Capitulo: 11

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[...]

La tarde transcurría tranquila en casa del mexicano.
Rusia llevaba casi una semana ahí, conviviendo con el moreno.

México había adoptado a un pequeño Chihuahua al que nombró "Pepe", a quien por cierto Rusia le encantaba agarrar porque era sumamente pequeño, pero siempre estaba peleando y eso le recordaba a México en cierto modo. (Además su temblor era gracioso).
Rusia moría de risa y amor cuando veía a México pelear con el pequeño Paco por no ir y hacer sus necesidades en el patio.
¿Y les digo algo? La risa de aquel ruso podría derretir de amor todo el polo norte y sur si quisiera.

Rusia se tomaba las mañanas para arreglar los asuntos que surgieran en su país, y México lo hacía por las tardes.
(Obviamente no se iba a levantar con el ruso a las 5:00am a hacer papeleo)

El primer día en que EU se había ido, México estaba triste y muy decaído, puesto que Canadá se había ido al aparecer a la mañana siguiente en que su hermano se fue.
Pensó que perdería la amistad de ambos, pero Canadá le llamo ese mismo día en que se fue para explicarle todo, cosa que a México le dió un poco más de paz.

EU le había llamado ayer, se había disculpado por su actitud, y México lejos de reclamar algo lo perdono con una sonrisa.
Además, tener al ruso ahí haciéndole compañía era sumamente agradable.
Rusia lejos de ser lo que aparentaba, (frío, malo, serio) era alguien más bien sociable y muy risueño.

Cómo dije, era de tarde.
México arreglaba algunos asuntos pendientes que tenía con problemas en su país, y Rusia jugaba en la sala con el pequeño Pepe.

Mi país... Mi gran imperio pierde brillo...
Pinches políticos de mierda...
Pinche delincuencia...
Maldita corrupción...
Puto desempleo...
No tengo buen nivel educativo para los niños y jóvenes...
No tengo buen servicio médico...
La inflación... Los impuestos...
El gasto público...
Las cuentas no me dan...
Mi gente está muriendo...
Mi pueblo está en la pobreza...
Las personas están en ignorancia... No tienen educación... Y critican a quienes la tienen...
Las personas no quieren progresar... No puedo darles manutención!
Las áreas rurales están en decadencia...
Niños abandonados... No hay tolerancia... Abusos de poder y autoridad...
Mala educación... Falta de principios...
Hay racismo... Malinchismo... Homofobia... Misoginia... Violencia... Obesidad... Pobreza... Asesinatos...
Todo está mal... ¿Por cuánto tiempo seguiremos está chingada mentira?
¿¡Qué México es un país mágico!?
¡Vaya que lo es!
Pero lleno de magia negra...

—México restregó sus manos sobre su rostro, se sentía cansado. Cansado e imponente por no poder hacer nada...
Guardó todo en sus respectivos lugares y salió de su oficina.
Su rostro tenía el ceño fruncido y la vista cansada.
Caminaba encorvado hacia la sala, hasta encontrarse con la imagen del ruso tirado en el suelo y riendo, cubriendo su rostro del pequeño Paco, el cual estaba sobre su pecho atacandolo con lamidas en la cara y mordidas y ladridos amigables.
El pequeño Paco había derribado al gran Rusia.

México sonrió ampliamente, su semblante cambio por completo.
¿Cómo es que aquel ruso podía devolverle la tranquilidad de esa manera?
Rusia vió al mexicano parado frente a la sala y se levantó rápidamente con Paco en brazos, quien había dejado de pelar y se remitía a mover la colita efusivamente mientras seguía con su habitual temblor.

¡México! ¡Tu terminar trabajo?

Rusia realmente se estaba esforzando por aprender español. Aprendía rápido, y se sorprendía mucho, nunca había aprendido un idioma con tal rapidez.
Pero México sabía que era porque de niño él ya le había enseñado, solo que no lo recordaba.

La fuerza más poderosa del mundo no es el amor, son las armas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora