Alejandro - Capítulo 3 "En el alma"

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A decir verdad, nunca tuve complicaciones en mi vida, de hecho, nací en una familia adinerada y estable, llena de cariño, respeto y abundantes valores. Mi papá era el policía más reconocido, hábil e importante de todo el país, mi madre era una belleza, sin duda una mujer ejemplar, ganadora de distintos premios por sus labores altruistas, mi hermana era una chica hermosa y excepcional, llena de innumerables talentos, capaz de hacer cosas que nadie hubiera imaginado. Y yo... yo me dedicaba a mí mismo, escribía canciones, cantaba, tocaba e incluso tenia una banda asombrosa, con la cual saqué un par de canciones. Además ayudaba a mi padre en algunos de sus casos policíacos y eso me dejaba gran experiencia tanto física como mental. Ciertamente era el hombre más feliz del mundo, ya que también tenia suerte con mis amistades y con los diferentes noviazgos que llegué a tener, a pesar de ser demasiado joven.
Así pasé mi vida hasta el día en que ingresé a la secundaria, ahí conocí a Charly. A simple vista parecía ser un chico amable, amigable y muy confiable, la verdad por eso me acerqué a él, me hacía falta tener a un amigo del alma, un hermano de corazón. Por suerte nos llevamos muy bien desde el comienzo, de hecho hicimos amistad con una chica hermosa. Era alta, delgada, pelo rizado, ojos cafés, tez clara y la verdad, tenia una figura increíble, en pleno cambio de niña a mujer.
En cuanto la vi por primera vez, quedé fascinado, moría por besar sus labios carnosos y pasarla de maravilla a su lado. Por desgracia, Charly se enamoró de ella y fue correspondido, haciéndose novios en una tarde de feria, lo cual me dejó con un coraje inmenso en mi interior, eran celos y envidia que no podía controlar. No dejaba de pensar en el hecho de estar a solas con ella, confesarle las ganas que le tenía y ver si realmente quería a Charly, porque a pesar de que éramos grandes amigos, no quería quedarme con las ganas.
Debo confesar que desde los once años era bastante caliente, me la pasaba viendo videos para adultos, compraba revistas y muchas más cosas que me ponían al cien. Eso me llevó a caer rápidamente ante el deseo carnal, dejándome llevar por mis más bajos impulsos y al cumplir los doce años, tuve mi primera vez con una vecina bastante atractiva. A partir de aquella ocasión, no dejaba pasar ninguna oportunidad de tener una aventura a solas con cada chica que quería conmigo, era bastante precoz; pero me encantaba pasármela tan bien dentro de cuatro paredes.
Pasó un largo año, Charly cumplió trece años y tuvo una mega fiesta en la que su madrastra anunció que haría un viaje de negocios, dejándole toda la casa a su amado hijo. En aquella ocasión sentí tanta felicidad al tener ante mí, la oportunidad que había deseado y no la desaprovecharia.
-Deberíamos hacer una pijamada, para que no te quedes solo- expresé inquietantemente
-¡Me gusta mucho la idea!- respondió Charly, lleno de emoción.
Quedamos en que al otro día los tres nos quedaríamos a dormir en la casa de Charly, veríamos películas y jugariamos todo tipo de videojuegos, para pasar una velada agradable y amistosa, aunque en realidad mi intención era otra.
Al día siguiente, llegamos a la una de la tarde a casa de Charly, jugamos durante un par de horas y aproximadamente a las cinco y media de la tarde, se me ocurrió meter la idea de comer pizza, solo que quería una que nada más te venden en mostrador, así que alguien debia ir por ella. Amablemente el anfitrión de la casa se ofreció a ir por la comida, dejándome a solas con Melisa, tal y como lo había planeado.
-Eres demasiado bonita, ¿En verdad quieres a Charly?- me acerqué a ella, poniendo una sonrisa coqueta.
-¿Por qué me lo preguntas?- sonrío y dio un par de pasos hacía mí.
-Es mi mejor amigo y todo, pero siento que te mereces a alguien mejor. A tu lado debe estar una persona realmente atractiva.
-¿Alguien cómo tú?
-Si... Porque no.
Me acerqué más a ella, acaricié cariñosamente su mejilla y sin pensarlo la besé con ternura, mientras mi otra mano redeaba su cintura. Fue un beso largo y delicioso, lo estaba disfrutando como no se lo imaginan; pero por desgracia se arrepintió y se alejó rápidamente de mí.
-No podemos hacerle esto a Charly.
-La pizzeria más cercana está como a treinta minutos de aquí, tenemos tiempo de sobra... Él jamás se va a enterar.
-Esto es una locura.
De inmediato me acerqué y la besé nuevamente, a pesar de que no se sentía muy convencida, correspondió ardientemente a mis besos, los cuales poco a poco fueron acompañados por caricias, dejándonos llevar por ese deseo prohibido que nos teníamos. Sin darnos cuenta una cosa llevó a la otra, dejando caer nuestra ropa al suelo, quedando desnudos ante una pasión que estaba a punto de consumarse.
No sé cuánto tiempo habia pasado, se me olvidó por completo que estábamos en casa ajena, solo pensaba en lo increíble que estaba sintiendo al cumplir mi fantasía más grande en ese entonces. Gocé cada parte de su cuerpo como no tienen idea, hasta que todo se salió de control... Calculamos mal el tiempo y Charly nos descubrió desnudos, teniendo relaciones sexuales en su cama. Su cara no podré olvidarla jamás, reflejaba una profunda decepción, algo en su interior se hizo pedazos, creí que me golpearía o que nos insultaría mientras nos corría de su casa; sin embargo, solo derramó un par de lágrimas y salió corriendo, sin decir absolutamente nada.
Después de lo acontecido, nos vestimos velozmente e intentamos localizarlo, pero fue imposible, no sabíamos en donde se había metido, era como si se lo hubiera tragado la tierra. En realidad, ese fue el último día que lo vimos, se cambió de escuela y siempre nos lo negaban en su casa. Siendo sincero, me dolió perder su amistad, aunque me encantó tanto lo que hice con Melisa y desde luego a ella también, ya que al no tener respuestas de Charly, tomamos la decisión de inicar una relación y dejar que aquel excitante momento se repitiera tantas veces como nos fuera posible... En esa ocasión perdí a un amigo, pero gané una novia extraordinaria y no me sentía arrepentido por ello.
Mi vida continuaba siendo perfecta, el destino me sonreía como cada mañana, poniéndose de mi lado, me sentía inmensamente feliz... A pesar de que no tenía idea de que muy pronto debía enfrentarme a algo tan grande que podía salirse de mis manos. Ayudaría a mi padre a capturar al hombre que encabezaba la lista de los más buscados de todo el mundo, a ese peligroso traficante de sangre al que le apodaban el Vampiro.

En La Piel De Un Asesino. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora