Capítulo 24: La boda

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Maratón 2/5

Tessa

Ni Valentina ni Juliana se dignaban a atenderme una maldita llamada. Ya había perdido la cuenta de cuántas veces les había marcado. Sabía que su relación era complicada, lo había experimentado siempre de primera mano, metida en el medio sin quererlo y a veces queriendo. Pero esto era un embrollo mucho más grande de lo que imaginaba. A novia de Juls estaba de regreso, la no novia de Valentina aseguraba a todos los medios que iban a casarse. Parecía una estúpida broma, la trama de una pésima comedia romántica. Ya era de noche cuando, finalmente, mi prima respondió a uno de los centenares de mensajes que le había dejado a lo largo de todo el día. Lo peor es que respondió con un simple: "Todo está bien. Si te sirve de consuelo, lo que dijo Carmen es mentira. Ya está solucionado. No quiero hablar". ¿No quiero hablar? Maldita. Durante 7 años me convertí en su principal aliada, la única que conocía su dolor, a quien acudía para contarle todos sus problemas y ahora que había un chisme jugoso, ¿no quería hablar? Increíble.

Y Juliana no fue mucho mejor. Casi eran las 12 de la noche cuando decidió que era momento de dar señales de vida. Otro méndigo mensaje que decía: "Realmente no quiero saber lo que está sucediendo. Lo siento por no responder antes, intenté mantenerme alejada de cualquier cosa que pudiera darme información que no quiero saber. Estoy bien, Alison se fue, no irá a tu boda. Terminamos. Te quiero, cuídate". Había terminado con su novia y me lo decía así, ¿cómo si nada? En verdad debo decir que es mi culpa por ser buena amiga. Debería mandarlas al demonio a ambas. Son adultas, por Dios, ¿no pueden solucionar sus malditos problemas? Al final de cuentas, toda su vida clamaron ser muy diferentes, pero yo creo que en realidad siempre fueron muy parecidas. Dos malditas orgullosas que prefiere sufrir en silencio a enfrentar las cosas. Decidí seguir el consejo de mi futura esposa e ignorarlas, era tiempo de que resolvieran ellas sus asuntos.

Al día siguiente, el escándalo entre Carmen y Valentina había crecido. La ahora ex de mi prima había tenido que salir a dar la cara a todos los medios y reconocer que se había ido de boca, y que en realidad ella y Valentina ya no eran nada. Pero la prensa continuaba siguiéndoles a todos lados, intentando capturar imágenes de ellas juntas o por separado, buscando a el o la culpable de su rompimiento. Asumo que por eso Valentina decidió mantenerse alejada de Juliana, enfocándose principalmente en mi fiesta, que estaba cada vez más cerca. En cuanto a mi amiga, apenas si hablábamos. Como era su costumbre, Juliana había decidido encerrarse en si misma. Pero no podrían evitar verse el día de mi casamiento, y estaba segura de que ese sería el momento que definiría de una vez por todas el futuro de ellas dos. Pero le había jurado a Claudia que yo no me entrometería, que las dejaría arreglarlo por su cuenta. Aunque, obviamente, esos no eran mis planes.

Cuando el día llegó, estaba aliviada. Durante mucho tiempo creí que estaría aterrada, por momentos incluso pensé que podría llegar a arrepentirme. No es que no estuviera enamorada de Claudia o no quisiera pasar el resto de mi vida con ella, pero casarnos parecía algo tan extraño. Yo no era para nada tradicional, en ningún sentido. Pero, supongo que mi lado romántico siempre fue más fuerte que cualquier otra cosa. Pero si había algo que yo no era y jamás sería es una persona paciente, por lo que los minutos antes de caminar hacia el altar se hicieron eternos. Valentina estaba junto a mi y sería la encargada de llevarme hasta Claudia, porque así se lo había pedido. Ver a mi novia y futura esposa esperándome al final del camino me pareció la imagen más maravillosa del universo. El mejor amigo de ella estaba a su lado, y Juliana del otro, sonriendo y conteniendo algunas lágrimas. Era toda mi vida, mi pasado, presente y futuro reuniéndose en un solo lugar donde llevaríamos adelante una unión única y maravillosa dispuesta a durar por siempre. No pude evitar llorar, afortunadamente, Claudia también lo hacía.

Juliana

La ceremonia fue realmente maravillosa, pero aunque intenté concentrarme en el hermoso momento que Tessa y Claudia estaban viviendo, sólo podía enfocarme en Valentina. Estaba realmente preciosa, con un traje blanco de lino ajustado en la cintura, una chaqueta abierta y un top rosado extremadamente delicado. Llevaba el cabello dividido a medio, recogido en una coleta baja, luciendo por completo sus perfectas facciones y sus ojos. Cuando la fiesta comenzó y todos bailaban en el centro de la pista, yo observaba todo desde mi cómodo lugar en la mesa. Realmente no podía disfrutar de nada, ver a Valentina había sido mucho más difícil de lo que había imaginado. Y lo peor era que su madre estaba allí también, la última persona en todo el universo con quien quería cruzarme. Las cosas parecían tensas entre ella y su hija, ya que apenas si se dirigían la palabra. Lo único reconfortante es que Valentina había asistido sola, y aunque eso no cambiaba nada, no me sentía tan miserable y sola. Parecía que en verdad todo lo que Carmen había dicho era falso. Pero, ¿había todavía una oportunidad para nosotras después de tantas complicaciones? No.

La celebración estaba en su auge cuando Claudia se acerco a mi mientras pedía un trago en la barra y me dijo que Tessa estaba en una de las habitaciones del salón donde se había preparado para la ceremonia, y necesitaba mi ayuda con algo relacionado a su vestido. No comprendí porque no había pedido ayuda a Valentina o a su propia esposa, pero decidí ir a ver qué sucedía. Me llevó un tiempo encontrarla, ya que había bebido un poco y estaba algo mareada. Pero, finalmente hallé el cuarto y encontré dentro a Tessa hablando con Valentina.

Valentina

Llevar a Tessa hasta el altar hubiera sido la más hermosa experiencia de mi vida, de no ser porque Juliana estaba allí, con un despampanante vestido rojo, con transparencias en las piernas y un escote que distraería a cualquiera. Quitarle los ojos de encima parecía una tarea imposible para mi, y otros cuantos invitados, lo cual me enfurecía. En la fiesta, podía notar como algunos hombres y unas tantas mujeres se detenían a mirarla mientras ella simplemente estaba perdida en sus pensamientos. Juliana nunca había sabido cómo usar su belleza, jamás había entendido el poder que tenía sobre los demás. Era una mujer que cualquiera querría tener a su lado, pero ella no lo veía así. No podía apreciarse a sí misma como yo lo hacía. Me pasé las primeras hora en la barra bebiendo, hasta que decidí salir a fumar y disfrutar el aire fresco de la noche. Unos minutos más tarde, cuando ya había comenzado con mi segundo cigarro, que Tessa apareció tras de mi pidiendo que la acompañara a revisar su vestido porque creía que se había rasgado.

Estuvimos un rato en la habitación buscando el daño, pero no encontramos nada. Y de repente, Juliana entró en el cuarto. La tensión se sentía en el aire, ninguna de las tres decía nada, hasta que Tessa decidió romper el silencio.

- Me encantaría quedarme, pero tienen mucho de que hablar - Y antes de que cualquiera de nosotras pudiera reaccionar, salió de la habitación y nos encerró. 

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¡Feliz viernes!

No tienen idea de lo que se viene...

Nos leemos MUY pronto.

Nos leemos MUY pronto

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