"Nunca vayas por el camino trazado, porque conduce hacia donde otros ya han estado. Mantén una visión global mientras atiendes los detalles cotidianos, haz lo que puedas, con lo que tengas, donde estés".
Una frase que me enseñaron desde que era pequeñita, con la cual aprendí a guiar mi vida y es que la vida siempre tiene complicaciones, algunas más graves que otras, pero al final, siempre habrá un obstáculo por delante que deberás superar. Es la ley de la vida.
Yo crecí en una familia bastante agradable, en realidad todo iba muy bien, éramos como cualquier otra familia, teníamos altas y bajas; pero al final, todos nos queríamos y cuidabamos los unos a los otros. Exactamente solo tuvimos un problema bastante grande y doloroso del cual no quiero hablar en este momento, porque aún me sigue doliendo.
Mi vida la he dedicado a luchar con un solo objetivo, cumplir mis sueños y es que tenía un gusto gigantesco por la cocina, la amaba tanto que quería dedicarme a ello, de hecho estuve tomando diversos cursos para llenarme de nuevos conocimientos y así poder estar más cerca de mi meta, incluso a mis escasos dieciséis años. Solo que había algo que me preocupaba bastante y eso era la noticia del momento, la cual hablaba de unos cuantos asesinatos cometidos por un hombre que se hacía llamar "El Verdugo".
Según algunas filtraciones, aquel hombre remarcaba en sus notas que hacía todo eso para vengar a quien no pudo vengarse solo, algo asi como un justiciero anónimo, debido a que nadie sabe exactamente cómo es, no existe ni la más mínima prueba que pueda llevar a conocer su identidad y eso me tiene preocupada, el hecho de no saber de quién me debo cuidar; aunque si él dice la verdad, no tengo que preocuparme porque no le debo nada a nadie, además había un chico en mi vida que me quería y protegía mucho, dándome la seguridad de que no dejaría que ese Verdugo me hiciera daño.
En una ocasión se me presentó la oportunidad de mi vida, había un concurso gastronómico que si lo ganaba podía impulsarme al éxito, así que sin dudarlo fui a inscribirme, a pesar de que ya era bastante noche. Por suerte no iba sola, fui acompañada por el chico que quería conmigo y eso se me hizo tan dulce; aunque por desgracia al final terminamos discutiendo a causa de una pregunta muy sencilla que realicé... ¿Por qué debería estar contigo?, Su respuesta no fue lo que esperaba y tomé la decisión de regresar sola a mí casa, él solo me dejó ir sin oponerse ni un poco. En fin, caminé hasta el parque que tenía que cruzar para llegar a mi hogar y entonces un hombre salió de la nada, intentando robarme mis cosas; sin embargo yo me defendí, ya que no solo quería robarme, sino también abusar de mí. Lamentablemente me sentía muy triste y eso hizo que mi fuerza se redujera considerablemente, creí que ese ser asqueroso cumpliría con su cometido, entonces alguien llegó por detrás y de un solo movimiento le rompió el cuello, salvandome la vida.
-Gracias, muchas gracias- dije temblorosa.
-De nada, me alegro de que esa escoria no te hiciera daño- respondió con mucha tranquilidad.
Con dificultad propuse llamar a la policía, pero él me dijo que no hiciéramos nada, que dejáramos el cuerpo ahí y nos fuéramos de inmediato, al final de cuentas el parque se encontraba muy solo y nadie nos había visto. La verdad me hizo sentir paz, así que acepté y caminé a su lado.
-Gracias por la confianza.
-Me salvaste, sería una grosería no hacerlo.
Había algo que no podía dejar de pensar, una duda con la que no me quería quedar.
-¿No sientes raro por haber matado a alguien?
Aquel chico se detuvo, me miró con preocupación, observó sus manos protegidas por unos extraños guantes y de inmediato comenzó a tocarse la cara, como si estuviera buscando algo. En ese momento una loca idea llegó a mi cabeza y a pesar de que no estaba nada convencida, la di a conocer.
-Tú eres... ¿El Verdugo?
-¡No!, esa es una locura- respondió nerviosamente.
Lo que dije lo hice con argumentos, él llegó a asesinar a un hombre, como si fuera algo cotidiano de la vida, no tuvo preocupaciones ni remordimientos, además no se veía arrepentido por lo que había hecho. Su ropa tenía un estilo muy sigiloso, cuidada detalladamente para no dejar rastro, sus guantes eran otro factor importante para mis sospechas y la cereza del pastel fue lo que hizo después de mi pregunta, ese nerviosismo con el que se buscaba algo en la cara, como si se le hubiese olvidado ocultar su identidad. Aunque siendo sincera, eso me dio tranquilidad, me había dado cuenta de que él hacía todo de corazón y no solo para ganar fama o para justificar sus actos delictivos.
-No te preocupes, no es necesario que me respondas y quiero que sepas que no diré nada.
-Gracias... Supongo.
Continuamos caminando un par de calles más, hasta que no pude ocultar mi tristeza, me sentía decepcionada de aquel chico que a pesar de que era atractivo, trabajador, educado y básicamente tenía eso que yo buscaba, no me hacía sentir esa chispa en el corazón.
-¿Te puedo dar un consejo?
-Claro, el que quieras.
Nos detuvimos un momento, se paró frente a mí y mirándome a los ojos me dijo una frase muy linda y cierta que jamás olvidaré:"Debes aprender a ver con el alma, a veces aquel que parece ser un príncipe perfecto no es más que un bonito estuche, una persona que te encanta la cabeza, maravillandote los ojos; pero al final solo llega a eso. A veces debes ver más allá de tus intereses y ahí encontrarás a la persona indicada, quizás te des cuenta de que el amor de tu vida es todo lo contrario a lo que has soñado... La persona perfecta es aquella que te enamora con sus defectos y te sorprende con sus virtudes, haciéndote sentir ese click que solo se siente una vez en la vida, eso te hará valorar el amor verdadero".
En cuanto terminó de hablar, sonrió y me pidió que continuaramos caminando. Me sorprendí al conocer un poco de ese lado sensible de una persona que todos juzgan por ser un asesino, sin darse cuenta de que sus intenciones son las mejores, aunque sus actos no lo sean.
Después de un rato llegamos a la calle en donde se encontraba mi casa y ahí nos despedimos.
-Gracias por lo que hiciste esta noche, tomaré en cuenta tu consejo- sonreí y estiré mi mano con intenciones de sostener la suya.
-De nada y gracias a ti por... Bueno, gracias- respondió amablemente, estrechando mi mano con calidez.
-Por cierto, mi nombre es...
-¡No me lo digas! Por tu seguridad es mejor que no lo sepa.
Comprendí que al saber mi nombre me convertiría en blanco fácil para descubrir la identidad del Verdugo y que lo mejor era que nos relacionaran lo menos posible. Siendo sincera, me sorprendió el cuidado y la preocupación que tuvo por mí, sin ni siquiera conocernos.
Al día siguiente desperté sintiéndome rara, no dejaba de pensar en las palabras que ese chico me dijo, tenía tanto sentido que me hacía cuestionarme lo que en verdad sentía mi corazón y lo peor de cierta manera fue que me había quedado con ganas de conocerlo mejor, se veía que detrás de su disfraz existía un ser de hermosos sentimientos; sin embargo creo que lo mejor tanto para él como para mí, será que me olvide de que lo conocí y lo convienta en un recuerdo, un secreto que me acompañará toda la vida.
ESTÁS LEYENDO
En La Piel De Un Asesino.
Ficción GeneralMuchos lo odiaros, otros tantos lo amaron; pero todos estaban de acuerdo en que él era el ser más peligroso de la historia. Estás a punto de conocer el otro lado de la moneda, siendo testigo de la parte más humana de quien se convirtió en el Verdugo...