Mi pueblo, mi gente. Muerta, todo fue quemado, las mujeres violadas, las tierras vaciadas. Aún recuerdo los gritos, los llantos, el pánico, el miedo y el dolor que todos sentían, recuerdo lo que yo sentí en aquel momento.
Tardaron semanas en destruirlo todo, ellos mataron a todos, el fuego invadió todo, a todos. Ellos se fueron huyendo dejando las tierras en llamas, y a mí, sola, herida, rodeada de llamas, envuelta en ira y desesperación. Tenía miedo, sabía que iba a morir, sola sin poder hacer nada, sin luchar. Estaba por rendirme cuando lo escuche.
- ¿Quieres vivir? ¿Ser fuerte? - mire a la voz desde mi posición en el suelo, no contesté- Te puedo ayudar, salvar, hacerte poderosa- agrego.
- ¿A cambio de qué? - inquirí aun tirada en el piso.
- A cambio de ti, entrégame tus servicios- lo mire algo molesta, estaba a punto de negarme- no quiero tu cuerpo, al menos no de esa forma... te entrenare para que puedas matar a todo lo que se te cruce, nadie más te va a lastimar...
-¿Me lo prometes? ¿Me prometes que nadie más me lastimara? - interrogué.
- ¿Desobedecerás mis órdenes? - respondió con otra pregunta y debo admitir que odiaba eso.
- No- contesté- ¿Me lastimaras?
- No- se acero a mi extendiendo su mano yo la tome con seguridad.
- Acepto- entonces con su ayuda me pare y nos fuimos, para no volver.Un año, se podría decir que no fue un mal año, era mucho más fuerte, podía vencer lo que sea como él lo prometió. Era ágil y velos, podría incluso vencer a hombres mucho más grande y fuertes que yo; además me había vuelto muy observadora.
Pero ya debo presentarme y preséntalo, soy Daiana me gustaría decir mi edad, pero deje contar después de los 2000 años; pero mi apariencia no es de más de 20. Mi cabello es negro y largo casi a la cintura, soy delgada y de tez blanca, mis ojos rojos casi bordo. Él, es el Caos, dios primordial griego. Su cabello corto y negro con ojos a juego que me hipnotizaban cada vez que lo veía.
Recuerdo la tarde en que Caos me invito a una pelea allá por el siglo V a.c. en el coliseo de Roma. Según él quería que lo acompañara porque sus hijos no querían ir, pero no era la verdadera razón, él quería probarme; aunque no lo note en un primer momento.
Recuerdo las voces de todos gritando, la mirada de Caos cuando entre a la arena. Las ovacionar de las personas hacía el gladiador. Cuando llego el momento Comencé a luchar, pero simplemente evitando la espada de mi enemigo, era muy claro que yo no era muy buena o al menos era lo que dejaba ver; mi contrincante se burla de mí, al igual que los espectadores y el emperador.
- No esta lista, ni siquiera toma bien la espada- se burló el emperador.
- Tal vez cuando la encontré, pero ahora- se rio- ella solo está jugando- confeso Caos.
- ¿Cómo puedes estar seguro? – Inquirió divertido el emperador sin creer las palabras de mi señor, yo me reí.
- Deberías tener miedo- me recordó mi contrincante.
- ¿Por qué debería? Solo estoy jugando contigo- confirme.
- Deja de jugar- oí la voz de caos en mi cabeza- yo sonreí.
- ¿Qué es tan divertido? - exigió el gladiador.
- Tengo que acabar contigo, mi señor me está apurando- explique.
- ¿Cómo podrías hacer eso? tu espada no me ha tocado, ni siquiera has podido evitar todos mis ataques- se burló, le sonreí cuando él me ataco de nuevo, detuve su espada con gran agilidad, mire mi pierna sangrando, suspire aburrida.
- Esto no fue tan divertido como esperaba- reconocí moviendo mi espada tirando la suya- ¿Nadie te dijo que eres muy lento? - sin esperar le pegue una patada tirándolo al piso, él estiro su brazo tratando de alcanzar su espada, pero le pise la mano. Colocando mi espada en su cuello, mire a mi señor.
- Está esperando tu decisión- advirtió Caos al emperador, que me miro sorprendido como todos allí.
- Amo, ¿Qué hago? - inquirí mirándolo. El emperador no dijo nada, pero mi amo sí.
- Mátalo- sin más baje la mirada al gladiador.
- Adiós- lo mire a los ojos y clave mi espada en la garganta de mi oponente. Cuando murió, retire la espada.
- Sal de ahí...- sin perder tiempo obedecí.
Cuando estaba en la puerta mi señor me encontró, con una seña me ordeno que lo siguiera; comenzó a caminar rápido.
- Podría esperarme, me duele la pierna- me queje él se detuvo, volteando a mirarme con desaprobación.
- Te pasa por estar jugando- me regaño.
- Pensé que querías un espectáculo- me justifiqué mientras seguíamos caminando más lento.
- Quería que lo mataras- aclaro y yo sonreí.
- Y lo hice ¿Por qué estás tan molesto entonces? - inquirí confundida.
- Prometí que nadie te lastimaría- recordó sin mirarme.
- Amo...- empecé divertida- pasamos eso hace tiempo, además mi ego no está herido lo que significa que estoy bien.
- Tu pierna no está bien...
- Es algo superficial, solo estaba jugando- explique.
- No deberías jugar con esto.
- Lo siento, pero eso lo aprendí de ti... pero si lo deseas dejare de jugar cuando deba matar a alguien- accedí.
- Vamos a casa- ordeno, a lo que yo asentí, tomo mi mano para fundirnos en la oscuridad y aparecer en la sala de tronos- Daiana ve a descansar- yo asentí, haciendo una reverencia antes de salir, pero cuando cruce la puerta entro Calixta, la diosa del orden, la cuarta hija de Coas y su favorita. Comencé a irme Cuando ella hablo sobre mí y no pude evitar quedarme escuchando.
- ¿Qué sucedió? ¿Noalcanzó tus expectativas? - inquirió ella, Caos tardo unos segundos enresponder y cuando lo hizo fue soltando un suspiro previo
- Ella las sobrepaso, para ser exacto- la risa de Calixta llego a mis oídos y las palabras de mi señor me hicieron sonreír inconscientemente.
- ¿Cómo es eso?
- Lo mato sin pestañear, sin apartar la mirada, sin dudar, hasta jugo con él- explicó algo sorprendido.
- La entrenaste bien, es...
- Es una asesina en potencia- reconoció sin dejarla terminar.
- ¿Qué te preocupa entonces? – interrogo.
- No lo sé, solo me preocupo por ella- contesto- le prometí que nadie la lastimaría.
-Padre, ella ya no esesa niña, deberías saberlo ya. La pregunta ahora es ¿La vas a utilizar? –inquirió, un largo silencio se hizo presente antes de que él respondiera.
- Si, esta lista- afirmo, salí del pasillo hasta mi habitación cuando llegué me lancé a la cama pensando en lo que hablaba mi señor, "Usarme, ¿para qué Me necesita? Pensaba sin entender que estaba pasando, pero estaba demasiado cansada y sin previo aviso me quede dormida.
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La campeona del Caos
Fantasy"Las cadenas que se forjan tras una decisión son eternas y crean nuestro carácter" Soy Daiana la campeona del Caos, El me salvo y a cambio de mis servicios él me convirtió en una guerrera formidables. Allí comenzó nuestra larga historia.