Capitulo 29✨

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Maratón
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NARRA LUZ.

No me separe de Violeta toda la tarde, hasta que oscureció y se hizo de noche; tenía hambre y frió así que con los chicos nos pusimos de acuerdo para ir a un restaurante y comer algo así que Alan nos presto su carro y conducimos hasta un restaurante de comida rápida. Le dije a Paulo que me encargara una hamburguesa y yo me fui a sentar y casi detrás de mi llego Paulo.

—¿Ya pediste la hamburguesa?—pregunto.

—Ya, oye...—capta mi atención—quería contarte algo.

Si era que Melissa inventó todo lo qué pasó en la fiesta, ya lo sabía pero quería que Paulo hablara.

—Dime.

—Todo eso que viste en la fiesta, eso lo planeo Melissa, y el carro es de su prima Zoé así que, ¿todo bien?

—Todo bien—asiento y Paulo me sonríe.

—Ah, y también querí...

No alcanzo a terminar de hablar porque de pronto todos los demás llegaron. Comimos en silencio y nos regresamos a donde lo de Violeta, nos íbamos a ir de su lado hasta que Vilu se sintiera mejor y nada de mis problemas importaban ahora, lo más importante era estar con mi mejor amiga, que me necesitaba.

Después de enterrar a la mamá de Violeta nos quedamos con ella un rato más, sabemos bien que la mamá de Vi era muy importante para ella y que esto le dolía mucho.

Es difícil de pensar que la vida se puede acabar demasiado rápido, y que probablemente no hallamos hecho cosas que siempre quisimos hacer; decir cosas que siempre callamos, expresar nuestro sentimientos, expresar que nos amamos. Tal vez eso era lo que a mi me faltaba, expresarme, expresar mis sentimientos para sentirme mejor, tal vez era eso.

Tal vez lo que valla a hacer sea por impulso o por la euforia pero creo que es necesario para sentirme mejor conmigo misma y para sólo no tener nada que esconder; a este punto me da igual si Paulo siente lo mismo por mi o no pero yo solo quiero decir la verdad.

A la hora de irnos, Paulo se ofreció a acompañarme así que acepte, camine con el hasta mi casa y ahí estaba el, parado en frente de mi casa, estaba nublado, estaba frío y mi casa estaba sola; tenía miedo de todo lo que pudiese parar. Me sonrió y se despidió de mi.

—Paulo, espera—exclamó antes de que siga el rumbo hacia su casa.

—¿Pasa algo?—se regresa.

Canalizó la situación, mis manos empiezan a sudar, mi seguridad se esfuma por completo y empiezo a temblar. Miro a mi al rededor y luego al piso, me percato de que ahí en el piso estaba tirada una chapista, de las de las bebidas energéticas, en una cadena que claro que da había visto a Paulo así que la tome como si me hubiera dado cuenta de aquello antes.

—Se te olvidó esto—se la entrego.

—Gracias Lu—se despide y vuelve a emprender el camino hacia su casa.

No puede ser lo tonta que soy, desperdicie un momento importante en el que pude haberle dicho todo a Paulo, sin nada que esperar a cambio; los nervios me ganaron y como siempre, se apoderaron de mi. Soy tan tonta.

Ahora había que esperar a que otra vez me sintiera segura de mi misma, que tuviera las cosas bien en claro que otra vez me pudiera ver a Paulo; todo eso faltaba para poder decirle que siempre me gustó y que yo era una mala persona con el porque me ponía nerviosa cuando le hablaba y para disimular que estaba toda enamorada de él hacía pensar a todo el mundo que lo odiaba. Que loco, ¿no?

Ahora que lo pienso así, no se que va a pensar Paulo de mi.

Toda aquella tarda me quede escuchando música, pensando en que hacer para que esta situación mejorara y pensando diferentes maneras de decirle a Paulo lo que siento por el sin sonar como una loca.

Como siempre mi mamá no estaba en casa y estaba sola así que me puse a hacer galletas con chispas de chocolate porque, es lo que hago cuando estoy feliz, o algo así.

【☁︎】

Era sábado, mi día favorito de la semana, no se porque. Me vestí e hice la lista de tareas que mi mamá me había dejado pegada en la heladera, la última era "sacar a pasar a Goffy" ósea mi perrito. El vecindario es muy tranquilo entonces saqué un libro para que mientras Goffy pasea por todo el parque yo lea algo.

Lo solté de su correa y me senté un banco a leer; estaba tan concentrada en mi lectura que ni siquiera me daba de quien pasaba. Una respiración agitada se hizo presente, cerré mi libro y elevé la mirada. Ahí estaba Paulo con una sonrisa tan grande que hacía ver toda la hilera de dientes perfectamente blancos en su boca.

—Hola—expresó Paulo y se sentó a mi lado.

—Hola.

—Por fin saliste a leer.

—Si.

Este era el momento, Luz, no lo desaproveches.

—Paulo, debo decirte algo—me empiezo a poner nerviosa.

—Que pasa—pero ahí viene, su sonrisa que me tranquiliza, al menos un poco.

—Solo quería decirte que...—el grito de una mujer se escucha en todo el parque, la mujer de los helados.

—El perro, ayúdenla—grita alguien más.

Me levanto rápidamente y voy por Goffy, me sorprende de el porque nunca se había portado así. Lo traje de vuelta y lo amarre a su cadena otra vez para que no pasara nada esta vez.

—Dime...

Helga ━ paulo londraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora