Valentina
No podía pensar, no podía respirar. Ni siquiera podía abrir los ojos. Mi mente, mi cuerpo y mi alma estaban completamente perdidos en los besos y las caricias de Juliana. Aún teniéndome aprisionada entre su cuerpo y la puerta, la morena no detenía su avance. Su lengua invadía mi boca, para luego moverse hacia mi cuello, dejando pequeños mordiscos donde pudiera. Sus manos se deslizaban por mis piernas, con suavidad y erotismo, dejándome sin aliento. Ascendiendo nuevamente acariciando todo mi cuerpo, y sin dejar de depositar húmedos besos, sus dedos alcanzaron mis hombros y deslizaron suavemente mi vestido hacia abajo, su boca acompañó el movimiento, trazando un camino plagado de placer con su lengua. Levanté mis piernas para que pudiera quitar la prenda por completo, dejando atrás mis zapatos también. Aprovechó para quitarme mi ropa interfiriendo, dejándome completamente desnuda frente a ella. Pero no había anda que yo pudiera hacer, estaba completamente entregada a Juliana, a merced de su voluntad y sus acciones. Beso mis piernas, subiendo hasta mi centro, pero esquivándolo, torturándome. Besó mi abdomen, y su lengua se paseó por el medio de mi pecho, para luego acariciar mis pezones es haciéndome gemir con desesperación. Continuó su camino hacia mis labios, uniéndolos con los suyos en un beso suave y lento. Finalmente, su boca se movió hacia mi oído, mordió mi lóbulo y susurró.
- Esta noche vas a olvidar verdaderamente a cada una de las mujeres con las que estuviste después y antes de mi. Esta noche no recordarás ni siquiera tu nombre, tu apellido, de dónde vienes o a qué te dedicas. Esta noche una sola palabra invadirá tu mente: Juliana. Voy a hacerme gemir mi nombre tantas veces que sentirás que pierdes la razón - Me estremecí por completo ante sus palabras, pero antes de que pudiera reaccionar o decir algo, Juliana descendió nuevamente por mi cuerpo, colocando una de mis piernas en su hombro y arrodillándose frente a mi. Me observó detenidamente, nuestros ojos encontrándose por un instante que pareció ser eterno, deteniendo el mundo, el tiempo y el espacio a nuestro alrededor. Y entonces, sin romper la conexión de nuestras miradas, introdujo su lengua en mi enloqueciéndome por completo. Mis gemidos y gritos eran lo único que se escuchaba en el silencio y oscuridad del apartamento, mis manos entrelazadas en el cabello de Juliana, ayudando a la presión. Sabía que no podría aguantar demasiado a pesar de que quería prolongar el placer tanto como fuera posible. Su lengua se movía hacia arriba, abajo, en círculos, invadía cada espacio posible, lamiendo, succionando. Se detuvo por un segundo, permitiéndome respirar profundamente, y atacó directamente a mi punto más sensible. Y allí fue mi perdición, no le tomó más de 30 segundos conseguir que mi cuerpo se desarmara por completo en una serie sacudidas incontenibles. Afortunadamente Juliana me estaba sosteniendo, porque hubiera caído al suelo sin reparo. Pero ella ni siquiera me dejó recuperarme. Una vez que mi respiración comenzaba a normalizarse, su lengua recorrió nuevamente cada rincón de mi centro llevándose consigo hasta el último rastro de mi orgasmo. Se puso de pie tomándome por la cintura y volteó mi cuerpo, que todavía actuaba a su voluntad.
- No vayas a girarte - Dijo sobre mi oído, provocando un gemido que no pude detener. Se alejó levemente de mi, la oía moverse pero no tenía idea de lo que estaba haciendo hasta que volvió a pegarse a mi, sintiendo como su cuerpo desnudo colisionaba con el mío, generando una sensación inexplicable. Sus manos viajaron desde mis hombros hacia mis caderas con delicadeza, mientras besaba mi cuello dejando algunos mordiscos. Podía sentir como sus dedos se acercaban a mi centro, lento, muy, muy lento. Comencé a moverme involuntariamente, necesitando que Juliana llegara a su objetivo. Y entonces, comenzó a masajear mi clítoris, primero lento, para luego aumentar la velocidad gradualmente. Una vez más, era consciente de que no podía resistir demasiado tiempo, aún tenía secuelas del orgasmo de hacía unos minutos. Juliana se restregaba contra mi desde atrás, y eso solo conseguía que mi excitación aumentara. Llegué al clímax con un grito ahogado, inclinando mi cuerpo hacia atrás, sosteniéndome por completo contra ella, incapaz de moverme. Cuando mis espasmos cesaron, Juliana retiró sus dedos de mi interior y me tomó por la cintura, abrazándome a ella hasta recuperarnos. Besó mis hombros y mi cuello mientras que con su mano libre acariciaba mi brazo.
- Te amo - Dije sin pensar, cuando había logrado respirar normalmente. Durante unos segundos el pánico me invadió, al escuchar nada más que silencio detrás de mi.
- También te amo - Respondió Juliana, sonriendo contra mi piel.
Juliana
Desperté sintiendo mi cuerpo congelado, un fuerte dolor en el cuello y mis brazo adormecidos. Al abrir los ojos, supe el motivo. Estaba recostada en el sofá de la sala del apartamento de Valentina, completamente desnuda, con ella sobre mi. Y aunque su cuerpo me daba calor, mis pies eran los responsables de recordarme que era tarde en la madrugada y estábamos completamente descubiertas. Mi cabeza estaba levemente apoyada sobre uno de los lados elevados, en un ángulo realmente incómodo, y uno de mis brazo estaba atrapado bajo el cuerpo de mi amante. Sonreí ante la imagen de Valentina completamente dormida sobre mi. Acaricié su espalda suavemente, mientras besaba su frente.
- Val - Intenté hacerla reaccionar, pero estaba casi desmayada - Val... Valentina - Seguí llamándola hasta que comenzó hacer unos extraños quejidos, provocándome una carcajada.
- Déjame dormir - Dijo finalmente, haciendo que riera aún más.
- ¿Y si vamos a la cama? Hace frío y estoy incómoda - Propuse sin dejar de reír.
- Pues yo estoy bien - Comentó sin moverse.
- Vamos Val, por favor - Supliqué divertida. Valentina resopló con molestia y se puso de pie, estirando su cuerpo.
Llevándome de la mano, me condujo hacia su habitación. Por algún motivo, me recordaba mucho a su antiguo cuarto, en la mansión. No es que fuera parecido, pero se notaba su esencia, su personalidad en cada rincón. Valentina no tardó ni un segundo en acostarse debajo de las sábanas y el cobertor, invitándome a unirme a ella. Me acurruqué a su lado, con nuestras piernas entrelazadas, viéndonos a los ojos aún en la completa oscuridad de la noche, bajo la poca luz que entraba por la ventana. Durante largos minutos, simplemente nos observamos la una a la otra, sin decir una palabra, sin movernos, disfrutando de la cercanía. Hasta que Valentina decidió romper el espacio entre nosotras. Me atrajo hacia ella tomándome por la cintura y besándome apasionadamente.
- Pensé que querías dormir - Dije rompiendo el beso.
- Ya me despertaste, así que pienso aprovecharlo - Respondió colocándose sobre mi. Y esa noche, casi que no dormimos, intentando recuperar el tiempo perdido una vez más.
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¡Actualización sorpresa!
No planeaba publicar hoy, pero estaba inspirada. Así que acá tienen, un capítulo express, porque se acerca el final.
¡Nos leemos pronto!
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Antítesis
FanfictionValentina odia a Juliana, o al menos es lo que quiere mostrar. Juliana quisiera odiar a Valentina, pero parece ser la tarea más difícil del mundo. Un amor que comienza con el pie izquierdo, ¿puede terminar bien?