Capítulo 33: Por siempre

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Juliana

- No, no, no. Ya les dije que quiero algo sencillo, privado, algo íntimo - Dije decidida mientras recogía los platos de la mesa para llevarlos a la cocina y servir el postre. Habían pasado ya algunas semanas desde que Valentina había aceptado casarse conmigo, y ella y Tessa estaban decididas a planear la boda con todos los lujos posibles. Yo, por mi parte, quería algo completamente diferente a lo que ellas acostumbraban. Claudia ya me había advertido que sería difícil convencerlas, ella había terminado accediendo a las peticiones de su ahora esposa para no tener que discutir más sobre la bendita fiesta.

- Pero Juli, es tu casamiento, el día con el que has soñado toda tu vida, ¿no crees que debería ser inolvidable? - Tessa levantaba la voz desde el comedor para que yo pudiera oírla desde la otra habitación.

- Claro que sí, y lo será porque estaré uniendo mi vida a la mujer que amo. ¿Que podría ser más especial que eso? - Respondí sonriendo aunque no podían verme. Aun me costaba trabajo creer que en verdad íbamos a casarnos.

- Buen intento, Juli, pero tendremos una mega fiesta y no hay nada que puedas hacer al respecto - Dijo Tessa riendo.

- ¿Qué tal una bonita ceremonia en la playa al atardecer? Podríamos rentar un pequeño complejo en Oaxaca - Valentina se puso de pie y se colocó detrás de mi, abrazándome por la cintura y dejando un pequeño beso en mi cuello.

- Mmm, ¿estás intentando convencerme? - Le pregunté cerrando mis ojos y tomando sus manos.

- Será mejor que comamos el postre antes de que ustedes dos no puedan quitarse las manos de encima - Claudia sugirió riendo.

Cuando las chicas se fueron y terminas de limpiar y acomodar todo, Valentina y yo continuamos hablando sobre la boda en la cama. Ella se encontraba revisando unos correos del trabajo, mientras yo la abrazaba con mi cabeza sobre su pecho, sintiendo su respiración.

- No me disgusta la idea de casarnos en la playa. Sólo no quiero que sea un gran evento repleto de gente que ni siquiera conozco - Confesé mientras mi mano dibujaba pequeños círculos en su abdomen.

- Lo sé mi amor. Y sabes que no haría nada con lo que tú no te sientas cómoda. A veces Tessa y yo nos dejamos llevar un poco, pero quiero que esta sea la boda de tus sueños y los míos. De nadie más - Valentina comenzó a acariciar mi cabello y me perdí por completo en sus caricias. Pasamos unos minutos en silencio, disfrutando de la tranquilidad de nuestra habitación y la unión de nuestros cuerpos.

- Bien, entonces quiero eso. Una hermosa ceremonia al atardecer en Oaxaca - Dije finalmente sonriendo. Valentina giró su cabeza para mirarme y me besó profundamente, y no pude evitar gemir, jamás me acostumbraría a besarla.

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Valentina

Una hora. Faltaba solo una hora para que Juliana y yo uniéramos nuestras vidas para siempre, y la ansiedad me estaba matando. Estaba recorriendo por última vez cada rincón de la playa donde se llevaría a cabo la boda, asegurándome de que cada detalle estuviera perfecto. Tessa se había encargado de casi todo, y el lugar lucía realmente mágico. Detrás de mi se erguía el pequeño hotel donde la mayoría de los invitados estaban hospedados, con un hermoso ventanal gigante que daba hacia el mar. Frente a mi, el enorme océano desplegado en su inmensidad, mientras me mantenía de pie en el altar. Todavía no había llegado nadie, las sillas recubiertas con tela blanca se encontraban vacías frente al arco de madera decorado con flores bancas donde en unos minutos la jueza nos pronunciaría como esposas. No podía dejar de pensar en todo lo que habíamos pasado hasta llegar allí. Me parecía una completa locura haber encontrado a Juliana otra vez, que el destino nos quisiera juntas con tanta fuerza que ni la distancia ni los años habían logrado separarnos, y mucho menos disminuir lo que sentíamos. Sentía la arena en mis pies descalzos y sonreía, recordando como Juliana me había dicho que debíamos casarnos descalzas para sentir la playa durante nuestra unión. Podía no parecerlo a simple vista, pero sin dudas mi futura esposa era una verdadera romántica y eso me encantaba.

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