Verdugo - Capítulo 22 "El blasfemo"

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Estuve entrenando día y noche con Ari y con la pequeña Micaela, hasta sentirme seguro de que sabian lo suficiente para defenderse solas y hasta comprobar que sabían hacerlo correctamente, entonces les dije que ese sería todo el entrenamiento que les daría; pero Ari quería saber más, me pedía que le enseñara a manejar un arma, la que fuera, por si en algún momento llegaba a necesitar de ese conocimiento.
-¡Por supuesto que no!- remarqué con firmesa- no te enseñaré a usar ningún tipo de arma, ni blanca ni de fuego, ¿entendido?
-¿¡Pero por qué no!?, en algún momento podría necesitarlo- insistió Ari con necedad.
-No tienes idea de cuanto deseo que eso no suceda jamás, paso todas las noches pidiéndole al cielo que nunca tengan la necesidad de tocar un arma.
Ari sonrío tiernamente, me miró a los ojos y continuó insistiendo.
-Me quieres tanto que te preocupa que porte un arma.
-Claro que te quiero, al igual que quiero a mi pequeña Micaela. Ustedes son mi responsabilidad y no quiero que nada malo les suceda, no merecen vivir así.
Fue entonces cuando Mario entró al lugar en donde estábamos entrenando y me informó que ya tenía ubicado al hombre que se estaba haciendo pasar por mí, además me traía toda la información necesaria para conocer perfectamente a ese impostor blasfemo.
-Usa una máscara de plástico para ocultar su identidad y mata por puro gusto- informó Mario
-Alista a todo el equipo, iremos por ese miserable- di media vuelta para quedar frente a Ari- Por favor, lleva a Micaela a su habitación y olvídate de ese asunto.
-Está bien, por ahora lo haré- respondió Ari, resignada.
Al día siguiente, desde muy temprana hora estuvimos siguiendo al impostor, esperando que cometiera algún homicidio y así agarrarlo con las manos en la masa. Por desgracia, el muy desgraciado no hacía absolutamente nada que me diera las pruebas suficientes para acabar con su mentira.
Una semana después, el desgraciado salió al medio día, llegó a un barrio bastante solitario y comenzó a seguir a un hombre vagabundo, hasta llegar a un callejón que se encontraba bastante escondido ante la vista de cualquier vecino o cámara de seguridad. Entonces sacó un cuchillo y sin dudarlo se lo enterró en la yugular, haciendo que aquel pobre hombre muriera desangrado, después uso un poco de la sangre para marcar en la pared una firma falsa que me incriminaba rotundamente.
Al terminar con su injustificado crimen intentó huir, pero no le fue posible hacerlo por ningún lado, ya que mis hombres lograron acorralarlo e interceptarlo en aquel punto ciego que él mismo había elegido. Una vez rodeado lo golpearon un poco, le quitaron el cuchillo con el que había cometido todos sus crímenes y lo arrodillaron ante la presencia de Mario, quien lo hizo confesar.
-¿Nadie te dijo que si juegas con fuego te puedes quemar?
-Les juro que se van a arrepentir de todo lo que están haciendo.
Mario le dio un par de golpes al impostor y le exigió que dijera la verdad.
-La única verdad es que pagarán por todo esto
-No me dejas otra opción- dijo Mario con mucha molestia, mientras sacaba un teaser de su bolsillo trasero- disfruta tu premio.
Mario le dio descargas eléctricas por todo el cuerpo, incluyendo en la zona en donde se localizan sus geniales. Cosa que hizo que el blasfemo se retorciera del dolor, el cual recorría lentamente todos sus músculos.
-¡Basta!, está bien, voy a confesar... Yo soy el asesino que se oculta tras la mentira de que soy el verdadero Verdugo.
-Conozco a alguien que le interesa bastante esa información- Mario sonrió y se alejó un poco.
-¿De quién hablas?, me imagino que de la policía.
En aquel momento aparecí de entre los hombres que rodeaban la zona, acercándome lentamente al miserable que se estaba haciendo pasar por mí.
-Te equivocas, él habla de mí... El único, inigualable y auténtico Verdugo- me coloqué frente a él y le di un puñetazo directo en la nariz- No eres ni la mitad de lo que soy yo.
Quería darle una buena lección a ese asqueroso hombre, así que lo tomé del cabello, hice que me mirara fijamente y comencé a darle de puñetazos en la cara, para después agarrarlo a patadas en el estómago hasta que escupió sangre.
-Te voy a enseñar a no estar de hablador mentiroso- me paré sobre su estómago, haciéndolo gritar del dolor- no volveras a mentir- aproveché que tenia la boca abierta, tome su lengua y se la corté con su propio cuchillo.
Dicen que el momento fue brutal, ya que tenía su lengua en mi mano, levantada en el aire como símbolo de victoria, mientras que su sangre escurría por todo mi brazo, hasta llegar al suelo gota tras gota.
-Debería matarte por querer usurpar mi identidad para cubrir tus crímenes, pero no lo haré- sonreí a pesar de que no podían verme.
Le expliqué al impostor que aprovecharía su mentira para desarrollar un plan de protección y así evitar que mi muerte llegara más pronto de lo planeado, porque poco a poco me estaba haciendo más y más conocido, cosa que ponía en riesgo a todos mis seres queridos, así que él me serviría para ser utilizado como una vida extra.
Segundos después de haberle explicado la función que realizaría como miembro del equipo, perdió el conocimiento a causa de la pérdida de sangre, por lo que tuvimos que trasladarlo rápidamente a mi casa y de esa manera poder curar sus heridas, manteniéndolo con vida el tiempo suficiente para ayudarme a llevar a cabo mi macabro plan.
Al caer el anochecer, Mario me advirtió que había cometido un grave error, el cual fue dejar pruebas como sangre, fluidos y huellas dactilares en el lugar en donde secuestramos al blasfemo y eso ocasionó que la policía ya se encontrara en espera de los resultados correspondientes para dar con mi paradero y conocer de esa manera la verdadera identidad del Verdugo.
-Verdugo, Debes irte del país antes de que Samuel venga a buscarte. No entiendo cómo fuiste a cometer semejante estupidez, un tremendo error de novato- expresó Mario con nerviosismo.
-Tranquilo, no cometí ningún un error, es tan solo un pequeño señuelo- respondí con seguridad y tranquilidad.
Noté que Mario se encontraba muerto del miedo y se veía tan preocupado que sus manos no dejaban de temblar, por ello tomé la decisión de sentarme a su lado y con calma explicarle el plan que estaba realizando actualmente: "Samuel cree que está recolectando pistas para dar con el paradero del Verdugo y seguramente ahora cree que está a nada de atraparlo; sin embargo, solo está descubriendo lo que yo quiero que descubra, porque todas las muestras de ADN que había en la escena del crimen son del blasfemo que se hacía pasar pasar por mí y seguramente cuando lo investiguen les saldrán los mismos datos que me has traído. Es un sujeto con problemas mentales, los cuales lo vuelven muy agresivo y lo han llevado a cometer asesinatos tan buenos que parecen perfectos. Con eso sin duda creerán que efectivamente es el auténtico Verdugo.
Una vez que se sientan seguros de la verdadera identidad del Verdugo, comenzarán a visitar los lugares que el impostor frecuentaba y ahí les dejaré más pistas falsas, eso hará que Samuel se sienta seguro de poder solo con el caso y entonces nos enfrentaremos, mano a mano, claro, no pienso asesinarlo, solo darle una buena lección que le baje los humos. Lo dejaré imposibilitado y no tendrá otra opción más que llamarle a Alejandro, ahí es donde Charly entra y le propone una alianza a ese mal nacido. Juntos irán en busca del Verdugo y en ese momento Alejandro se enterará que desde un inicio el verdadero asesino estuvo siempre a su lado; pero eso no es todo, al mismo tiempo le haré llegar a Samuel la prueba irrefutable de quien realmente está detrás del bozal y ahí tendra que elegir entre dejar que la muerte alcance a Alejandro y luego a él o jugar a ser un héroe y condenar al mundo entero a una Masacre Total".
Mi plan tranquilizó el alma de Mario, a pesar de que decía que todo era una completa locura, digna de un demente que podría considerarse un Asesino Perfecto, si es que lograba realizar mi plan al pie de la letra.
-Ahora ve y cuéntale a todo el equipo lo que acabo de decirte- le ordené a Mario.
-En seguida, Verdugo- respondió sonriente.
El momento de la verdad poco a poco iba tomando forma y se sentía más cerca, tenía el plan perfecto para acabar con la miserable vida de Alejandro, haciéndolo pagar por todo lo que le hicieron a mi mamá y si por algún motivo algo llegaba a fallar, tenía un plan "B" y un "C", esperando pacientemente para llegar a la luz y causar caos a quien se le oponga, sin detenerse hasta conseguir nuestra merecida y satisfactoria venganza.

En La Piel De Un Asesino. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora