Capítulo 1: Inicio

89 8 4
                                    

Mi pueblo, mi gente. Muerta, todo fue quemado, las mujeres violadas, las tierras vaciadas. Aún recuerdo los gritos, los llantos, el pánico, el miedo y el dolor que todos sentían, recuerdo lo que yo sentí en aquel momento.

Tardaron semanas en destruirlo todo, ellos mataron a todos, el fuego invadió todo, a todos. Ellos se fueron huyendo dejando las tierras en llamas, y a mí, sola, herida, rodeada de llamas, envuelta en ira y desesperación. Tenía miedo, sabía que iba a morir, sola sin poder hacer nada, sin luchar. Estaba por rendirme cuando lo escuche.
- ¿Quieres vivir? ¿Ser fuerte? - mire a la voz desde mi posición en el suelo, no contesté- Te puedo ayudar, salvar, hacerte poderosa- agrego.
- ¿A cambio de qué? - inquirí aun tirada en el piso.
- A cambio de ti, entrégame tus servicios- lo mire algo molesta, estaba a punto de negarme- no quiero tu cuerpo, al menos no de esa forma... te entrenare para que puedas matar a todo lo que se te cruce, nadie más te va a lastimar...
-¿Me lo prometes? ¿Me prometes que nadie más me lastimara? - interrogué.
- ¿Desobedecerás mis órdenes? - respondió con otra pregunta y debo admitir que odiaba eso.
- No- contesté- ¿Me lastimaras?
- No- se acero a mi extendiendo su mano yo la tome con seguridad.
- Acepto- entonces con su ayuda me pare y nos fuimos, para no volver.

Un año, se podría decir que no fue un mal año, era mucho más fuerte, podía vencer lo que sea como él lo prometió. Era ágil y velos, podría incluso vencer a hombres mucho más grande y fuertes que yo; además me había vuelto muy observadora.

Pero ya debo presentarme y preséntalo, soy Daiana me gustaría decir mi edad, pero deje contar después de los 2000 años; pero mi apariencia no es de más de 20. Mi cabello es negro y largo casi a la cintura, soy delgada y de tez blanca, mis ojos rojos casi bordo. Él, es el Caos, dios primordial griego. Su cabello corto y negro con ojos a juego que me hipnotizaban cada vez que lo veía.

Recuerdo la tarde en que Caos me invito a una pelea allá por el siglo V a.c. en el coliseo de Roma. Según él quería que lo acompañara porque sus hijos no querían ir, pero no era la verdadera razón, él quería probarme; aunque no lo note en un primer momento.

Recuerdo las voces de todos gritando, la mirada de Caos cuando entre a la arena. Las ovacionar de las personas hacía el gladiador. Cuando llego el momento Comencé a luchar, pero simplemente evitando la espada de mi enemigo, era muy claro que yo no era muy buena o al menos era lo que dejaba ver; mi contrincante se burla de mí, al igual que los espectadores y el emperador.

- No esta lista, ni siquiera toma bien la espada- se burló el emperador.

- Tal vez cuando la encontré, pero ahora- se rio- ella solo está jugando- confeso Caos.

- ¿Cómo puedes estar seguro? – Inquirió divertido el emperador sin creer las palabras de mi señor, yo me reí.

- Deberías tener miedo- me recordó mi contrincante.

- ¿Por qué debería? Solo estoy jugando contigo- confirme.

- Deja de jugar- oí la voz de caos en mi cabeza- yo sonreí.

- ¿Qué es tan divertido? - exigió el gladiador.

- Tengo que acabar contigo, mi señor me está apurando- explique.

- ¿Cómo podrías hacer eso? tu espada no me ha tocado, ni siquiera has podido evitar todos mis ataques- se burló, le sonreí cuando él me ataco de nuevo, detuve su espada con gran agilidad, mire mi pierna sangrando, suspire aburrida.

- Esto no fue tan divertido como esperaba- reconocí moviendo mi espada tirando la suya- ¿Nadie te dijo que eres muy lento? - sin esperar le pegue una patada tirándolo al piso, él estiro su brazo tratando de alcanzar su espada, pero le pise la mano. Colocando mi espada en su cuello, mire a mi señor.

- Está esperando tu decisión- advirtió Caos al emperador, que me miro sorprendido como todos allí.

- Amo, ¿Qué hago? - inquirí mirándolo. El emperador no dijo nada, pero mi amo sí.

- Mátalo- sin más baje la mirada al gladiador.

- Adiós- lo mire a los ojos y clave mi espada en la garganta de mi oponente. Cuando murió, retire la espada.

- Sal de ahí...- sin perder tiempo obedecí.

Cuando estaba en la puerta mi señor me encontró, con una seña me ordeno que lo siguiera; comenzó a caminar rápido.

- Podría esperarme, me duele la pierna- me queje él se detuvo, volteando a mirarme con desaprobación.

- Te pasa por estar jugando- me regaño.

- Pensé que querías un espectáculo- me justifiqué mientras seguíamos caminando más lento.

- Quería que lo mataras- aclaro y yo sonreí.

- Y lo hice ¿Por qué estás tan molesto entonces? - inquirí confundida.

- Prometí que nadie te lastimaría- recordó sin mirarme.

- Amo...- empecé divertida- pasamos eso hace tiempo, además mi ego no está herido lo que significa que estoy bien.

- Tu pierna no está bien...

- Es algo superficial, solo estaba jugando- explique.

- No deberías jugar con esto.

- Lo siento, pero eso lo aprendí de ti... pero si lo deseas dejare de jugar cuando deba matar a alguien- accedí.

- Vamos a casa- ordeno, a lo que yo asentí, tomo mi mano para fundirnos en la oscuridad y aparecer en la sala de tronos- Daiana ve a descansar- yo asentí, haciendo una reverencia antes de salir, pero cuando cruce la puerta entro Calixta, la diosa del orden,  la cuarta hija de Coas y su favorita. Comencé a irme Cuando  ella hablo sobre mí y no pude evitar quedarme escuchando.

- ¿Qué sucedió? ¿Noalcanzó tus expectativas? - inquirió ella, Caos tardo unos segundos enresponder y cuando lo hizo fue soltando un suspiro previo

- Ella las sobrepaso, para ser exacto- la risa de Calixta llego a mis oídos y las palabras de mi señor me hicieron sonreír inconscientemente.

- ¿Cómo es eso?

- Lo mato sin pestañear, sin apartar la mirada, sin dudar, hasta jugo con él- explicó algo sorprendido.

- La entrenaste bien, es...

- Es una asesina en potencia- reconoció sin dejarla terminar.

- ¿Qué te preocupa entonces? – interrogo.

- No lo sé, solo me preocupo por ella- contesto- le prometí que nadie la lastimaría.

-Padre, ella ya no esesa niña, deberías saberlo ya. La pregunta ahora es ¿La vas a utilizar? –inquirió, un largo silencio se hizo presente antes de que él respondiera.

- Si, esta lista- afirmo, salí del pasillo hasta mi habitación cuando llegué me lancé a la cama pensando en lo que hablaba mi señor, "Usarme, ¿para qué Me necesita? Pensaba sin entender que estaba pasando, pero estaba demasiado cansada y sin previo aviso me quede dormida.

La campeona del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora