A medida que la noche avanzaba, la búsqueda por el bosque continuaba de manera frenética siguiendo las huellas en el barro y en ocasiones perdiéndose en el camino al hallarse con un tramo de rocas, los desesperados intentos de los centauros y de un preocupado Sión no parecían dar resultados y en ese momento incluso él había comenzado a temerse lo peor pues no aguardaba nada más que un terrible destino para todos si la joven fuese presentada ante el Rey.
-Qué tal si ellos...- Sión calló antes de terminar.
-Lo dudo, las bestias se los llevarán vivos a su rey pero... si no conseguimos encontrarlos por el camino y ellos de alguna manera consiguen arribar, nos será imposible siquiera pensar en rescatarlos, el Castillo de Illum está fuertemente protegido.- Interrumpió con seriedad, Beskerming.
Mientras tanto él como Sión y Pyl rastreaban el suelo en busca de más huellas, no se darían por vencidos pues el peligro para los jóvenes capturados aumentaba a medida que pasaba el tiempo y, una vez en el castillo ni siquiera la totalidad del pueblo centauro conseguiría entrar y salir con vida.
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-¿Cuánto falta para llegar?- Susurró una voz ronca.
-Como dos días de camino a pié.- Respondió otro más.
Y en ese momento se dejaron ver aquellas criaturas bajo el nombre de cíclopes, uno de los cuales cargaba con dos pequeñas jaulas hechas de madera de roble amarradas una contra otra gracias a las hojas de palma que servían como sogas al ser trenzadas, cada jaula se hallaba cargada los cuerpos inertes de sus prisioneros en su interior mientras las criaturas caminaban lentamente, dejando profundas huellas sobre el suelo fangoso.
A lo lejos comenzaban a levantarse grandes nubarrones oscuros que indicaban una posible caída de lluvia mientras que el silencio pronto había llegado para el bosque, lleno del aroma a humedad en un ambiente cargado de tensión mientras las jaulas se mecían levemente en las manos de aquél ser. Pronto, y con el pasar del tiempo, el primero en recuperar la consciencia fué la portadora que se vió imposibilitada de sentarse siquiera porque el tamaño del recipiente era tal que obligaba al contenido a mantenerse en posición fetal y casi sin movilidad.
-Everard, ¿estás bien?- Susurró ella al ver a su compañero en la jaula contigua quién en ese momento comenzó a revolverse hasta despertar topándose con los gruesos barrotes de roble.
-¿Dónde estámos?, ¿Qué está pasando?- El centauro alzó la voz y en ese momento la criatura que los cargaba agitó ambas manos provocando que tanto Vio como Everard chocaran contra la madera.
-Guarden silencio.- Es lo único que dijo con una voz ronca cargada de superioridad y enojo.
En ese momento otra de las bestias pronto se aproximó por detrás de la primera, como si buscase vigilar que sus prisioneros se mantuvieran en su lugar. Vio no tardó en sentir prontamente escalofríos al ver por segunda vez a la criatura con múltiples cicatrices en su rostro y brazos que vestía solo harapos y que poseía una mirada casi tan intimidante como la propia sombra. El trayecto se había realizado en silencio y sin retrasos aún cuando la lluvia comenzaba a caer con fuerza en el transcurso de la noche y no pasó mucho tiempo para que incluso las ropas de la portadora se hallasen completamente empapadas pero ninguno le había dado importancia.
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La Pluma Plateada
ПриключенияVio es una joven de largo pelo café, amante de la fantasía y la lectura, tímida y poco social que vive acostumbrada a la monótona vida que le ofrece el mundo, asiste a una Universidad reconocida de su país y lleva una vida completamente normal. Sin...