Al atardecer parte 1.

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Había una vez, un príncipe, el siempre vivió esperando al gran amor de su vida, muchos caballeros y doncellas esperaban la gracia del príncipe, pero a su parecer ninguno era digno.

Un día, cansado de las innumerables propuestas de amor, el joven príncipe salió del reino, camino por el profundo y espeso bosque, escuchaba el trinar de las aves, el sonido de el viento mover las hojas de los árboles, y el agua de una cascada caer.

El príncipe siguió el sonido del agua, llegó a un hermoso lago cristalino, no pensó mucho antes de meterse al agua.

Tarareo una alegre melodía mientras el agua tocaba su ropa y piel.

A lo lejos un valiente caballero le miraba desde su garañón, sin saber por qué el valiente caballero desmontó su caballo para acercarse y ver mejor a el ser encantador que había captado su atención, lamentablemente el ruido de su armadura asustó al príncipe.

El joven estaba por huir cuando el caballero lo detuvo, la cálida mirada de el príncipe conectó con la fría del caballero.

- No te vayas, canta para mi.

El príncipe sonrió, una suave melodía salió de sus labios, el caballero lo miraba con ensoñación.

El príncipe cantó hasta terminar la canción, aquella que hablaba de los amores de un caballero, pudo ver como la persona frente a el se recargan en un árbol.

El príncipe imitó su acción, con sus delicadas manos delineo el lobo que adornaba la armadura, quito con cuidado el casco encontrando al ser más divino que había visto en su corto tiempo de vida.

Pasaron el rato juntos, hasta que el sol comenzaba a ocultarse, los dos se despidieron con la promesa de verse de nuevo.

Al día siguiente y mientras se paseaba por el pueblo antes de ir a su encuentro con el caballero, el joven príncipe se detuvo al ver que un hombre caía al suelo, se apresuró en ayudarlo.

- Joven príncipe, ¿podrías ayudar a un alma en necesidad?

- ¿Cómo os puedo ayudar?

- Sólo un poco de pan y agua os pido.

El príncipe llevo al anciano al castillo, lo dejo en el jardín, al regresar, le dio al hombre comida y el agua que pedía, así como una manta que lo cubriría de el frío nocturno.

- Ha sido demasiado bueno, sólo por eso os diré lo que depara el futuro.

- Conocerá el amor, será correspondido, pero lo perderá al atardecer de el último día de invierno, una espada atravesará su corazón manchando la nieve de rojo.

El príncipe lo miro con los ojos llenos de lágrimas, el hombre tomó sus manos diciendo unas palabras más.

- No temais príncipe, ustedes se encontrarán de nuevo, como lo han hecho antes y lo seguirán haciendo porque ese es su destino.

𝐔𝐧𝐚 𝐲 𝐦𝐢𝐥 𝐯𝐢𝐝𝐚𝐬.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora