alrededor de su cuello, tocando con mis pulgares con sus mejillas. Cerró brevemente los ojos ante el contacto, pero antes de que pudiera atraerla para besarla, tomó mis muñecas y colocó mis manos sobre la cama.

- Por ahora, no podrás tocar, solo observar y disfrutar - Dijo en un tono que jamás había escuchado antes. Juliana era generalmente tímida, incluso en conmigo y en la cama. Había momentos en que perdía el control y se desenvolvía por completo, pero esto. Esto era completamente nuevo y excitante. Así que decidí luchar contra todos mis impulsos e instintos, y la obedecí. Ella se alejó unos pasos hacia atrás y se quitó los zapatos, sin despegar ni un sólo segundo sus ojos de los míos. Caminó un poco más lejos, hasta reposar su espalda contra la pared, apoyándose sobre una de sus piernas y flexionando la otra levemente hacia arriba, con su pie contra el muro. Subió sus manos hasta su cabello, que estaba levemente recogido en una coleta, dejándolo caer sobre sus hombros como una cascada. Mi expresión debía ser realmente incomparable, porque Juliana no pudo reprimir su enorme sonrisa cuando soltó el primer botón de la camisa que llevaba. Primero le de arriba, y luego cuatro de abajo, lento. Podía escuchar el sonido de cada botón desprendiéndose, mientras me detenía a observar como su abdomen quedaba expuesto.

- Valentina - Me llamó, intentando capturar mi atención - Mis ojos están por aquí - Dijo, colocando una de sus manos en el bolsillo delantero de su pantalón, y levantando la otra señalando su rostro, para luego pasarla por sus labios y hacerla descender al raz de su piel hasta ubicarse en el bolsillo opuesto a la otra. No podía perderme ninguno de sus movimientos, los estudiaba cuidadosamente, hipnotizada, perdida en su belleza. Volvió a ascender por su cuerpo, esta vez con ambas manos y terminó de liberar los botones que restaban de su camisa, pero sin revelar lo que había debajo manteniendo la tela unida al frente. Deslizó su pierna elevada hasta ponerse de pie, y se volteó dándome la espalda, pero observándome sobre su hombro. Delicadamente, fue dejando caer su camisa hasta revelar un sostén de encaje negro y rojo que no había visto antes. Sentí como mi boca se secaba y el aire ya denso de la habitación se volvía completamente insoportable. La camisa cayó definitivamente al suelo y Juliana posó sus manos contra la pared, deslizándose hacia abajo sin dejar de rozarla, son sus rodillas unidas y moviendo levemente sus caderas de un lado hacia el otro hasta colocarse en cuclillas. Tomó la prenda que estaba en el piso y la arrojó al otro lado de la habitación para que no estorbara su espacio. Volvió a erguirse colocando sus manos en las rodillas y abriendo las piernas sin despegar sus talones, inclinando su trasero hacia atrás. Para ese punto, yo ya no podía respirar, ni pensar, ni nada. Mi centro me reclamaba atención, pero mi mente estaba sumergida en una fantasía lujuriosa de mera observación. Ya totalmente de pie otra vez, Juliana abrió las piernas posando sus manos en su cintura y se dio la vuelta, revelando el frente de su hermoso sostén, completamente transparente que dejaba a la vista sus pezones. Sentí como mi boca se abría ligeramente sin poder evitarlo. Ella sonrió una vez más y caminó despacio hacia mi. Cuando estuvo nuevamente parada entre mis piernas, colocó su dedo índice en mi mentón, levantando mi rostro para cruzar nuestras miradas y cerrar mi boca. Instintivamente, levanté mi mano para acariciarla, pero ella fue más rápida y sentí una fuerte palmada.

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