CAP. 9.

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Desperté lentamente mirando el techo de mi habitación. Me levanté de la cama y salí de la habitación sin oír ni un solo ruido. Saqué la leche de la nevera y me preparé un café tomándome mi tiempo.

Christopher apareció por la puerta peinándose el flequillo mientras bostezaba.

-Buenos días flaco

-Hola, hacía bastante que no te veía.

-Ya ves, te tengo que contar mil cosas.

Sonreí y saqué otro vaso dispuesto a hacerle un café a Chris.

-Cuéntame- dije poniendo la cafetera en marcha

-Ayer me acosté con Zabdiel

Miré a Christopher como apretaba sus labios ansioso por mi respuesta. Podía notar su nervio por el ambiente.

-De verdad?

Christopher asintió bajando la cabeza y yo abrí los ojos poniendo la leche en el café.

-Empezamos fuerte el día entonces…

-Erick fue sin querer, osea el vino aquí y los dos bebimos de más

-Bebiste alcohol?

Christopher volvió a bajar la cabeza y yo suspiré bebiendo de mi café.

-Te tengo que recordar que estás tomando medicamentos?

-Tengo que tomar medicamentos siempre… por una vez no pasará nada

-Venga Chris, los dos sabemos que no es la primera vez. Que intentes mentir a otra persona vale, pero a mí?

Christopher giro los ojos y agarró el café que le había preparado para tomar un largo trago, casi acabando por completo.

-Bueno, es tu vida al fin y al cabo. Tú verás lo que tienes que hacer…

-Estás enfadado?

Negué con mi cabeza pasando mis dedos por el contorno de la taza.

Christopher me sonrió y dejó la taza en la mesa abriendo sus brazos y estrechándome en ellos.

-Te prometo que no voy a volver a beber en por lo menos un mes.

-Si no me lo pones por escrito no me creo nada

Christopher se separó de mi abrazo y puso una cara de defraudación.

-Es verdad flaco!

-Tus promesas no suelen durar más de dos minutos

Christopher arrugó su cara y se fue de la cocina dando zancadas largas.

Sonreí sutilmente y me acabé lo que me quedaba de café para fregar las tazas y secarme las manos con el paño.

Christopher apareció con un papel y un bolígrafo sentándose en la mesa. Carraspeó su garganta intentando llamar mi atención y cuando lo consiguió, comenzó a relatar todo lo que escribía.

-Yo, Christopher Vélez, juro solemnemente que no volveré a beber en mucho tiempo para que mi Erick esté feliz y orgulloso de mí.

Hizo un garabato simulando su firma y me lo entregó con una sonrisa infantil en la cara.

Agarré el folio sin dejar de mirarlo, viendo como dejaba la silla como en un principio y jugaba con el boli apoyándose en la pared.

-No lo vas a leer? Igual te he timado…

-Parecía el discurso de una boda

Christopher comenzó a reír cuando el timbre de la puerta invadió aquella pequeña casa.

Atrapado en el 21 |||| Joerick   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora