Por mucho que había disfrutado el beso de Tessa, esa noche volví a soñar con Valentina. Estábamos en un lugar que no podía reconocer, sumidas en una absoluta oscuridad. El aire se sentía pesado, húmedo e inmutable. Su cuerpo estaba recostado sobre el mío, moviéndose con sensualidad, ambas completamente desnudas, por lo que podía sentir cada centímetro de su piel rozando con la mía, generando una fricción que me enloquecía. Cada movimiento era abrasador y me dejaba sin aliento. Desperté cubierta en sudor y tuve que darme un baño de agua fría para bajar mi temperatura. Eran las 7 de la mañana de un sábado y no había forma de que pudiera volver a dormir luego de aquel sueño, así que decidí salir a correr. Necesitaba descargar toda mi frustración y despejar mi mente. Correr, sentir el viento en mi cara y mis pies golpear contra el pavimento, era una sensación indescriptible para mi. Lo hacía porque era buena en ello, porque sería mi boleto de salida de ese lugar. Pero era así de buena precisamente porque me gustaba. Disfrutaba cada segundo de ello, incluida la presión al competir. Sin embargo, ese día, cada paso que daba, me recordaba a Valentina. No podía borrarla de mi cabeza, era como una maldición.
Al regresar a mi casa, dos horas más tarde, mi madre había dejado el desayuno para mi antes de irse a trabajar. Mi padre tampoco estaba, así que me dediqué a comer sentada en el sofá viendo televisión, hasta que recibí un mensaje de Eva: "Nos vemos en el mall para el almuerzo". Como todo lo venía de mi amiga, no era una pregunta sino una orden y no tenía otra opción más que obedecer a pesar de que mis ganas de quedarme todo el día haciendo nada eran muy tentadoras.
Hasta que se hizo la hora de marcharme, tomé otra ducha y me vestí con absoluta lentitud. Alrededor de las doce llegué al mall y caminé directo hasta nuestro puesto de hamburguesas favorito. Eva, Lucy y yo comíamos ahí al menos tres veces al mes y siempre nos encontrábamos allí aunque no lo hubiéramos pautado. Pero cuando llegué, no eran mis amigas las que me esperaban. Tessa estaba sentada en una mesa sonriendo ampliamente, con un brillo hermoso en sus ojos. No pude evitar devolverle la sonrisa mientras me acercaba.
- ¿Idea de Eva? - Dije sentándome frente a ella, pero luego de darle un tierno beso en la mejilla.
- Idea mía, pero tus amigas me ayudaron - Confesó - Quería hablar contigo sobre lo que pasó anoche - Parecía avergonzada.
- ¿Sobre qué en particular? - Pregunté, aunque sabía exactamente a lo que se refería.
- Ya te dije que soy una persona muy directa, y también he sido muy clara respecto a lo que siento por ti. Por eso te besé. Pero lo que sucedió antes, ya sabes... En la habitación... Bueno, no pasó nada en realidad pero creo que hubiera pasado y... - Su nerviosismo me parecía lo más dulce del mundo - No quiero que sea así contigo, ¿entiendes? - Terminó de hablar y tomé su mano sonriendo.
- También me gustas - Dije sorprendiéndome a mi misma por la honestidad con la que hablaba - Y tampoco quiero que sea así contigo. Es decir... Bueno... Si quiero que en algún momento lo sea, no me malinterpretes, pero no ahora - Me devolvió una sonrisa pícara.
- ¿Vamos despacio entonces? - Preguntó y asentí sin dejar de sonreír.
- Bien, ahora a lo que vinimos - Dijo y la miré con curiosidad - Bueno, primero vamos a comer y luego me ayudarás con una pequeña misión - Comentó en forma misteriosa.
- ¿De qué hablas? - Pregunté confundida.
- Ya lo verás. Por ahora, sólo dime que quieres ordenar -.
Comimos hablando sobre cualquier cosa y finalmente logré que revelara cuál era su famosa misión: Debía realizar un proyecto de fotografía para su taller y quería que yo fuera su modelo. Obviamente, me negué, pero logró convencerme fácilmente, no podía decirle que no. Caminamos un rato por el centro comercial y luego me propuso comenzar tomando fotos en la escalinata posterior, ya que no solía haber mucha gente en esa parte del edificio. Me dio algunas indicaciones para las primeras tomas, pero luego simplemente me dejó fluir y fue capturando momentos espontáneos, algunos con su hermosa cámara y otros con su teléfono. Luego de casi media hora, nos sentamos en la escalera y me enseñó lo que había tomado. Era realmente buena y me aseguré de hacérselo saber. Yo estaba lejos de ser una modelo, pensé al ver su trabajo, seguramente alguien como Valentina luciría mucho mejor. Dios, ¿por qué tuve que pensar en Valentina? No podía sacármela de la cabeza una vez que su imagen apareció allí para volverme loca. Debía concentrarme en Tessa, sí, eso era lo que tenía que hacer.
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Antítesis
FanfictionValentina odia a Juliana, o al menos es lo que quiere mostrar. Juliana quisiera odiar a Valentina, pero parece ser la tarea más difícil del mundo. Un amor que comienza con el pie izquierdo, ¿puede terminar bien?