Capítulo 21

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-Sigue sin despertar

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-Sigue sin despertar.- Una voz rompió el silencio, dejándose ver como un preocupado guardián puesto de cuclillas alrededor del cuerpo inerte de la joven portadora.

-Chico, debéis calmaros y descansar un poco mientras yo cuido de ella porque aún no es tiempo de que despierte.- El centauro del arco pronto se acercó al ruiter, colocando su mano derecha sobre el hombro del rubio.

En un principio Sión se había mostrado a la defensiva, sin embargo Phyl tenía razón, pues no había dormido en toda la noche y apenas había probado bocado, pronto, y con la pesadez de un sueño cansado, Sión se dirigió al exterior convencido de que descansar sería lo mejor, hallándose justo en la entrada a su hermosa montura que descansaba hecha ovillo sobre su propio cuerpo y sin perder más tiempo, el mismo ruiter se aproximó a ella, recostando su cabeza sobre la espalda del animal.

El tigre lejos de mostrarse agresivo por aquella hazaña, se había colocado en una mejor posición para su jinete, relajándolo con un sutil ronroneo y un cálido manto de pelo natural. No pasó mucho tiempo para que el propio guardián cayese en un profundo sueño junto a su compañero felino.

En el interior de la choza, un igual de agotado Centauro se dejaba ver, colocando telas humedecidas sobre la frente de la joven mientras que a su lado yacía aquél pequeño hombrecito mitad mitad, completamente recostado y con la cola siendo agitada...

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En el interior de la choza, un igual de agotado Centauro se dejaba ver, colocando telas humedecidas sobre la frente de la joven mientras que a su lado yacía aquél pequeño hombrecito mitad mitad, completamente recostado y con la cola siendo agitada con nerviosismo.

-¿Se va a recuperar?- El pequeño centauro no lo resistió más.

-Tranquilo hijo, ella está bien, solamente está descansando al igual que el guardián.- Susurró la criatura con una cálida voz dirigida a su único hijo.

-Ehh ese humano rubio se ha quedado dormido en el suelo junto al gran gato, pensé que sería mejor invitarlo a nuestra cabaña pero su bestia gruñe y enseña los dientes si alguien se le acerca.- Agregó el hombrecito mitad, mitad.

-Debe de quererlo mucho, así son siempre los compañeros, se cuidan entre sí aún sin ser de la misma especie.- Prosiguió Phyl.

-¿No se supone que usen caballos o grifos como monturas?- Más preguntas pronto llegaron.

La Pluma PlateadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora