P0ST;; sope

38

—¿Yoongi?—preguntó Hoseok. Su imagen se veía en otro ángulo, parecía que sostenía su computador con sus manos.

—Seokie.—dijo.—Hola.—

—¿Estás bien?

—A-ah.—gimió.—todo gira.—dijo.

—Estás ebrio ¿verdad?—dedujo.

—No lo sé ¿parezco?—

—Sí.—dijo.—Hyung, deberías ir a dormir.

—No soy tu hyung. Soy tu Daddy.—dijo. Su voz de ebrio sonaba muy graciosa.

—Ve a dormir.—dijo.—No estás en condiciones para hablar, mañana podemos hacer otra llamada.

—Hablemos, no quiero quedarme solito.—hizo un puchero.—Si me cuelgas te pego. Bueno, aunque en realidad quieres que te pegue así qu-

—¡Ya! Hyung, olvida eso.—se cruzó de brazos.

—Bien, espera.—dijo. Al parecer dejó su laptop a un lado dejando a la vista de Hoseok la mitad del cuerpo de Yoongi. Vio cómo éste comenzaba a quitarse la corbata.

No pienses cosas raras, Jung. Se dijo a sí mismo.

—Hoy un chico se me acercó.—dijo.

—¿Ah sí?.—Yoongi asintió.

—Le dije no podía bailar con él porque tenía a un chico esperando por mi en Seúl. Cuando me dijo que no se enteraría, empecé a contarle lo tan lindo que eres que sería imposible bailar con alguien más que no fueras tú.—sin pensarlo, sólo lo soltó.—¿Puedes creerlo? Pensó que iría a bailar con él.

—¿Por qué no bailaste con él? No tenía nada de malo que lo hicieras.—Yoongi comenzó a negar muchas veces.

—No, ¡claro que no! Él no era Jung Hoseok hoyuelos bonitos. Nono. Si no era Hoseok hoyuelos bonitos, entonces no.

—Creo que estás delirando mucho.

—Los ebrios siempre dicen la verdad.—dijo.—y los niños.—recordó—pero yo no soy un niño soy un ebrio así que aún así digo la verdad..—comenzó a balbucear.

—Entiendo..

—Oye Hoseok. Cuando me dices señor cachetitos ¿a cuáles cachetes te refieres?—Hoseok se ruborizó.

—A tus mejillas... ¿A cuáles más?

—Bueno pues yo creo que-.

—¡Lo sé!—gritó para que no siguiera.—Me refiero a tus mejillas.

—lástima.—murmuró.

—¿Que dijiste?

—Nada. Pero me gustaría decirte que me gustan tus cachetes..—dijo.

—Digámosle mejillas.

—Yo no hablo de tus mejillas.—soltó. Hoseok podía jurar que se ahogaría con su saliva si Yoongi soltaba cosas así.

—Bueno Yoongi, ya es tarde, hay que dormir.—dijo Hoseok.

—No quiero.—hizo pucheros.—¿Soy yo o hace calor?

POR FAVOR NO. Gritos internos.

Vió cómo Yoongi desabrochó los botones de su camisa. Antes de que mirara más, vió como el chico dejaba la laptop en una superficie la cual parecía ser la cama del peliblanco, esto daba una imagen más alejada de él, su camisa abierta completamente, lo veía como se acercaba a dónde la cámara lentamente mientras... ¿desabrochaba sus pantalones?

—¡Hyung ya es hora de dormir adiós!—después vió como el de piel blanca se dejó caer a la cama, ahora Hoseok solo veía su rostro y sus clavículas.

—Dijiste que no me dejarías.—un puchero.

—Debes descansar..—dijo con nerviosismo.

—Hoseok.

Ese tono de voz. Pensó. El tono era ronco, firme, demandante.

—¿Jugamons?—alzó una de sus cejas. Hoseok trago duro

—¡Yoongi vete a dormir!

—Juguemos un rato, ¿si?—después de pensarlo mucho asintió.—Será algo así como preguntas y respuestas. Sólo eso.

—Está bien...—dudó.

—Hoseok ¿alguna vez pensaste en hacerme cosas o lo escribiste?—Hoseok se tapó el rostro. Estaba avergonzado pero asintió. Después de decirle que no daría detalles sobre lo que dijo o pensó, Yoongi pasó a la siguiente pregunta.—¿Te gusto?

—¿Enserio Yoongi?

—Quiero estar seguro.

—Me gustas.—dijo.

—También me gustas.—suspiró.—ah, seokie, me gustas mucho. Tu sonrisa, tus hoyuelitos, tus ojitos con doble párpado. Tus piecitos.—suspiró enamorado.

—Está delirando, hyung.—hizo un puchero.

—Hoseok... ¿no te acuerdas de la noche de la tormenta?—preguntó.

—N-no mucho la verdad.

—¿Te acuerdas que nos besamos?—

Hoseok lo pensó mucho. ¿Fue de verdad? Desde ese día estuvo pensando que fue un sueño que tuvo aquella noche para distraerse. ¿Fue cierto?—¿E-eso... pasó?—preguntó.

—Si pasó, tú estabas asustado, te abracé y te besé.—soltó.—Me devolviste el beso.. Hoseok ¿te han dicho que tus labios son realmente suaves y adictivos? Quiero besarte.

—Pensé que había sido un sueño o una alucinación mía..

—¿No lo recuerdas? Tendré que darte muchos más besos para que no se te olvide.—Hoseok rió.—Jung, te necesito.

—Eres un ebrio muy cursi.

—Jung, no sé si lo que vaya a decir sea apropiado, pero estoy ebrio y digo al verdad. Mierda, me pones tanto... lo inocente que eres, tus caras lindos... ohh creo que eres como mi nuevo fetiche.

—Creo que no tenías que decir eso.—las orejas de Hoseok estaban rojas, todo su rostro. Pero su cuerpo reaccionaba de una distinta manera ante el tono ronco y las palabras de Min.

—Tu piel suave que sólo me dan ganas de mordisquearla y llenarla de chupetones. Tus muslos rellenitos que con cualquier prenda se ven deliciosos y apretarles, me imagino que sin nada se verían más que geniales. Me encanta como pasas tu lengua por tus labios para humedecerlos.—Hoseok se sentía avergonzado. Las palabras de Yoongi causaban un problema mental y otro entre su pijama.

Pero sabía que todo eso era a causa del alcohol.

Por otra parte la imagen de Yoongi salió de su plano, pensó que había ido a vomitar o a tomar agua. Pero para su sorpresa, lo estaba oyendo. Sus jadeos, sus gemidos.

Por favor que no sea lo que estoy pensando. Se dijo a sí mismo.

—H-Hoseok-ah... mmm... no p-pares bebé.—

MIERDA MIERDA MIERDA Y MÁS MIERDA. Se estaba masturbando. De su boca salían gemidos con él nombre de Hoseok.—¿Min?—pronunció.

—Oh mierda..—pero sólo recibió un jadeo por parte del mayor.

Hoseok no sabía que hacer, sin embargo no cortó la llamada hasta que escuchó los ronquidos del mayor. Ahora él tenía un problema que arreglar.