Capítulo 11: Juegos peligrosos

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Durante las primeras semanas de mi nueva "relación" con Valentina, llegué a creer que verdaderamente podría sobrevivir a la descabellada propuesta de vernos a escondidas, de mantenernos al margen de todo lo demás y disfrutar simplemente de la idea de estar la una con la otra. Pero, mientras más tiempo pasábamos juntas, más difícil eran los momentos en que teníamos que disimular que nada sucedía. Todas las mañanas salíamos a correr, como lo habíamos hecho durante los pasados meses. Era lo único que se sentía normal para mi de todo lo que estábamos viviendo. En la escuela, si estábamos con Tessa, Eva y Lucy, actuábamos como si nada, aunque Valentina insinuaba cosas permanentemente y me volvía loca. A veces nos encontrábamos entre clases en el baño, bajo las gradas, en el vestuario o en cualquier lugar que hubiera disponible para besarnos y, a veces, otras cosas. Por las tardes, los días en que no entrenábamos, íbamos siempre a la mansión pero nunca estábamos solas allí. Por las noches, nuestras llamadas telefónicas se habían vuelto una costumbre y muchas veces, por no decir siempre, se convertían en algo más. Sin embargo, nada parecía ser suficiente. Mientras más tiempo pasaba con ella, más necesitaba. Y el problema no era la parte física, sino lo que representaba para mi emocionalmente estar cada día más involucrada con ella, preguntándome a cada segundo si Valentina sentía lo mismo que yo.

Un viernes por la noche, estábamos las 5 en la mansión, viendo una película en la habitación de Tessa. Valentina y yo compartíamos una manta, mientras que Lucy, Tessa y Eva compartían otra. Intentando no ser notada, deslizó su mano suavemente sobre mis muslos, ascendiendo hacia mi centro. Dejé de respirar por lo que parecieron años mientras la sentía acercarse. Ella fingía estar interesada en lo que fuera que estuviéramos viendo, pero una maliciosa sonrisa se dibujaba en su rostro a medida que yo empezaba a perder el control. Se acercó despacio a mi oído para susurrarme.

- Debes mantenerte en silencio, Juliana - Dijo y su voz casi logra que me desmaye.

Metió sus manos dentro de mis pantalones y mi ropa interior, alcanzando mi clítoris sin problema. Yo estaba tan mojada que sus dedos se deslizaban con facilidad. Tuve que morder mis labios para evitar gritar cuando comenzó a moverse rápido en el lugar exacto que ella conocía tan bien. Mis caderas se movían involuntariamente y mi respiración estaba cada vez más agitada. Valentina volvió a acercarse a mi oído.

- Desearía que estuviéramos solas para oírte gritar una y otra vez mi nombre. No usaría mis manos, sino mi lengua, para que te vengas sobre mi boca - No lo resistí más y exploté, llevando mi cabeza hacia atrás y apretando tan fuerte la tela del sofá que todas me observaron.

- ¿Estás bien? - Preguntó Valentina con absoluta inocencia en su voz, no podía creer lo tranquila que lucía después de lo que acababa de hacerme.

- Sí, sólo estaba estirándome - Dije observándola con severidad. Me puse de pie y fui hacia el baño. Sin dudas la situación se estaba saliendo total y absolutamente de control para mi, necesitaba encontrar la forma de guardar la compostura. Cuando salí del cuarto de baño, todas se habían ido excepto por Valentina.

- La cena estaba lista - Dijo al ver mi cara de confusión - Yo decidí esperarte - Comenzó a acercarse lentamente hasta acorrarlarme contra la pared. Me besó suavemente, como pocas veces lo hacía, porque siempre estábamos con prisa. Mis labios disfrutaron de su toque delicado, su lengua y la mía colisionaron con tanta familiaridad que me asustaba. No podía imaginarme besando a nadie más nunca en mi vida. Se sentía tan correcto, tan perfecto.

- Perdón por lo de hace un rato, no pude resistirme - Sabía que realmente no lo lamentaba, Valentina simplemente adoraba tener el control sobre mi, y yo no podía hacer nada al respecto - No puedo soportar la idea de saber que esta noche dormirás con Tessa y no conmigo - A pesar de que tenía muy en claro que entre Tessa y yo ya no sucedía nada, no le gustaba para nada que yo tuviera tan buena relación son su prima. Estaba realmente celosa y no se preocupaba en ocultarlo.

AntítesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora