Capítulo 7

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Los gritos del agitado y adolorido grifo de montaña se volvieron solo quejidos mientras la criatura extendía el ala con una flecha incrustada en ella, estaba sangrando más no tendría el efecto suficiente como para matarlo, si así fuese la flecha h...

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Los gritos del agitado y adolorido grifo de montaña se volvieron solo quejidos mientras la criatura extendía el ala con una flecha incrustada en ella, estaba sangrando más no tendría el efecto suficiente como para matarlo, si así fuese la flecha habría sido enviada unos metros más hacia la derecha y habría impactado de lleno contra el pecho del ave causándole la muerte segura sin embargo la herida se hallaba en el ala izquierda entre el cúbito y el radio en una dolorosa posición que le impediría volar por un tiempo.

Para cuando la criatura dejó de agitarse, se habría puesto en marcha buscando a su jinete mientras emitía severos gruñidos en su avance por tierra. Sus garras rasgaban parte de la nieve al caminar cuando el grifo pronto se topó con una gruesa rama rota de pino y marcas en la nieve como de arrastradura, sin dudar y haciendo uso de su buena inteligencia, el grifo avanzaba siguiendo aquella marca de nieve y hojas hasta que bajó cuesta abajo, aproximadamente unos 50 metros de dónde comenzaba el rastro y no tardó en hallarse a su jinete inconsciente en una posición fetal mientras el gélido contacto con la nieve enfriaba su maltrecho cuerpo lentamente.

No bastó sino solo segundos para que Argus echara a correr junto a su compañero y se plantara frente a él buscando despertarle con suaves golpeteos de pico y gruñidos para al final no recibir respuesta y como la lealtad de un grifo era indudable para cualquier ser vivo, la criatura herida pronto se acomodó haciendo un ovillo alrededor del ruiter para mantenerlo cálido y protegerlo hasta despertar.

Las horas pasaron, el medio día se convirtió en atardecer y el atardecer en una fría noche cuando el bulto de jinete y bestia pronto se revolvió entre la nieve mientras comenzaban a despertar y para cuando al fin el albino abrió los ojos y se puso de pié, notó al instante el ala herida de su compañero y también su propio dolor por los golpes que llevaba en el cuerpo, especialmente en su pierna derecha, la cabeza de la misma manera le ardía y le dolía, casi podía sentir el mismo dolor que su grifo.

-Oh, Argus... ¿te encuentras bien?- Susurró él y en ese momento la criatura alzó la cabeza y extendió el ala como implorando que aquella flecha le fuera arrancada para al fin hallar algo de paz.

Y no pasó mucho tiempo para que Will lo hiciera de forma fugaz y la criatura rugiera a todo pulmón pero al final, el alivio llegó también para Argus.

-¿Dónde está la portadora?- El ruiter albino finalmente recordó el "accidente" pero el grifo símplemente bajó la cabeza, él tampoco la había visto.

Sin perder el tiempo y con el corazón latiéndole desbocado ante su metida de pata, Will se apresuró en montar a la criatura aún cojeando por el golpe en su pierna derecha y ésta vez, a moverse por tierra. No tenía más que dos opciones por seguir y una de ellas involucraba buscar a la joven y pelear contra quién hubiese tenido la osadía de derribar a Argus sin embargo también estaba el hecho de que aún Will no se hallaba del todo en condiciones de luchar con su cabeza ardiendo y el cuerpo adolorido, lo único que le restaba sería regresar al pueblo y contar lo sucedido para reunir ayuda aunque eso facilitaría el terreno al secuestrador al darle aún más tiempo.

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