Capítulo 14: Consejos

13 3 0
                                    

Una semana después Owen estaba listo así que todos están reunidos y cuando digo todos me refiero a los cinco dioses y los cinco campeones. Para ver si estaba listo y una vez que fue probado y se confirmó que estaba listo, Calixta estaba dispuesta a ceder sus poderes, pero la detuve recibiendo una mala mirada de su parte además de la de su hermano/ cómplice.
-¿Qué sucede Daiana?- inquirió Urano confundido.
-No creo que esté listo aun, creo que hace falta una prueba más, algo simple- solté restándole algo de importancia.
-¿Por qué?- inquirió confundido mi señor.
-Confía en mi- pedí- en su momento me confiaste el liderazgo de los campeones y así mismo los entrene, vi su progreso y como pasaban su prueba final...
-Daiana Él...- intento decir.
-Solo una prueba más...- él parecía confundido, me acerqué para susurro en su oído- que valla a la taberna de Eliseo y busque a Andrómeda...
-¿Para qué?- inquirió sin entender mucho.
-Quiero saber si puede conseguir información, que descubra su secreto más oscuro- expliqué, él se lo pensó y asintió.
-Muy bien...- yo sonreí tímidamente- llévatelo- ordenó, asentí con una reverencia antes de hacer que Owen y yo desapareciéramos.
-¿Por qué hiciste eso?- se quejó.
-Porque me importa una mierda si eres un campeón porque te acuestas con Tártaro. Yo doy la ordenes aquí... y me importa poco si él te protege o no, lo único importante es que funciones para el equipo- expliqué.
-Si es por eso, ya te lo demostré- sentenció.
-En un campo de batalla, no en un lugar donde tus gustos personales se interpongan en las necesidades de la misión.
-No entiendo que mierda esperas de mi- se quejó.
-Que madures y seas lo que necesito que seas, porque cuando Calixta te de sus poderes serás como yo- le grité un poco irritada, dejándolo un poco confundido.
-¿Cómo tú? ¿Qué me hace igual a ti?- quería sonar burlón pero lo único que logro fue mostrarse confundido, lo ignoré, entrando a la taberna seguida muy de cerca por Owen me senté en la barra y pedí un trago él me imitó, después de que la bebida llego y bebí un trago.
-¿Por qué eres igual a mí?- reflexioné riendo sin gracias- te contaré una historia.
-¿Una historia?- cada palabra que salía de mi boca lo confundía más.
-Sí, mi historia- hice una pausa y él no dijo nada- antes de conocer a Caos atacaron mi pueblo, lo destruyeron, mataron a mi familia y me destruyeron... pero nunca me mataron completamente... deseaba morir, pero también quería venganza y cuando Caos me encontró y me ofreció poder, me aferré a él para no caer... como tú lo has hecho con Tártaro.
-Pero yo...- me interrumpió.
-No interrumpas solo escucha...- suspiré- después de pasar la primera prueba tarde un par de días en dejar de sentir, pero no soportaba sus caricias, mi cuerpo se había acostumbrado al dolor, pero las carisias eran muy extrañas para mi...
-Te habían...- pero no lo deje terminar.
-Si, por eso me costó aceptarlo y cuando lo hice, aun me costaba que no fuera él...- suspiré recordando mis primeros años.
-Y cómo pudiste soportarlo ¿Lo superar?- indagó más interesado.
-Cada vez que me acuesto con alguien o que si quiera me tocan pienso en él- expliqué acabando mi bebida.
-¿Eso es un consejo?- inquirió y yo asentí- ¿Quieres qué lo hagas ahora?- volví a asentir.
-Es ella- señale sin mirar, después de asentir, él se lanzó en su búsqueda, pero lo volvía a detener.
-¿Qué sucede?- inquirió, y yo negué.
-No falles- advertí, para volver a mi bebida, y él fue a hacer su trabajo.

Un par de horas después cuando yo había ya bebido demasiado, a tal punto que me había puesto a hacer apuestas con un par de hombres que estaban allí. Aun que era más por aburrimiento,  Owen llego mire a mi oponente y sonreí coquetamente.
-¿Terminaste?- indagué, él asintió- dime entonces- ordené, él se acercó a mí para susurrar en mi oído.
-Estaba casada, lo mato y a su hijo, ahora es prostituta y le encanta- comentó, yo asentí.
-Perfecto- sonreí sin mirarlo- hagamos una apuesta final ¿Quieres?
-Deseas perder todo tu dinero niña- se burló mi oponente, le solté una sonrisa falsa.
-Estas muerto- le aseguró Owen, pero él no lo escucho.
-Me ganaste quinientas monedas, si ganas te daré seiscientas, si yo gano me darás tu seiscientas monedas- expliqué.
-Muy bien- aprobó, yo sonreí, dos segundos después había ganado- me engañaste...
-¿Por qué?- indagué- nunca dije nada... dame mi dinero.
-No lo haré- aseguré, suspire frustrada.
-No quiero armar una pelea, pero lo haré si no me das mi dinero- advertí seriamente; miré a Owen en forma de orden haciéndolo suspirar cansado. Dos segundos antes de que aquel hombre intentara golpearme, pero Owen lo detuvo sin esfuerzo.
-Yo que tu no lo haría- le advirtió.
-Gracias- le dije como una niña pequeña y asustada.
-Ya- me regaño- deja de jugar quiero bañarme- se quejó.
-Consigue mi dinero y nos iremos- le aseguré.
-Puedes hacerlo tú misma- aseguró con un bufido antes de soltar al hombre- y mejor hazlo rápido- le hice un puchero, pero él me ignoro mi contrincante aprovecho que estaba "desconcentrada" para atacarme, aunque lo esquive rápidamente causando que perdiera el equilibrio cayendo al suelo trato de pararse, pero coloque mi pie sobre su pecho poniendo un poco depresión para inmovilizarlo, después de eso me puse sería, aunque mi atención estaba completamente fija en Owen el cual me miraba aburrido.
-En primer lugar, eres aburrido- sentencié- y en segundo creí ser muy clara en que yo soy quien da las ordenes y no al revés.
-Una niña no da órdenes a nadie- dijo el idiota que estaba bajo mi pie tratando de liberarse.
-Yo que tú no la pondría de mal humor- le advirtió Owen sin apartar la mirada de mi- los dioses nos esperan ¿Qué quieres hacer?- inquirió cansado.
-Toma mi dinero y nos vamos, a Caos no le agrada esperar- él asintió tomo la bolsa con dinero del cinturón del sujeto y comenzamos a irnos, pero el hombre no estaba contento así que intento clavarme una daga que esquive fácilmente- no es de buena educación atacar a una dama por la espalda- acusé.
-Dame mi dinero...- amenazó con su arma.
-En primer lugar, lo gane justamente y en segundo, las dagas son armas de mujeres... y si me disculpas hay alguien esperándome y a él no le gusta esperar.
-No me importa niña- comenzó antes de volver a atacarme, detuve rápidamente su ataque cazando su mano para que tirara la daga, después colocar su brazo en su espalda.
-Discúlpate o no lograras ver otro amanecer...
-No me disculpare con una ladrona como tú- se quejó.
-Estas muerto- confesó Owen rodando los ojos.
-Caos me castigara...- pensé en voz alta.
-No lo dudes ni por un segundo.
-Qué más da puedes alcanzarme la daga por favor- pedí con cortesía.
-No puedo creer que lo estés pidiendo bien- confesó  entregándome la daga recibiendo una mirada mala de mi parte.
-No presiones, o los huesos que se romperán serán los tuyos- le respondí con una sonrisa sádica.
-Muy bien lo entiendo, sin comentarios- él alzo los brazos y yo coloque al hombre frente a mí para cortar su garganta de un solo movimiento, llenando mi cuerpo de sangre- ¿Listo? ¿Nos vamos?
-Si, ya nos vamos- le aseguré tomando sus manos para regresar al castillo donde todos nos estaban esperando.
-Veo sangre, eso no es bueno...- entro en crisis Liana.
-Tranquila no exageres, él está vivo no vez- dije de mala manera señalando a Owen- no se preocupen todo salió bien.
-¿Seguros?- indagó Calixta mirándonos como si buscaba algo mal.
-Todo iba bien, pero un hombre no le quiso entregar el dinero el cual ella le gano.
-¿Apostaste?- pregunto Caos molesto.
-No creo que sea el momento para esta conversación, porque no volvemos a lo que estábamos antes de que interrumpirá pedí.
-Calixta continua, Daiana camina...- ordenó Caos yo asentí, antes de obedecer.

La campeona del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora