Capítulo 10: Reglas

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Maratón 3/3

Esa noche no tuve que soñar con Valentina, mi cabeza simplemente se limitó a recordar. Mi mente repasaba una y otra vez lo sucedido, nuestros cuerpos unidos, sus manos en mi espalda, sus uñas clavadas en mi en piel. Mis dedos dentro de ella, sus gemidos, sus gritos ahogados. Mi boca deslizándose por su cuerpo, su sabor. El sentirla dentro de mi. Hicimos el amor durante horas, incluso sabiendo que su madre ya había llegado. Nada podía detenernos, excepto el cansancio que nos alcanzó cerca del amanecer. Desperté cuando algunos rayos de luz golpearon mis párpados. Sonreí al sentir el cuerpo desnudo de Valentina sobre el mío. Su piel blanca contrastaba con la mía tostada, y era una vista maravillosa. No podía creer lo que había sucedido. Entonces, el miedo regresó. ¿Qué sucedería ahora? ¿Qué pasaría si Valentina estaba arrepentida? Comencé a desesperarme, quería salir de allí, correr y poder pensar tranquila. Pero teníamos que hablar, quería que las cosas quedaran claras entre ella y yo. Intenté volver a dormirme, pero era imposible. Mi cabeza no se detenía un segundo. Estaba inquieta e incómoda, a pesar de que había soñado durante tanto tiempo estar así con Valentina.

Unas horas más tarde, o podrían haber sido años, no sabría decirlo, Valentina despertó. Se movió ligeramente lejos de mi cuerpo, estirándose. Abrió los ojos con suma lentitud y sentí que mi corazón volvía a latir cuando sonrió en cuanto nuestras miradas se cruzaron. Solté el aire que no sabía que estaba reteniendo y le sonreí de vuelta.

- Hola - Dijo con absoluta tranquilidad, mientras yo sentía que estaba por morir.

- Hola - Respondí casi en un susurro.

- ¿Dormiste bien? - Preguntó somnolienta, luciendo tan hermosa como jamás la había. No lo resistí y la besé, recostándome sobre ella y acariciando cada centímetro de su cuerpo mientras tomaba mi cabeza son sus manos, entrelazando sus dedos en mi cabello. Besarla se sentía como estar en el cielo, mil millones de veces mejor de lo que podría haberme imaginado alguna vez. Cuando se hizo necesario respirar, nos separamos, mirándonos fijo a los ojos con una intensidad que hizo que mi cabeza se mareara

- Dormí increíblemente - Respondí finalmente mientras nos recostábamos una frente a la otra, sonriendo.

- Juls... Tenemos que hablar - Dijo y el pánico volvió a invadirme.

- Te arrepientes, ¿no es así? - Pregunté nerviosa.

- ¿Qué? Claro que no. Sé que no vas a creer esto pero, hace mucho tiempo que quería besarte y estar contigo de esta forma -.

- Pero... - Completé, temerosa de lo que podía continuar.

- Pero... Yo... Yo no puedo ser gay, Juliana - Las palabras de Valentina me golpearon fuerte y directo en el pecho, un dolor punzante me inundó - No tiene nada que ver contigo, Juls. No quiero que pienses eso. Ni siquiera tiene que ver conmigo... A mi... A mi no me importa que me gusten las mujeres, lo sé hace mucho, mucho tiempo. Pero mi madre, ella no va a permitirlo y sé que hará tu vida tan miserable como ha hecho la mía. Yo no tengo elección. Mi futuro está planeado y escrito en piedra, no puedo escapar de él. Pero tu sí. Por eso es que te digo esto, tienes la oportunidad de dejarme ahora, antes de que todo sea más complicado. Sé que es egoísta, pero necesitaba estar contigo al menos una vez. Si no quieres volver a verme, lo entenderé - Y estaba segura, en ese momento, que dejar de ver a Valentina era la mejor decisión que podía tomar. Sin embargo, sabía que no lo haría. Era imposible alejarme de ella.

- No... Yo no quiero alejarme de ti, Valentina - Dije tan nerviosa que mis palabras apenas se escuchaban.

- Me alivia escuchar eso. Pero, para poder seguir, necesitamos establecer algunas reglas entre nosotras, ¿de acuerdo? - Asentí sin tener idea a lo que se refería - Bien, primero, creo que es más que obvio que nadie puede enterarse de que sucede algo entre nosotras. Ni Tessa, ni Lucy, ni Eva, ni nadie. En la escuela, nos comportaremos como hasta ahora, y cuando estemos juntas con las demás, será lo mismo. No podemos dejar que sospechen. Ya encontraremos la forma de vernos a solas, ¿si? Ahora disfrutemos de este momento que tenemos - Yo no podía procesar nada de lo que Valentina acababa de decir. No podía siquiera entender cómo habíamos llegado a esto, y ya tenía que estar pensando en esconder un romance con ella. Realmente si alguien me hubiera dicho hace unos meses que me encontraría en esta posición, acostada sobre la cama de Valentina Carvajal, completamente desnuda mientras ella me besaba, no lo hubiera creído. Pero aquí estábamos, despiertas un sábado a las 7 de la mañana luego de haber dormido sólo un par de horas, teniendo sexo como si fuera lo más normal del mundo para nosotras dos. Decidí olvidarme por completo de lo que podía suceder después, de lo que iba a significar para mi involucrarme más con Valentina. Sabía que era un error y que iba a arrepentirme más adelante, pero en ese preciso instante sólo podía concentrarme en sus besos, sus manos sobre mi cuerpo, excitándome al extremo, haciéndome gemir y gritar como jamás lo imaginé.

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