El mundo está lleno de millones de mujeres, todas y cada una de ellas son hermosas. Lo que nos hace diferentes es que a algunas les gusta ser tratadas como princesas, les gusta que les abran la puerta, que las cuiden, las lleven a su casa, que les sean fieles y de más. Otras se creen reinas, esperando que su pareja las llene de regalos, las lleve de viaje a todos lados y estén siempre a sus servicios; pero yo soy diferente, a pesar de que tengo familia me crié en la calle, aprendí a cuidarme sola, nunca he dependido del cariño de un hombre y no voy en busca de un príncipe que me salve del castillo, matando al temible Dragón. Prefiero una buena amistad que un falso amor que me llene de esperanzas e ilusiones y que al final solo me haga sufrir.
Dicen que crecer en la calle es peligroso y entiendo que lo dicen por las malas amistades que se encuentran en cada esquina, de las cuales por suerte me había salvado, hasta el momento en que me metí en el negocio de las drogas y terminé atorada hasta el cuello. Incluso en una ocasión decidí salir a caminar, con el fin de distraerme de todas las presiones que el negocio traía consigo y entonces me encontré con un chico devastado, el cual se encontraba sentado en una banqueta, apuntando un arma en su cabeza. De prisa me acerqué a él y de un golpe alejé la pistola.
-¿¡Estás loco!?, ¿¡Qué demonios estabas pensando!?- exclamé furiosa.
-Encontré a mi supuesto mejor amigo en la cama con mi novia- me respondió con el corazón desgarrado.
-Si te traicionaron de esa manera, no merecen tu sufrimiento.
Aquel chico se puso de pie, se limpió las lágrimas, me miró a los ojos y me contó todo lo que había vivido hasta ese entonces.
-Tienes razón, su traición me cambió la vida, pero de mí depende si quiero ser la víctima o el Verdugo de esta historia.
-¡Así se habla! Por cierto, mi nombre es Violeta.
-Encantado de conocerte, mi nombre es Carlos, pero prefiero que me llames Charly.
Ese chico sonrío de una menera diferente a la que haya visto antes en cualquier persona, entonces me pidió que lo acompañara a su casa, aprovechando el camino para platicar e irnos conociendo mejor. Al llegar se amarró un paliacate negro a la cara, cubriéndose la zona de la nariz para abajo, se puso unos lentes que se encontró en su cajón y terminó colocándose una gorra que tenía por ahí tirada.
-Necesitamos una cuartada y no hay nada mejor que un niño con cara de estupido. Así que a partir de ahora todos los negocios que hagamos serán con mi rostro cubierto.- indicó con tanta seguridad que parecía ser un hombre diferente al que me encontré llorando.
-¿Negocios? Muy bien, te llevaré con el jefe.
Llevé a Charly al barrio en donde me surtian la droga, explicándole todo lo elemental para el negocio, aunque a decir verdad, él no se veía muy convencido por lo que íbamos a hacer.
-¿Qué tiene de malo dedicarnos a la venta de drogas?
-No deseo ser una narconovela más, con la misma historia, pero con diferente protagonista
No entendía el porqué me acompañaba si estaba en desacuerdo con lo que hacía, aun así entró a la casa del jefe y lo encaró. Bueno, en realidad solo lo miró, sacó su pistola y le metió una bala entre ceja y ceja, dejándonos a todos en shock y como era de esperarse rápidamente todos le apuntaron con sus armas; pero él les dijo algo que les cambiaría la vida a todos: "¿Qué ganan matándome?, solo cambiarían de jefe y seguirían siendo unos perros falderos. Si eso desean, adelante, no pondré resistencia. Pero si lo que quieren es cambiar su destino, les propongo un trato que nos beneficiará a todos. Vamos a vender absolutamente toda la mercancía que tienen y al final repartiremos las ganancias en partes iguales, con ese dinero podrán poner un negocio completamente legal o si quieren seguir en este mundo delictivo, podrán formar su propio cartel y dejar de ser unos achichincles, para convertirse en patrones. Todos salimos ganando, ¿Aceptan?"
Contra toda posibilidad, el plan de Charly funcionó, todos aceptaron sin dudarlo y comenzaron con la venta de toda la droga que había disponible. Al final le entregaron el dinero y como lo prometió, repartió cada centavo de las ganancias en partes iguales.
-Nuestra relación acaba aquí, a partir de ahora cada uno de ustedes es responsable de su propio destino- comunicó Charly con una sonrisa en su rostro, en un tono de victoria.
Era increíble la acción que había realizado, yo llevaba varios meses dentro de la organización y conocía perfectamente a todos los miembros. La mayoría de ellos estaban dentro porque querían salir de la pobreza, otros por temor a que el narco acabara con sus familias y algunos cuantos como yo, porque se nos fue negada la educación y la posibilidad de tener un trabajo, así que no tuvimos de otra. Y entonces llegó Charly, como un ángel caído del cielo, haciéndonos libres y otorgándonos la posibilidad de vivir una vida fuera del crimen... Lo curioso es que nadie se hubiera imaginado que un asesino le cambiaría la vida a tanta gente, a esas personas que la sociedad ha juzgado y señalado porque no tuvieron otra opción. Nadie confío en nosotros y ahora él nos ha dado una nueva oportunidad.
Antes de marcharnos, uno de los más grandes del cartel, se acercó a nosotros. Era un sujeto alto, feo, fornido y de cabello largo.
-Fue impresionante lo que hiciste aquí, enmascarado. Mi nombre es Cobra.
-Encantado de conocerte y en realidad lo que hice fue sencillo, en ocasiones las palabras están de más y es mejor actuar antes que tus enemigos.
-Te has ganado mi lealtad, por favor, déjame seguir a tus servicios- se inclinó como si estuviera frente a un Rey.
-Bienvenido al grupo... Juntos haremos cosas grandes. Ahora ponte de pie y no vuelvas a inclinarte ante nadie.
El nuevo miembro de nuestro equipo se puso de pie y nos siguió sin preguntar quién estaba detrás del disfraz. Al parecer su lealtad era leal, como la de muchos de los que crecimos en la calle. No todos somos tan malos como dicen.
A partir de ese momento nos dedicamos a realizar diferentes trabajos, ayudando, rescatando y cuidando a aquellos que nos necesitaban, además les dábamos una nueva oportunidad para vivir; pero esta vez de una mejor manera, exactamente como me hubiera gustado que lo hicieran conmigo, bueno, ahora lo están haciendo, me salvaron del vacío en el que me encontraba metida y eso me tiene verdaderamente feliz. Estoy y estaré eternamente agradecida por lo que la vida me está trayendo, confío en que todo saldrá cada día mejor y que nadie podrá pararnos... Tengo tanta fe en Charly, como nunca la he tenido por nadie y sé que pase lo que pase, no nos fallará.
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En La Piel De Un Asesino.
Ficção GeralMuchos lo odiaros, otros tantos lo amaron; pero todos estaban de acuerdo en que él era el ser más peligroso de la historia. Estás a punto de conocer el otro lado de la moneda, siendo testigo de la parte más humana de quien se convirtió en el Verdugo...