El suave aroma a hierba fresca y humedad pronto llenó el ambiente mientras un sinfín de cantos se adherían a la sinfonía de un amanecer acalorado dónde un par de pasos se escuchaban junto con el murmullo de las aves y el correteo de las ardillas en el suelo. No pasó mucho tiempo para que un suspiro cargado de felicidad y armonía se dejase oír al final de una oscura cueva y fué ahí dónde la esperanza surgió con la emoción de un nuevo desafío. Era su gran día y Everard no se lo iba a perder por nada.
-Bien... sólo debo cazar algo bueno y bastará, tal vez un jabalí o un ciervo podrían ser las mejores presas, me he pasado la semana entera afilando y preparando mis flechas, no puedo fallar en ninguna manera.- Susurró el joven Centauro cargado de alegría y emociones a flor de piel.
-Yo creo que un ciervo sería más novedoso porque son más escurridizos y menos abundantes que los jabalíes o al menos eso pienso porque tu padre había salido a cazar uno de esos cerdos cuando nos encontró.- Susuró otra voz, perteneciente a una joven de ojos grises que portaba un carcaj con ocho flechas en su espalda y un arco en su mano derecha. Su compañero de igual forma cargaba con la misma cantidad de proyectiles y se hallaba liderando la caza mientras que los adultos expectantes en la entrada de la cueva pronto se perdieron con la lejanía.
-El bosque es increíble, es... tan grande y lleno de vida... me siento libre.- Comentó el pequeño Centauro mientras aspiraba más de aquél olor a humedad.
-Todavía me sorprende que Sión no se haya puesto histérico con la idea de acompañarte aunque a fin de cuentas eso se le había ocurrido a Pyl, dijo que te vendría bien ayuda extra porque los dos podríamos aprender del otro.- Agregó la sonriente portadora.
-Sí, pero al menos pudimos salir juntos y tener una increíble aventura antes de convertirme en un hombre... además le he agarrado cariño al tigre de vuestro compañero y estoy más que encantado de que nos acompañe.- Prosiguió él.
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-¿Permitir que la portadora y vuestro hijo vayan solos por el valle?, ¡De ninguna manera!- Un molesto Sión alzó la voz.
-Entiendo que eres su guardián y quieres protegerla pero os digo que nadie viene nunca a nuestro valle, porque no hemos visto las bestias del rey o a sus heraldos, yo creo que incluso él se ha olvidado de éste lugar.- Respondió Pyl rascándose la cabeza ante la negativa del rubio.
-Aún así, las cosas malas ocurren cuando no estoy cerca de ella, ya lo hemos comprobado repetidas veces y no quisiera arriesgarme a que nuevamente eso pase además... si la portadora de alguna manera es capturada incluso se llevarían a Everard creyendo que es su guardián, se supone que el portador y su protector deben estar siempre juntos.- Prosiguió el joven.
-Entiendo tu preocupación pues mi propio hijo irá allá afuera sólo pero no podemos interferir en nuestra propia cultura por un mal presentimiento de vuestra parte, entiende joven Sión, a Everard le vendría bien que la portadora lo acompañase y no os preocupéis de peligro alguno porque mi hijo sabrá muy bien como llevar la situación, sabe en qué momento huír, esconderse o luchar... además ambos van armados con arcos y un buen de flechas, no creo que sea motivo de mucha preocupación.- Afirmó un cada vez más nervioso Centauro.
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La Pluma Plateada
مغامرةVio es una joven de largo pelo café, amante de la fantasía y la lectura, tímida y poco social que vive acostumbrada a la monótona vida que le ofrece el mundo, asiste a una Universidad reconocida de su país y lleva una vida completamente normal. Sin...